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Boxeador Antonio Barrul se vio involucrado en una pelea en un cine de España, derribando a un agresor. El video se viralizó y generó preocupaciones por su carrera.
El boxeador español Antonio Barrul se encontraba en una sala de cine en el municipio de León (España), listo para disfrutar de la nueva película de Garfield, cuando notó que algo no estaba bien, según se aprecia en las imágenes del video. Unos metros más adelante, en las primeras filas, un sujeto gritaba y parecía insultar a su pareja.
Según relatos de los testigos presentes, la situación se prolongó durante varios minutos, causando un momento incómodo, especialmente entre los niños que asistían.
A pesar de los intentos de los presentes por calmar al hombre, este no cedía, al contrario, se exaltaba aún más. Fue entonces cuando Barrul intervino para separarlos, lo que lo enfureció más.
“Perra”, le gritó mientras desafiaba al boxeador a pelear. “Baja, perra”. A pesar de que el boxeador se negaba y le respondía desde la distancia, sabía que involucrarse en una pelea en ese lugar, donde seguramente estarían siendo grabados, podría acarrear problemas para su carrera.
“Yo también estoy aquí con mis niños, maricón de mierda, me cago en todos tus muertos”, se escucha al individuo gritar desde abajo en la grabación de un espectador.
Después de eso, Barrul se aproximó al agresor y en cuestión de segundos lo derribó a golpes. Luego, se alejó y regresó junto a su familia. Expresó disculpas, lamentó lo sucedido y la mayoría de las personas en la sala comprendieron la situación y lo respaldaron.
Aunque en sus redes sociales recibe felicitaciones por su valentía, verse envuelto en una pelea fuera del ring, dada su condición de boxeador profesional, podría traerle problemas. Su principal preocupación ahora es el video viral que está circulando.
A mi, si me preguntan:
Cine en el cine.
— Elopi🍍 (@elopi23) May 5, 2024
Antonio Barrul se disculpó con los presentes, reconociendo que ese no era, sin duda, el lugar ni el momento adecuado y trató de explicarles a su manera que no podía quedarse de brazos cruzados.
