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En medio oriente creen que Powell no convenció, pero que la guerra va igual

"La suerte está echada. Para qué seguir con más evidencias en shows mediáticos si a la guerra no la para nadie; para qué Naciones Unidas se presta a colaborar en una ruta donde la guerra es inevitable. El único que puede torcer la historia es el secretario general con los países con poder de veto opuestos a la guerra", apuntaba ayer un periódico en árabe en su editorial.


La esperada exposición del secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad ya es historia, aunque aún conserva un elemento de frescura porque vienen las evaluaciones. La puesta en escena tuvo una cobertura mediática excepcional para una sesión del Consejo, que generalmente son a puertas cerradas. Esta sobrepasó en audiencia a la anterior del 27 de enero, cuando se entregaron los informes de los inspectores.



La próxima reunión del Consejo de Seguridad es el 14 de febrero. Se deberían adoptar decisiones relativamente definitivas, por lo menos en las dos vías propuestas. La continuación del proceso de inspección – hoy asumida por Francia , China y Rusia; o la solución militar de atacar a Irak y darle el golpe a Saddam Hussein con todas sus implicancias.



La reacciones de los periodicos árabes en árabe de ayer remarcaban que EEUU estaba haciendo los preparativos para la guerra y que ésta se veía cada vez más inevitable. No ocultan que aunque Powell no haya convencido a nadie, la guerra se ve imparable hoy como se veía en octubre, antes de la resolución 1441 que exige el desarme de Irak.



En lenguas occidentales los periódicos eran más esperanzadores. Apuntaron a las debilidades del informe, por ejemplo, "la imposibilidad de comprobar en un marco legal serio las grabaciones y las fotos satelitales". Menos le asignaron validez a los contactos con la red Al Qaeda. Intentaban así sugerir que podía haber luz al final de un túnel largo y muy oscuro. El proceso mediático en marcha para que haya guerra sí o sí lo ocultan.



El pulso ciudadano en la zona



En la zonas fronterizas con Irak se percibe en la gente y sobre todo en los jóvenes una fatiga con el tema. Varios de los entrevistados por El Mostrador.cl ni siquiera estaban preocupados de ver la cobertura televisiva que apareció en la mayoría de los países de la región del Consejo de Seguridad de la ONU.



El diario vivir consume las energías y el tiempo, como en cualquier ciudad. Si es rural el problema es el agua y el abasteciminetoy las distancias enormes en medio del desierto. Las personas están sobrepasadas por guerras, bombardeos y explosiones.



Un país como El Líbano, que hasta hace muy poco tiempo vivía como se vive en los territorios palestinos ocupados, sencillamente no quiere una guerra en la región. Nadie gana económicamente y en el plano social es un derrumbe del progreso conquistado en paz.



Una historiadora libanesa del departamento de Estudios del Medio Oriente de la Universidad Americana de Beirut, una de las más antiguas instituciones académicas de la región, dijo a este medio que la insistencia occidental por intervenir en la región va más allá del petróleo. "Son cientos de razones que terminan en el expandir el ethos cultural occidental. Occidente no acepta la diversidad definitivamente, y la globalizacion debe seguir un solo curso, no hay ida y vuelta".



Existe en la región de los países árabes un resentimiento profundo palpable hacia Estados Unidos con matices e intensidades diferentes en cada lugar. Esa sobreprotección hacia el estado de Israel y su libertad para tener capacidad nuclear, y la prohibición para el resto de los países, es una herida tan fuerte como la de Palestina.



En este sentido, por mucho que la figura de Saddam Hussein no genere simpatías en los países vecinos, la prensa de países como Siria, Egipto, Jordania, Arabia Saudita y El Líbano, está abiertamente en contra de un desarme de Irak por la vía militar.



La inteligencia fatigada



La de Powell fue una recopilacion de hechos ya divulgados colocados en un discurso muy político que podía haber hecho el propio George Bush. La pregunta que todos se hacían es ¿por qué no se compartió esa información antes?, ¿o es que la aceleración del trabajo de inteligencia coincidió con el proceso de inspección? Los irakíes parecen tener razón cuando pensaban que en el trabajo de inspección había también algo de inteligencia.



Pero aún para los que están en contra de la intervención militar mientras no se agoten los otros medios el secretario Powell generó simpatía. Es el personaje más equilibrado del equipo republicano que asumió el poder con Bush. Mas aún, Powell -no teniendo el carisma encandilante que empaña también la sustancia del que lo porta- se ve confiable, creíble. La prensa de la región reconoce abiertamente que Powell es el más confiable del grupo que pregona la intervención militar.



Al encargado de la diplomacia estadounidense, quizás el personaje más cercano a las obras de Brecht y Shakespeare, se le entregó -en una pieza que apenas comienza- la tarea de convencer a una temporal y leve mayoría de escépticos del Consejo de Seguridad que la solución militar es la aternativa más viable para desarmar al Irak.



Fue una presentación estoica. El armado estaba técnicamente bien hecho y había mucho mensaje y contexto, pero Powell no tuvo el punch decisivo, porque dentro de la claridad y la convicción, en la sustancia no entregó un volumen de antecedentes esencialmente nuevos y contundentes como para generar el impacto que su jefe y los otros asesores esperaban.



Un horizonte marcado por la guerra



A más de 24 horas del informe el gobierno de Irak ha respondido con vehemencia, pues se sabe acorralado y sólo confía en su propia fuerza y en el milagro que surja en algún cuartel como Francia, China y Rusia, los países del Consejo de Seguridad que tienen poder de veto y que están en contra de la guerra.



Los países árabes cuentan menos y quieren pasarle la cuenta a Saddam.



En medio de todo está la gente de Irak, que mantiene un fuerte nacionalismo. Dos hombres de negocios irakíes que le facilitaron a este medio un teléfono celular comentaron que la salida de Hussein es buena políticamente, pero no están tan seguros de si es un buen negocio para Irak, porque creen que las multinacionales acabarán con los empresarios locales.



Evaluadores de la presentación de Powell -un panel digno de escuchar fue el montado por la BBC radial de Londres- señalaron que sencillamente los datos que exhibió al mundo fueron insuficientes para lo que está en juego. ¿Convenció a los escépticos en contra de la intervención armada pronta? ¿Le dio bases más sólidas a los adherentes a la intervención en Irak? Las respuestas serán la base de un intenso período de negociaciones donde se hablará de la renuncia de Saddam con exilio dorado incluido.



También se habla de eventuales ofertas de todo tipo a los países miembros del Consejo de Seguridad, algunas monetarias con liquidez sobre la mesa para pagar deudas externas, participar en la repartición del petróleo y visibilidad internacional.



Naciones Unidas, sin embargo, no irá en la saga. Es un organismo que se ve desvencijado, casi obsoleto en términos de ayuda humanitaria y muy desfinanciado. Para la ONU el "resurgimiento" sería una guerra rápida con muchos fondos o del petróleo Irakí o directamente con dineros de la Alianza anglo-norteamericana.



El resto de los países de la alianza están para pedir y poco para aportar, y los otros miembros del Consejo sin poder de veto, con algunas excepciones, viven una precariedad no tan lejana a la de Irak, sólo que no tienen su petróleo, y no están con un Saddam Hussain, por ahora.



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