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Longueira y Ominami: ofertas económicas para el próximo gobierno

Más de cien empresarios reunidos en el Hotel Crowne Plaza oyeron a los operadores políticos de la Concertación y de la Alianza por Chile hacer sus compromisos para el próximo periodo de gobierno. Uno dijo que no habría más hostigamientos a los hombres de negocios, otro ofreció incentivos a la producción. La sesión no estuvo exenta de asperezas.


Nuevamente el presidente de la UDI, Pablo Longueira, y el senador socialista Carlos Ominami tuvieron la oportunidad de enfrentarse en un duro debate político, en que expusieron ante cerca de un centenar de empresarios sus disímiles posiciones respecto de la política y la economía. En la oportunidad, el titular gremialista asumió un compromiso con el sector, asegurando que en un eventual gobierno de Joaquín Lavín la economía chilena crecerá a un seis por ciento, porque "no vamos a tener que perseguir a los empresarios".



Esta vez fue la Asociación de Exportadores de Manufacturas (Asexma), encabezada por el empresario Roberto Fantuzzi, la que le dio la oportunidad a los parlamentarios para confrontar sus ideas respecto a la ingerencia de la política en el ámbito económico, en el seminario "Hemisferio Izquierdo y/o Derecho, Factor Político de la Economía".



En la ocasión el dirigente gremialista hizo una enérgica crítica a las políticas oficialistas en materia económica, señalando que "aquí está la gente que emprende, que trabaja, la gente que genera riqueza. Ustedes son los perseguidos en Chile. Esa es la verdad, eso es lo que siente el pequeño y mediano empresario del país".



No conforme con ello, Pablo Longueira le quitó responsabilidad al empresariado en las desigualdades económicas que enfrenta actualmente el país, atribuyéndosela a las "malas políticas públicas" implementadas en Chile antes del régimen militar y basadas en una economía cerrada. El dirigente opositor defendió así los logros del régimen de Pinochet, pero también le echó en cara a los gobiernos de la Concertación el haber usufructuado de la apertura económica impuesta en ese período, destacando que si bien al oficialismo no le agrada exhibir sus logros en esta área es porque con ello avalan el modelo, lo que a su juicio constituye la "tranca intelectual" del sector.



En la réplica, Ominami precisó que la integración al mundo, lo que la Concertación está concretando a través de los tratados de libre comercio suscritos con economías como la europea y estadounidense, no es privativo de la derecha, sino que es un tema país, propio del mundo contemporáneo y que por lo tanto las reformas económicas iniciadas bajo el régimen militar eran inevitables.



"Que haya sido un régimen militar el que haya emprendido las reformas, eso es una realidad que no se puede desmentir. Pero lo digo de la misma manera, otro gobierno habría tenido que emprender el mismo tipo de reformas, eso era inevitable. Había que reformar la economía, no podíamos seguir dependiendo de nuestro estrecho mercado interno", afirmó el senador socialista.



Así, el parlamentario oficialista no se dejó amilanar, pese a los embates de Longueira, asegurando que en la Concertación "tenemos mucho orgullo de las cosas que hemos hecho. Tenemos ideas para continuar gobernando Chile, creo que tenemos mejores ideas (que la derecha)". En su opinión, para que la economía recupere niveles de crecimiento similares a los de mediados de la década del 90 es necesario cambiar la fórmula utilizada hasta ahora, buscando instrumentos que permitan incentivar nuevos sectores productivos.



Pero, además, el senador oficialista hizo una férrea defensa de las políticas del gobierno en materia tributaria. Para Ominami es necesario que el Estado aumente lo que llamó su "base tributaria" para hacerse cargo de una serie de beneficios sociales que favorecen a los sectores más desposeídos, como las pensiones asistenciales, la salud y educación públicas, pero también para acceder a mejorías en ámbitos como el de la seguridad ciudadana. Por lo demás, recalcó que ésta es una característica de los países desarrollados, lo que no implica coartar las posibilidades de desarrollo, sino por el contrario significa "tener un proyecto de país".

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