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El discreto guiño de Lagos para debilitar la Red Hamlet en Cancillería

El hecho, que bien podría ser visto como una mera resolución administrativa, tiene también otras lecturas, ya que el reemplazante »fijo» era el actual embajador de Chile en Nueva Zelanda, Carlos Appellgren, precisamente el mismo que fue denunciado por el alcande de Providencia y ex DINA, Cristián Labbé, de haberse pasado a la Concertación sólo en 1990.


Un discreto guiño contra la red Hamlet en la Cancillería realizó el Presidente de la República, Ricardo Lagos, la semana pasada, luego que confirmara en su puesto al PPD Eduardo Araya como jefe de la Dirección General de Ceremonial y Protocolo. El hecho, que bien podría ser visto como una mera resolución administrativa al interior del organismo de gobierno, tiene también otras lecturas, ya que el reemplazante "fijo" era el actual embajador de Chile en Nueva Zelanda, Carlos Appelgren.



El tema se ha manejado con sigilo en la Cancillería, dijeron fuentes de la entidad, sobre todo porque Araya, quien se encuentra ahora en Washington en gestiones de su cargo, tenía ya concedido un agreement (permiso) de Uruguay, donde ahora el encargado de negocios es quien está a la cabeza de la representación.



Pero este "renombramiento" de Araya, como lo definió irónicamente una alta fuente de la Cancillería, no se produjo porque sí. Hubo detrás dos hechos que gatillaron que Appelgren quedara fuera de carrera para el puesto. El primero, los constantes comentarios de que pese a su militancia DC, había apoyado y mantenido relaciones cuestionables durante el régimen militar y que se había virtualmente convertido a última hora a la Concertación. Y el segundo, el adelanto del nuevo libro del alcalde de Providencia, Cristián Labbe («Pinochet en persona, recuerdos con historia») donde valida este criterio.



Lo que llamó la atención



Algunos fragmentos del libro, cuyo adelanto hizo La Tercera hace cerca de un mes y medio, causaron cierto ruido en la Cancillería y que en definitiva, de acuerdo a las fuentes, derivaron en que Appelgren no llegara al preciado puesto de quien tiene el manejo de la agenda internacional de Lagos.



Estos son algunos de sus polémicos párrafos:



«El día del plebiscito me encontraba en Washington. Nos habíamos puesto de acuerdo algunos amigos de encontrarnos temprano en la embajada. El embajador, Hernán Felipe Errázuriz, había hecho provisión de vituallas porque sería una jornada larga. Incluso se previó cómo celebrar el triunfo y la estrategia frente a las autoridades de EEUU, que, suponíamos, pondrían en duda si el «Sí» ganaba».



«Había hecho amistad en EEUU con el consejero Carlos Appelgren. Ese día salí con Carlos a almorzar a un restaurante cercano a la embajada. Necesitaba un whisky para calmar los nervios. Llegamos al local con Carlos, que solía decirme ‘mi comandante Cristián'».



«No te preocupes, Cristián -me decía- creo que vamos a ganar (subrayo el «vamos»). Es difícil que perdamos teniendo la maquinaria oficial. Lo importante es controlar la situación después de los resultados. Estos gringos se la van a jugar por entero para que Pinochet caiga».



"Al llegar a la embajada se respiraba la derrota. Había cerrado un gran porcentaje de mesas y la Concertación proclamaba su victoria. Me reuní con Errázuriz en su oficina y después de un par de comentarios nada optimistas me pidió que llamara a mis contactos en La Moneda. Fue inútil, nadie contestaba los teléfonos».



«Salí de nuevo a la sala de reuniones y me encontré con mi amigo Carlos, que conversaba con otro diplomático. Muy serio, me dijo: Puchas que lo lamento, perdiste, el gobierno perdió el plebiscito (subrayo el «perdiste»). Yo, el gobierno y Pinochet habíamos perdido. El no. Appellgren ya se había cambiado de bando. Estaba entre los ganadores».



Un poco de historia



La llamada Red Hamlet apareció en junio de 2002, cuando el diario La Nación publicó un e-mail enviado por el ex cónsul en Sidney, Jorge Canelas, al ministro consejero en Perú, Pedro Suckel, en septiembre de 2000. En el mensaje se criticaba la política hacia Bolivia. Luego apareció otro donde se llamaba a rearticular dentro de la Cancillería el apoyo a Lavín.



Debido a esta situación, la cartera nombró como investigador de un sumario interno a Waldo Sáenz, quien trabajó en calidad de actuario del actual subsecretario, Cristián Barros, cuando a éste le correspondió investigar las responsabilidades administrativas de los funcionarios diplomáticos de la embajada de Uruguay en 1993, en el caso Berríos.



A poco andar y luego de haber investigado y profundizado en una red de apoyo interno a Lavín en las representaciones diplomáticas chilenas en el exterior, Sáenz fue sacado de su cargo, tras el envío de un oficio al presidenciable de la derecha, debido al "tono" de sus preguntas.



Sáenz, entonces, decidió presentar un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Santiago, el cual fue declarado inadmisible.



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