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Una elección donde se juega mucho, con poco o nada de debate sustantivo

El objetivo central de los republicanos en esta justa electoral no es justificar el modus operandi en Irak o la expansión hacia el Oriente; es el desmantelamiento de toda noción de Estado de Bienestar o cualquier cosa que remotamente se le acerque.


El engorroso sistema electoral de los Estados Unidos que probó su ficha de alta inseguridad en el fraude detectado en la elección pasada es el que está provocando una marcada dualidad de intereses sin precedentes. En EEUU para elegir un Presidente en el fondo hay dos elecciones: una pasa por el voto popular tipificado como el sufragio simple y directo. El otro es el del voto que es escrutado por un Colegio Electoral donde cada estado tiene su propia capacidad de elegir. Que un candidato a Presidente sea finalmente elegido dependerá, así, de la cantidad de votos electorales, cuyo mínimo es de 270. En una revisión de prensa estadounidense, la reforma a este sistema de votación aparece como una prioridad.



Lo cierto es que al final es mucho más que la nueva estrategia de seguridad y aprobar o rechazar los errores cometidos en Irak lo que está en juego en la próxima elección. Lo que pareciera estar en disputa es la misma estructura de base donde se apoya el american way of life en el siglo 21.



El neo-conservadurismo, asentado en el Partido Republicano que apoya hoy al Presidente George W. Bush, tiene en esta elección su gran oportunidad de consolidar una estrategia de control total que hasta el momento ha debido enfrentar una serie de obstáculos.



Para la estrategia del neoconservadurismo, cimentada en los años 70 y 80, las presidencias de Reagan y Bush padre y los dos períodos de Bill Clinton, significaron en el contexto de esta estrategia dos décadas perdidas. Con Bush hijo, los neo-conservadores tienen la primera oportunidad real desde la guerra de Viet Nam para establecer una verdadera revolución conservadora.



Según un memorando preparado por el juez Lewis F. Powell Jr., del 23 de agosto de 1971 (mencionado por David Remnick en una entrevista a Al Gore), "la economía de los EEUU está siendo atacada en todos los flancos por izquierdistas apoyados financieramente que dominan en los medios, en la academia, y en sectores de la política." El memo describe una "batalla por la supervivencia del sistema de libre empresa" y llama a una actitud «menos vacilante y más agresiva en todos los frentes". El memo fue solicitado por la Cámara de Comercio de los EEUU y distribuido en forma confidencial a los principales lideres de la época.



El fondo de la revolución consistía en erradicar la estructura del Estado de Bienestar montada durante los tres períodos de Franklin Delano Roosevelt, de 1933 a 1945. Esta estructura había posibilitado un sistema de seguridad social que permitía cuidados de salud a casi toda la población. Con el tiempo el sistema se fue desmantelando y hoy existen 45 millones de estadounidenses en riesgo de quedar sin un peso de por vida si caen bajo una enfermedad crónica o catastrófica.



"Esta gallina que da huevos (refiriéndose a la administración Bush) la inventaron ellos -los republicanos- y por ningún motivo van a dejar que se les escape. Han existido períodos con gobiernos demócratas, que son demasiado para los neo-conservadores, que desean quedarse por varias décadas con el sillón principal" dice Bob Zuban, un analista de New Jersey que colabora con El Mostrador.cl.



Donde todo cuenta y nada es despreciable



Así como John Mc Cain, un ex postulante a la presidencia por el Partido Republicano, vaticina una larga noche electoral y no anticipa un ganador, nadie se atreve a dar pronósticos. Sin embargo, el sello de esta elección es la alta representatividad y segmentación de los diversos grupos de interés.



Nunca antes una elección se había planteado en una situación donde cualquier segmento de la población tiene especial relevancia, y donde se expresa la diversidad de elementos que conforman los grupos de presión y los lobbies. No se sabe si es por un genuino interés por la política y por lo que está en juego, o es por la danza de miles de millones de dólares que circulan y que permite que estos grupos se aprovechen de este clima.



Los analistas esta vez apuestan a una serie de factores que podrían inclinar la balanza. Hoy día en esta elección todo grupo o estamento tiene su peso determinante, dado lo estrecho del margen entre los dos candidatos, según las encuestas. Desde la industria cinematográfica de Hollywood, pasando por la sociedad de científicos, hasta el grupo de militares activos o retirados que rechazan la política de confrontación y que fueron adoctrinados en la época de la contención. Todos tienen un peso específico mayor que antes y sumados o restados pueden alterar la balanza.



Ahora se suman también los periódicos que nunca antes habían estado tan explícitos en apoyar a determinado candidato. Howard Robinson, en The Guardian, informa que 37 periódicos que apoyaban a Bush en 2000, ahora apoyan a Kerry. El panorama de los medios más leídos en los EEUU, que suman poco más de 30 millones de lectores, marca una significativa mayoría a favor de Kerry con 142 periódicos contra los 123 que apoyan a Bush.



The Orlando Sentinel, que venía entregando su apoyo a los republicanos desde 1968, optó por Kerry. Expresó en una reciente editorial: "El presidente ha estado muy lejos de satisfacer nuestras expectativas".



El voto afroamericano



Un analista demócrata, P. Shelton, señala, por su parte, que el voto afroamericano es crucial en esta elección. Los demócratas han ganado apenas una elección sin el voto afroamericano desde la Segunda Guerra Mundial y fue en 1964. El voto afroamericano representa más del 10 % de los votos en cinco de los diez estados cruciales.



Un sondeo llevado a cabo por el Joint Centre for Political and Economic Studies muestra que mientras la población afroamericana tiene una pésima opinión de Bush, todavía Kerry no entusiasma a este sector. En el 2000, Gore obtuvo 80 % del voto afroamericano, mientras que Bush logró el 9 %. Los sondeos señalan que Kerry atrae a 68% del voto afroamericano y que Bush en las preferencias dobla los 9 % de la elección anterior. Kerry no es Bush pero tampoco es Clinton.



En esa ambivalencia está el factor Irak puesto que se observa a mucha población afroamericana en el frente. Son todos factores que no estaban en la anterior elección. Aunque Kerry debería superar con creces el 80% de voto afroamericano que obtuvo Al Gore el 2000.



Elegir al más macho



Esta elección en "tiempos de guerra" ha sido un retroceso en el aspecto temático y el espectáculo, a medida que se acerca el 2 de noviembre, está centrado en torno a quien aparece más macho que el otro. Un periodista de The Guardian (Robinson) que cubre el itinerario de los candidatos los retrata así: "Bush es siempre fotografiado en tenidas de guerra o de indumentaria ‘dura’; Kerry parece una prolongación de la propaganda de la marca GAP". Claro, nunca antes se había visto tanta tenida militar en campañas presidenciales, ni en los tiempos de Viet Nam, o la guerra de las Coreas.



Según Paul Krugman, del The New York Times, si la población elige a Bush estará decidiendo por una administración que se ha caracterizado por el "cover up", o la operación encubierta. Maureen Dowd, del mismo periódico, que ha seguido los pasos de la presente administración desde Washington, señala que si bien Kerry puede ser acusado por Dick Cheney de estar incapacitado para cazar animales de monta mayor, aludiendo a su crítica respecto a las decisiones sobre Irak, "cuando Cheney va de caza, la Constitución de los EEUU está en peligro."



Ha sido una elección plena de machismo electoral donde se privilegia quién es más duro y más macho, y no las virtudes de estadista. Por cierto, es una elección sometida a una alta distorsión por los asuntos de Irak, y mientras se acercaba la fecha de la elección ese discurso machista ha crecido en volumen y contenido. Es la estrategia que más ha convenido a Bush y que ha perjudicado a Kerry . Según una analista (Dowd,) el Partido Demócrata ha fallado en llevar a Bush al territorio que más le conviene a Kerry, que es el de la reflexión y el análisis.



Por otra parte, Oliver Burkeman, de The Guardian, detectó que el discurso de Bush es simple y directo, mientras Kerry aparece como "un candidato de pliegues y complejidades."



En rigor, los grandes temas que se podrían estar jugando en esta elección se desmoronan por el simple acto de impactar al elector con el mensaje extraído del más profundo nicho de la publicidad y el marketing, como lo señala un publicista: "El arte de la publicidad consiste en poder separar al tonto de su dinero. Algunos estadounidenses piensan que el país podrá ser engañado otra vez".



Los miles de millones gastados en esta elección impactan, pero no calan profundo. Al final, los que se beneficiaron con el sistema de seguridad social amparado por el Estado, esperan que el desmantelamiento de cualquier trazo de seguridad social estatal sólo sea una pesadilla, y que realmente los neoconservadores sigan preocupados solo de Irak.



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