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Oficialismo valora gesto de Cheyre y pide reconocimiento de las otras ramas

En el mundo de la Concertación las palabras del general Juan Emilio Cheyre, donde reconoció una política institucional para violar los DDHH, fueron tomadas con entusiasmo, aunque inmediatamente comenzaron las críticas al resto de las FFAA y se pidió la salida de la presidenta del CDE, Clara Szczaranski.


El reconocimiento del comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, respecto a que las violaciones a los derechos humanos fue una política institucional, dejó atrás la teoría de los excesos, y realizó el "esperado gesto" que solicitaran por años los partidos políticos, en materia de admisión de responsabilidades, en vísperas de conocerse el informe de la Comisión de Tortura o Comisión Valech. Sin embargo, abrió varios frentes que ahora deberán resolverse.



El primero es que después del paso dado por el general Cheyre, las miradas del mundo político comienzan a apuntar al resto de las instituciones armadas, las que hasta el momento no han dado muestras de pensar hacerlo.



El segundo, es que tras el gesto de Cheyre, en el oficialismo y en las agrupaciones de derechos humanos las miradas convergen sobre Clara Szczaranski, quien en las últimas semanas ha insistido en que hay que mirar los procesos con "realidad", desacreditando así la figura del secuestro permanente.



Pero, sin duda, ayer las flores y los aplausos se los llevó el general Cheyre, pese a que no pocas voces aseguran que "más que un gesto fue ponerse el parche antes de la herida", pues en pocos días más se conocerá el contundente informe de la Comisión Valech, que establece en sus conclusiones que la tortura fue una política institucional de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas.



Incluso, pese a reconocer el "gesto" el presidente de la Cámara de Diputados, Pablo Lorenzini (DC), afirmó que si bien esto es un paso, Cheyre no admite claramente una responsabilidad mayor.



Salida de Szczaranski



La arremetida de Cheyre volvió a instalar en los partidos de la Concertación, las discrepancias con la presidenta del Consejo de Defensa del Estado (CDE), Clara Szczaranski. De hecho, ayer la directiva del PS dijo "no entender" qué seguía haciendo la personera en su cargo, al igual que la vicepresidenta del PPD y abogada de derechos humanos, Laura Soto.



Las discrepancias con Szczaranski se deben a que la presidenta del CDE planteó que en los procesos por secuestro calificado, los jueces debieran tratar de establecer el homicidio bajo la fundamentación que entrega la ley, sin necesidad de encontrar los cuerpos.



Esto abrió las críticas en el mundo de los derechos humanos y en los partidos de la Concertación, pues consideran que esto sólo significa impunidad.



Ayer, la diputada Laura Soto sostuvo que el documento del general Cheyre hacía reflexionar "sobre una cuestión que es fundamental de por qué otras instituciones del Estado han estado en una situación totalmente distinta, y me quiero referir con esto al Consejo de Defensa del Estado, que ha querido impunidad. En cambio el General Cheyre lo que está haciendo es despejar el camino en el tema de los derechos humanos".



El presidente del Partido Socialista, Gonzalo Martner, fue más duro en su diagnóstico y dijo no entender por qué "todavía se ve personas que, contrariando la grandeza que ha demostrado el Ejército, sigue en pequeñas maniobrillas; ahí incluyo a la señora Szczaranski, que no se por qué sigue todavía a cargo del Consejo de Defensa del Estado".



Las otras instituciones



Apenas conocido el documento del general Juan Emilio Cheyre, las miradas comenzaron a apuntar hacia el resto de las instituciones armadas, quienes hasta ahora no han hecho gestos de reconocimiento institucional con respecto a los atropellos y abusos cometidos.



El presidente de la comisión de derechos humanos del Senado, Jaime Naranjo, sostuvo que "espero que las demás ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden sigan el ejemplo del Ejército y, por tanto, con la misma valentía y decisión reconozcan sin ambigüedades las responsabilidades que les cupo como instituciones en los casos de violaciones a los Derechos Humanos".



Pero la petición de Naranjo fue más allá e incluyó a los uniformados en retiro, incluso a Pinochet. "Sería conveniente que las diversas organizaciones que agrupan a los oficiales y suboficiales en retiro de estas instituciones y el propio Pinochet acepten este reconocimiento y, por tanto, no procedan a descalificar las expresiones del General Cheyre".



Una posición similar tuvo la diputada Laura Soto, quien manifestó que el resto de las ramas de las Fuerzas Armadas van a tener que sumarse inevitablemente a una situación de esta naturaleza "y nosotros en particular, lo esperamos de la Armada de Chile. Hago un emplazamiento, como defensora de los Derechos Humanos, para que el comandante en Jefe de la Armada se explique con generosidad y con coraje también".



Arancibia: "Arrepentirme de qué"



Sin embargo, fue el ex comandante en jefe de la Armada y actual senador, Jorge Arancibia, quien contestó a estas peticiones. Además, negó en forma tajante que en su institución recibiera alguna instrucción que derivara en violaciones a los derechos humanos a las personas detenidas tras el golpe militar.



"En forma enfática, yo que en ese tiempo era capitán de corbeta, nunca recibí ni una orientación, ni un adoctrinamiento, ni una comunicación que me indujese a cometer algún acto que en el día de hoy me pudiera estar arrepintiendo", afirmó e insistió en que en la institución no hubo ninguna inducción a atentar contra los derechos humanos.



No obstante, Arancibia sostuvo que en la Armada "puede que haya habido» actitudes y acciones específicas, que se haya detenido gente y hubiera interrogatorios, asumiendo que en barcos de la Armada y en la misma Esmeralda se detuvo gente dadas las condiciones imperantes en la época.



Consultado sobre si había algún tipo de arrepentimiento, Arancibia dijo tajante: "Arrepentirse a título de qué, yo me arrepiento, mi querido amigo, de las faltas que he cometido yo, y lo quiero decir, yo me arrepiento y pido perdón por lo cometido por mí; yo me arrepiento y pido perdón por faltas cometidas por mi institución cuando ejercía el mando de la misma; o por errores cuando yo estaba mandado el buque. Esto de asumir responsabilidades que están fuera de mi entorno, fuera de mi contexto y mi tiempo, me parece que no tiene sentido".



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