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Critican ambigüedad y secretismo en compra de avión multipropósito

Expertos en defensa estiman que la forma en que se ha manejado la compra de la nave se asemeja mucho a lo que ocurrió con el satélite, al tiempo que consideran un error compatibilizar esta adquisición con los intereses militares. En ese sentido, creen que al Ejecutivo la ha faltado »liderazgo y autoridad» para decir con claridad que requiere una nave presidencial.


La idea del Gobierno de comprar un avión multipropósito, que sirva para los traslados de la Presidenta y que, además, sea tanquero, no convence a los analistas de defensa que, además critican el secretismo existente en las compras militares y la ambigüedad que ha existido en esta posible adquisición para la Fuerza Aérea.



Para Armen Kouyoumdjian, «la forma que se ha manejado la compra de la nave se parece mucho a la del satélite. Negociaciones secretas que, de repente, se tornan en asunto público, y causan un cambio radical en la «presentación» del proyecto. De avión presidencial se vuelve transporte multipropósito, tanquero etc…".



Descarta que se trate de una «lucha» entre la europea Airbus y la estadounidense Boeing, respaldado por los respectivos gobiernos ya que "los aviones usados generalmente no los venden los fabricantes, sino que unos «brokers» especializados en varios países que no son los del fabricante. Incluso, el «kit» VIP para transformarlo en avión presidencial, cuando fuera necesario, lo hace una empresa especializada sobre medida".



El analista dice que "es cierto que la FACH necesita aviones de transporte", pero no cree que "se necesite una excusa de avión presidencial para conseguirlos". Además, para Kouyoumdjian es "extraño el apresuramiento que hay en esa compra, cuando hace años que las tres ramas de las Fuerzas Armadas esperan la autorización de comprar helicópteros que se necesitan urgentemente".



Opina que el monto que se menciona -US$ 50 millones- y el tipo de avión considerado -Airbus 340 o Boeing 767-, más el kit VIP, "me hace pensar que se va comprar un avión bien usado, con el resultado que unos años más tarde, se va pensar en reemplazarlo nuevamente".



Recuerda que "los líderes de muchos países austeros (no necesariamente pobres) usan sin problemas vuelos comerciales para el traslado de los mandatarios y sus comitivas, o en casos especiales, fletan un avión entero de una aerolínea comercial, lo que sale más barato".



Falta liderazgo



José Higuera, de la comisión de Defensa del PPD, coincide en que "al gobierno le ha faltado liderazgo y autoridad para decir con claridad que se ha decidido a comprar un avión que será empleado en los traslados intercontinentales del Presidente de la República, y que el aparato también estará disponible para tareas de transporte logístico".



«Eso es primordial, porque es evidentemente que la inseguridad al momento de plantear esta decisión ha dado pie a que se introduzcan requerimientos para un avión cisterna, que nada tienen que ver con las necesidades a que responde esta compra", agrega.



Pero Higuera también subraya que "esta situación es una nueva revelación de la falta de transparencia que caracteriza a las autoridades políticas en lo referente a la gestión de los recursos destinados a la compra de equipamiento operado por las fuerzas armadas. Hace poco menos de un año vimos como la compra de un satélite de observación remota -que nuestro país realmente necesitaba y necesita, no sólo para fines de la defensa sino también para monitoreo del territorio nacional y el control y buen manejo de sus recursos naturales-, se vio frustrada por errores cometidos en la gestión del proyecto".



"El costo del satélite era similar a los US$ 50 millones que hoy se busca invertir en la compra del un avión presidencial, que es tan necesario como lo era la compra de un satélite de observación remota. En el caso del satélite, su compra se vio frustrada por los errores de una administración que quiso hacer la compra entre gallos y medianoche, sin debate ni discusión alguna, en la hora undécima de su periodo de gobierno. Eso se combinó luego con el apresuramiento de la administración que le sucedió, que se dejó llevar por la inercia del gobierno anterior y quiso proceder, también, sin informar ni a la opinión pública ni a sus representantes electos en el Congreso Nacional", sostiene.



A juicio de Higuera, "es imperativo que se introduzcan criterios y mecanismos de transparencia en lo referente a las adquisiciones destinadas a uso u operación por parte de las Fuerzas Armadas. Hace falta el registro de representantes y agentes de lobby, que el Ministerio de Defensa viene prometiendo desde hace varios años, pero que jamás se concreta".



«No es posible que se den situaciones en que personas que desarrollan actividades de lobby, a favor de ofertas de venta de equipo militar, sean al mismo tiempo miembros de un comité asesor del Ministro de Defensa en lo relativo a adquisiciones. Es necesario que los miembros del Congreso Nacional sean oportuna y cabalmente informados sobre los proyectos de compra, reconociendo y reforzando su competencia como fiscalizador respecto de la gestión y los actos del Estado", puntualiza.



Los errores del gobierno



Juan Pablo Rosso, en tanto, coincide en el sentido que hay ambigüedad en la compra del avión "multipropósito". A su juicio, "el gobierno está cometiendo dos errores: el de intentar compatibilizar los viajes presidenciales con las necesidades de transporte militar y el de no darle a éstas una solución más acorde a nuestra realidad".



Explica que "independiente de lo caro o barato que resulte reacondicionar permanentemente un avión para viajes presidenciales, por principios el transporte presidencial y el transporte militar deben manejarse en forma separada, porque sus requerimientos de tiempo y espacio son diferentes".



Ello debido a que "las contingencias que podrían exigir el despliegue rápido de aviones de combate, tropas o pertrechos van a ocurrir esté o no de viaje el Presidente. Por lo tanto, subordinar buena parte o toda nuestra capacidad de transporte estratégico o reaprovisionamiento aéreo al calendario de viajes presidenciales aumenta el riesgo de nuestra seguridad nacional, y disminuye nuestra credibilidad como socio militar. ¿Qué habría sucedido si el Presidente hubiese tenido que viajar a Europa al día siguiente de haberse aprobado el despligue rápido de tropas a Haití?".



La solución, según Rosso, es que "tomando en cuenta el tamaño de Chile, su ubicación geográfica y el hecho de que nuestra fuerza militar es una de defensa territorial y no expedicionaria, sería más conveniente contar con una flota más flexible de varios aviones C-130 Hércules o C-27 Spartan de transporte táctico y reaprovisionamiento aéreo, y arrendar aviones de transporte estratégico cuando sea necesario, como hacen varios países europeos, e incluso Estados Unidos. A menos que estemos pensando desplegar cazas o tropas constantemente fuera del continente, no vale la pena comprar uno o dos KC 135 ó 767 para transporte o reaprovisionamiento. Son desproporcionados a nuestras necesidades, la pérdida de uno sería un golpe muy fuerte y sólo pueden aterrizar en pistas largas y asfaltadas".



Lo ideal es que sea carguero



Otro especialista consultado por este medio cree que no deben existir problemas para que la nave sea un tanquero y avión presidencial al mismo tiempo, pero piensa que lo ideal sería que fuera carguero. En la primera opción, se pueden producir "límites operacionales , por ejemplo, si la Presidencia anda en un lugar lejano y la nave se requiere para un ejercicio". La segunda, en tanto, sería lo óptima siempre que haya otro tanquero para los A-37 y los F-5.



Opina que estos últimos van a estar operativos hasta el 2015 "porque se invirtió mucha plata en ellos y el sistema de los canastos se va a usar un buen tiempo". Agrega que "si se opta por un modelo europeo estos se encuentran apropiados al sistema de lancero y no al canasto que se usa en los F-5 y el A-37″.



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