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De la verdad oficial al comidillo: historia de una notificación problemática

Un caos momentáneo vivió ayer la recién estrenada Oficina de Comunicaciones del Poder Judicial. Interpretaciones jurídicas sobre el permiso del ministro Orlando Álvarez, que fue corregido por una »comisión de servicio» salpimentaron una mañana informativa que tuvo hasta conspiraciones momentáneas.


Murphy, el creador de la ley que dice que todo lo que no debe suceder, sucederá, debe de haber estado feliz en su tumba. Y esto porque la notificación del fallo que rechazó la extradición al ex Presidente Alberto Fujimori, tuvo de todo. Una es la versión oficial y la otra el comidillo entre periodistas y abogados.



Lo concreto es que el ministro Orlando Álvarez entregó muy temprano su decisión. Una copia llegó a la periodista Mónica González, quien funge como asesora externa del máximo tribunal, para dar el debido resguardo al documento mientras la notificación se llevaba a efecto, como una acción de respeto al imputado.



La decisión se llevó a efecto, salvo que, cuando el secretario de la Corte Suprema, Carlos Meneses, justo en momentos en que se dirigía a Chicureo, donde reside al ex Masndatario, junto al abogado de Fujimori Gabriel Zaliasnik quien conducía otro auto, recibió una llamada de la Presidencia del máximo tribunal para que se devolviera.



De allí en adelante el "comidillo" tuvo de todo. Desde que Mónica González había tratado de detener el conocimiento público del fallo debido a que era complicado para el gobierno y darlo a conocer al día siguiente, hasta que una vez que lo tuvo en sus manos llamó a La Moneda para informar. Pero esa no es la versión oficial que circuló en los pasillos.



La historia sigue con la "sorpresa" de Álvarez quien negó la solicitud peruana aduciendo que los hechos no están probados en el país vecino, y que los delitos configurados en Perú no existen en Chile, en términos generales.



Las sospechas entonces aumentaron, como también los rumores, sobre todo porque el informe emitido recientemente por la fiscal de la Suprema Mónica Maldonado otorgaba la extradición con sólidos argumentos sobre corrupción y crímenes de lesa humanidad imputados a Fujimori.



El destino, sin embargo le jugó en contra a la recién estrenada Oficina de Comunicaciones, ya que Álvarez estaba con permiso.



Ello implicaba que, como no estaba "legalmente" en funciones, se podría pedir la nulidad del fallo, por lo que rápidamente se arregló el problema y, al mismo tiempo, se modificó la integración de la sala donde meneses aparecía integrando y asumió el puesto la prosecretaria, Carola Herrera.



Luego llegaron los abogados Gabriel Zaliasnik y del Estado Peruano, Alfredo Etcheberry a conversar con el presidente de la Suprema, ya que las versiones circulantes habían llegado a sus oídos entregadas por los propios periodistas.



La molestia entre los reporteros crecía por el desorden de la Oficina de Comunicaciones y por el "tema administrativo" que había impedido el flujo normal de la información.



Incluso se llegó a especular que el gobierno había estado detrás del cambio de criterio del ministro Álvarez, cuestión que no dejó de ser una anécdota conspirativa, de esas que aparecen en momentos de crisis informativa.



A las 11 horas el jefe de la oficina de comunicaciones Cristián Fuenzalida rompió el silencio y contó la verdad: la extradición había sido rechazada.



Luego se arregló el problema de la integración y el permiso de Álvarez quedó convertido en lo que siempre debió ser: una comisión de servicio.



El hecho no dejó de ser un chascarro más, pero para quienes conocen al Poder Judicial de antaño, las dudas quedaron en el aire como un detalle más que agregar a la historia reciente.

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