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A 3.000 sube cifra oficial de muertos tras paso de ciclón en Bangladesh

Se estima que esta cifra podría aumentar considerablemente, ya que las autoridades siguen recibiendo reportes de víctimas en las zonas más aisladas. También estiman en siete millones el número de afectados. [Actualizada]


Aunque el recuento oficial de muertos tras el paso del ciclón «Sidr» por Bangladesh es hasta el momento de mas de 3.000, el secretario general de la Media Luna Roja, Abdur Rob, dijo este lunes que la cifra podría aumentar considerablemente, mientras que un delegado de la organización cuantificó en siete millones los afectados por ciclón.



Bangladesh hizo durante la presente jornada un llamado de ayuda a la comunidad internacional para las víctimas, que se encuentran en una desesperada situación por la falta de agua potable, comida y refugios, y ante el creciente temor a un brote de epidemias.



«Estamos haciendo todo cuanto podemos, pero la magnitud de la calamidad ha sido, sencillamente, demasiado grande», aseguró en un comunicado el ministro bengalí de Asuntos Exteriores, Iftekhar Ahmed Chowdhury, quien se mostró confiado en que el país recibirá asistencia internacional en una «hora de necesidad».



El «Sidr» («Ojo» en bengalí) arrasó el jueves las costas de Bangladesh con vientos de 233 kilómetros por hora que causaron una crecida del océano de cinco metros y destruyeron cientos de miles de precarias viviendas y cultivos.



Tanto la Media Luna Roja como el Gobierno de Dhaka advierten ahora de que las víctimas del «Sidr» se enfrentan al riesgo de epidemias en los próximos días, sobre todo debido a las malas condiciones sanitarias.



«Por ahora no hay noticia de epidemias, pero el riesgo existe. Estamos trabajando sobre el terreno para evitarlo, sobre todo proporcionando agua potable», aseguró a Efe un delegado de la organización.



«Hay riesgo de epidemias, y la gente continúa necesitando agua, comida y refugio», declaró por su parte un funcionario del Centro de Control de Bangladesh, organismo dependiente del Ministerio de Gestión de Desastres.





Calificado por los meteorólogos como uno de los peores ciclones de los últimos años, los efectos del «Sidr» quedaron aminorados porque tocó tierra con marea baja y porque las autoridades pusieron en marcha a tiempo un plan de evacuación que abarcó a unos 3,2 millones de personas.



Aun así, los destrozos fueron cuantiosos, y las organizaciones de rescate y ayuda continúan sobre el terreno con apoyo del Ejército.



Devastación en zonas aisladas



Durante la presente jornada los equipos de rescate accedieron por fin a una de las zonas más remotas, la isla costera de Dublarchar, en el sur del país, que fue una de las más golpeadas por el huracán.



«He enviado a mi gente a Dublarchar con material de ayuda y medicina. La normalidad está volviendo lentamente, hoy los pescadores salieron por fin a pescar, según me han dicho», manifestó el comisario del distrito de Bagerhat, Sahidul Islam.



Sin embargo, «su gente», el oficial Habi Hassan, contó por un teléfono satelital que la situación en la isla es desoladora, y subrayó que todavía hay cadáveres flotando en las aguas de la zona, donde hay entre 350 y 600 personas desaparecidas.



En Dublarchar, de hecho, la magnitud del drama es mayor porque la isla sirve de base de operaciones para los pescadores durante seis meses al año, la presente temporada de pesca, pero apenas tiene lugares para protegerse y apenas cuentan con algunas chozas para resguardarse.



«Aquí había 600 botes de pesca antes del huracán -dijo Hassan- y ahora 100 están hundidos o perdidos incluso en el interior de la jungla, porque las aguas crecidas se retiraron después de arrastrarlos. No hay cifras oficiales, sólo cadáveres en la jungla. Ha sido un desastre total».



En Dublarchar han muerto, según Hassan, 150 personas, entre ellas el jefe de la cofradía de los pescadores, Jagannath Das, quien, según el diario «The Daily Star», prefirió quedarse en su casa de bambú sentado sobre sus sacas de pescado hasta que las olas del mar se lo llevaron.



El caso de Das, ya enterrado, refleja el de muchos aldeanos, que habían perdido la confianza en los meteorólogos, después de que varias alertas -un anuncio de posible tsunami incluido- no se cumplieran.



«Hace dos años, nos dijeron que moriríamos cuando llegara el tsunami. Corrimos a los refugios sin pensarlo dos veces. Pero no ocurrió nada y volvimos y nuestras casas habían sido saqueadas», contó a ese diario Anwara Khatun, a quien el «Sidr» ha arrebatado a su madre y dos sobrinos.



Tanto el Ejército de Bangladesh como las organizaciones no gubernamentales reparten ya raciones de arroz y agua potable en la mayoría de las zonas afectadas, en el sur y el suroeste de Bangladesh, un país que ha sufrido 80 ciclones en los últimos 125 años.



Pero en la aislada Dublarchar, los habitantes siguen peleándose por el agua potable.



«Ya casi hemos vuelto a la normalidad. Pero nunca había visto tanta devastación», dijo a Efe el comisario Islam.



EFE

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