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Alcoholismo y falta de oportunidades, principales problemas de jóvenes

Así lo reveló la V Encuesta Nacional de la Juventud, dada a conocer este lunes por el Injuv.


El consumo excesivo de drogas y alcohol, así como la falta de oportunidades laborales y educacionales son los principales problemas que enfrentan los jóvenes chilenos, según lo reveló la V Encuesta Nacional de la Juventud dada a conocer este lunes.



El estudio abarca temáticas sobre representaciones de la juventud chilena, expectativas respecto del país, integración microsocial y capital social, discriminación, poder y relaciones de género, integración al sistema democrático, exposición a nuevos condicionantes sanitarios, procesos educativos, integración al mercado del trabajo, uso de tiempo libre y nuevas tecnologías y situación y prácticas financieras.



Al dar a conocer el informe, el director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), Juan Eduardo Faúndez, destacó la relevancia de contar con este tipo de estudios "que permiten orientar la elaboración de políticas públicas atingentes a la realidad juvenil, así logramos generar propuestas adecuadas para el segmento joven".



El universo de estudio consideró a hombres y mujeres entre 15 a 29 años, pertenecientes a todos los niveles socioeconómicos, residentes en todas las regiones del país, en zonas urbanas y rurales. El tamaño de muestra fue de 6.345 casos, con un margen de error muestral del 1.25% a nivel nacional, y de un máximo de 5% para las regiones con menor número de casos, considerando un nivel de confianza del 95% y bajo el supuesto de varianza máxima.



Principales problemas



Según la encuesta, el consumo excesivo de drogas y alcohol, la falta de oportunidades laborales y educacionales y la delincuencia son los principales problemas que los jóvenes perciben que afectan a la juventud chilena.



Sin embargo, el orden de importancia de estos problemas cambia cuando se trata de los problemas que les afectan directamente a ellos. La dificultad de acceso al trabajo y a la educación adquieren una relevancia mayor.



Sin embargo, la mayoría de los jóvenes son positivos respecto al futuro del país (mejor que ahora 58,9%), optimismo que aumenta en relación al 2003. La mayoría de los jóvenes son optimistas respecto a su propio futuro (86,4%), lo cual se incrementa en relación al 2003.



La mitad de los jóvenes confía en que el Estado es capaz de solucionar la mayoría de los problemas, tendencia de confianza que aumenta en los jóvenes de segmentos socioeconómicos más altos.



Con respecto a los niveles de confianza de los jóvenes hacia las instituciones y personas que cumplen roles públicos es similar, con excepción de la figura de la presidenta de la república; quien encarna una confianza mayor respecto de otras instituciones del estado.



Además, el estudio da cuenta que existe consenso en los jóvenes en cuanto a considerar a la democracia como el mejor sistema de gobierno. Sin embargo, la insatisfacción con el funcionamiento de ésta en nuestro país es mayoritaria y transversal (inscritos, no inscritos, de menor edad, mayor edad, hombres, mujeres, etc.)



Con respecto a la participación ciudadana persiste un desinterés por utilizar mecanismos institucionalizados tradicionales (no inscripción en los registros electorales, desinterés en participar de los partidos políticos, etc.) No obstante, ello no supone una ausencia de participación juvenil. Los jóvenes efectivamente participan o se sienten interesados en participar en otras instancias, como por ejemplo, organizaciones filantrópicas o de voluntariado, artístico – culturales, o en los denominados "nuevos movimientos sociales" donde la lucha por un ideal o una causa común es fundamental para alimentar el movimiento.



En materia educacional se registra una mayor cobertura. No obstante, esta mayor cobertura no tiene un correlato de mayor acceso en la percepción de los jóvenes. Existe consenso en ellos acerca de las dificultades de acceso a la educación y trabajo. A su vez, son los estratos más bajos los que menos participan del sistema educacional, perpetuándose así las desigualdades características del sistema educacional chileno.



Se perciben señales de precariedad en la inserción laboral de los jóvenes. Su primera experiencia laboral remunerada es en su mayoría desprovista de contrato y se inician laboralmente incluso en la época escolar.



Las prácticas sexuales de los jóvenes permiten hablar de una conducta sexual desprotegida. Esto se evidencia en el no uso de métodos anticonceptivos en la primera relación sexual, en las razones voluntarias de este "no uso" ("no me gusta usarlo", "no me atreví a sugerirlo", etc.), en la escasa proporción de jóvenes que se ha realizado el test del SIDA, y en las razones para realizarlo (prevención de embarazo), entre otros factores.



Faúndez destacó que la situación de la juventud chilena plantea una serie de desafíos "las cifras vinculadas al mercado laboral por ejemplo, nos dan cuenta de una realidad que reflejan otras encuestas como la Casen y el INE, las cuales demuestran que en el ámbito de generar empleos para las y los jóvenes chilenos, queda mucho por realizar, no sólo para generar cupos laborales, sino que estos también deben ser empleos dignos, con contrato y vinculados al ámbito de estudio del joven" comentó.



Planteó que los desafíos para mejorar la realidad de la juventud chilena, "no sólo radica en los esfuerzos que realiza el Estado, sino que también tenemos que sumar al ámbito privado y a las familias".

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