Las fuerzas de seguridad continúan con la búsqueda de al menos una docena de los militares díscolos que escaparon después de participar en los hechos, que según la policía tenían como objetivo promover una revuelta popular.
Los cabecillas e integrantes del grupo de militares y civiles implicados en el motín del pasado jueves para propiciar la caída de la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, fueron hoy acusados también de incitar la rebelión.
Esta otra acusación fue anunciada por la Fiscalía después de que el pasado sábado presentara cargos de rebelión contra el general Danilo Lin, el senador y oficial del Ejército, Antonio Trillanes, y el ex vicepresidente del país, Teofisto Guingona, considerados los cabecillas del motín.
El Departamento de Justicia indicó por medio de un comunicado que 15 militares fueron acusados de rebelión y de incitar a la rebelión.
Los otros 22 detenidos, todos ellos civiles que supuestamente apoyaron a los soldados, han sido acusados de incitar a la rebelión.
Todos los detenidos, excepto Guingona que se encuentra internado en un hospital por problemas de salud, están encarcelados en el cuartel militar Cramp, a las afueras de Manila, y donde fueron interrogados por la policía y los fiscales.
El pasado viernes, las autoridades entregaron a la Conferencia Episcopal al obispo Julio Labayen, quien fue detenido con el resto de los líderes del motín cuando las fuerzas de seguridad asaltaron el lujoso hotel de Manila en el que se habían atrincherado.
Las fuerzas de seguridad continúan con la búsqueda de al menos una docena de los militares díscolos que escaparon después de participar en el motín, que según la policía, tenía como objetivo promover una revuelta popular.
El jefe de la Policía Nacional, general Avelino Razón, señaló que los documentos descubiertos en poder de algunos detenidos evidencian que el motín fue planeado de antemano por Trillanes, Lin, y varios seguidores civiles.
La presidenta Arroyo, que ha resistido ya a dos intentonas de golpe de Estado desde que asumió la presidencia en 2001, es cada vez más impopular a causa de los escándalos por corrupción y pese a que durante su mandato la economía de Filipinas ha registrado un notable crecimiento. EFE
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