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Consejo General UDI respalda judicialización del Transantiago

En su discurso final, Larraín también repasó algunos temas que ha encabezado por estos ´días como son la «siesta de Chile» en que vuelve a aludir al estancamiento económico en que a su juicio está el país y la «Gran Alianza» en que espera que a la UDI y a RN se unan, entre otros, los desencantados de la Concertación para que la derecha logre llegar al Gobierno.


Sin grandes sorpresas concluyó este sábado el Consejo General de la UDI que en su voto político, entre otros aspectos, reafirma su propósito de llegar a ser Gobierno a través de un proyecto que convoque a una «amplia mayoría» y su determinación de trabajar para que se persigan judicialmente las responsabilidades políticas y administrativas detectadas por la Comisión Investigadora del Transantiago.



Esta última fue una propuesta efectuada por el senador Jovino Novoa durante la primera jornada del cónclave y que de alguna manera reafirma la estrategia de la Alianza por Chile de mantener vigente los supuestos errores cometidos por el ex presidente Ricardo Lagos, durante su gestión.



El voto político de cuatro puntos, da cuenta de la decisión de la UDI de respaldar la propuesta de Novoa. En su tercer punto, el documento sostiene que el consejo «acuerda que las responsabilidades, negligencias inexcusables, detectadas en la implementación del Transantiago, por la Cámara de Diputados, sean perseguidas no sólo políticamente, sino también judicialmente», con lo que el ex timonel del partido dejó su huella en el texto.



En tanto, el primer punto «reafirma que nuestro partido, en su acción política desde la oposición y en la Alianza por Chile, seguirá actuando para hacer realidad el clamor de un número creciente de chilenos que dice sin rodeos ‘no `más Concertación’.



A continuación el consejo de la UDI «declara su voluntad de llegar al Gobierno con un proyecto político que convoque a una amplia mayoría de chilenos, fundada en valores e ideas que permitan tener una visión común de Chile y su futuro y no la mera conveniencia pasajera de la contingencia política ni en la simple ingeniería política».



En este punto quien dejó su huella fue la vicepresidenta gremialista, senadora Evelyn Matthei, quien calificó días antes del consejo como «ingeniería política» las últimas actuaciones del ex abanderado del partido, Joaquín Lavín.



El voto político concluye confirmando la «voluntad» del partido de «no claudicar y usar todas las herramientas para frenar el abuso, la corrupción y la transparencia electoral de la Concertación y apoya todas las iniciativas tendientes a frenarla; y le representa a la Concertación el no ser capaz de respetar el acuerdo a que se llegó en el Congreso en la materia; y al gobierno, el tener un doble discurso en que mientras su vocero concurre mediaticamente ante la Contraloría para jurar transparencia, al mismo tiempo le pide al Tribunal Constitucional que elimine una norma que frena la intervención electoral».



De este modo, en el discreto documento la UDI condensa todos los elementos que han constituido el centro de su labor política durante los últimos meses.



El temor a los caudillismos internos



Mientras que el timonel del partido, senador Hernán Larraín, clausuró el encuentro con un sentido discurso en que no pasó por alto recordar al fundador de la tienda, Jaime Guzmán, y su legado, pero en el que también llamó a evitar los caudillismo internos y a trabajar en equipo.



En este contexto, señaló que le gustaría creer que la UDI ha cumplido con lo que llevó a Guzmán a fundar este partido y sembró la duda en los oyentes al hacer una cruda reflexión: «¿Hemos hecho algo distinto en la política nacional que marque un estilo diferente, que permita a la gente diferenciarnos del resto de los políticos tradicionales? Porque si algo quería Jaime era que fuésemos un grupo que se moviera por ideales, no por intereses; que sirviéramos a los más humildes, no a los empresarios más poderosos; que nos distinguiéramos por la amistad y la unidad, no por los conflictos intestinos o por la disputa interna por el control del partido; que evitáramos el fácil populismo, la demagogia o el personalismo, ya que concebía la política como una actividad seria que exigía de las personas sus mayores virtudes, no sus vicios o deformaciones».



Pero la respuesta llegó pronta y dio alivio, ya que Larraín señaló que durante muchos años la UDI se ha distinguido del resto de los partidos políticos, pero adviertió que «debemos redoblar esfuerzos para seguir manteniendo el impulso inicial, para evitar secuelas negativas que puedan derivar del mismo crecimiento».



Y en la misma línea hizo otra advertencia, señalando que el trabajo de la UDI «se debe hacer siempre en equipo, renunciando a los caudillismos que desnaturalizan la persecución de los ideales».



Pero tal como lo refleja el voto político, el discurso de Larraín también estuvo cargado de alusiones críticas al gobierno y a la Concertación, marcando con entusiasmo el tema de la corrupción del que acusan al oficialismo.



«El apego al poder ha generado un incremento de la corrupción en magnitudes difíciles de imaginar o de concebir hace muy poco tiempo. La existencia de miles de operadores políticos infiltrados en todas las reparticiones públicas, incorporados gracias al cuoteo político, que manejan cuantiosos recursos en forma discrecional sólo para mantenerse en el poder, ha facilitado este debilitamiento de la moral publica que urge corregir con rapidez», sentenció.



Más adelante, el timonel gremialista alude también a lo que llamó la «crisis de autoridad» en la Concertación, señalando que «el sentido de autoridad se ha perdido en todos los ámbitos a tal extremo, que la propia Concertación y su gobierno sufren en estos días los peores conflictos entre sus partidos integrantes o al interior de los equipos de gobierno, producto de esa mismísima crisis de autoridad. Se da una cruel paradoja: no obstante controlar todo el poder, Gobierno y Parlamento, y de contar con los presupuestos más cuantiosos que haya conocido la historia del país, son incapaces de resolver por su cuenta los problemas más elementales de la gente».



En su discurso final, Larraín también repasó algunos temas que ha encabezado por estos ´días como son la «siesta de Chile» en que vuelve a aludir al estancamiento económico en que a su juicio está el país y la «Gran Alianza» en que espera que a la UDI y a RN se unan, entre otros, los desencantados de la Concertación para que la derecha logre llegar al Gobierno.



A su juicio ya son muchos los que «en su espíritu» ya han abandonado el camino de la Concertación «y a ellos debemos invitarlos para que trabajemos en este nuevo proyecto para Chile. A quienes están en Chile Primero, a quienes han sido o serán excluidos de la Democracia Cristiana, a todos los que sin pertenecer a los partidos que integran la Concertación pero que la han apoyado, a todos ellos los llamamos a sumar voluntades para trabajar por Chile».












































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