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Bachelet habla sobre la pérdida de su padre y su gobierno

La mandataria sostiene que la lealtad incondicional es lo que más desprecia, ya que se deben decir las cosas buenas y malas que ocurren en el país. A pesar de tener un 48% de aprobación de la ciudadanía, ella gobernará hasta cumplir su mandato constitucional. Asegura que fue dura la pérdida de su padre cuando nacieron sus hijas, ya que le hubiera gustado tenerlo al lado para que compartiera como abuelo. Además, anunció que cuando finalice su periodo presidencial escriba un libro sobre su experie


Sobre la lealtad, su relación con su padre, el mundo militar, sus planes cuando abandone la presidencia y la resiliencia que tuvo para superar el dolor de perder a su progenitor, habla la presidenta Michelle Bachelet en una entrevista dada a el diario El País en los momentos en que la Concertación vivía un periodo de crisis por la decisión del PPD de ir en listas separadas en las elecciones municipales.



Sobre la percepción que la gente tiene de su mandato, Bachelet precisó que actualmente cuenta con 48% de aprobación "pero es verdad que ha habido momentos duros y difíciles. En todo caso, voy a gobernar hasta el último día de mi mandato y seguimos haciendo miles de cosas en infraestructura y mejoras sociales".



Explicó que los latinoamericanos demuestran que los chilenos se sienten más infelices que los demás, ya que "somos extraordinariamente exigentes. También creo que los medios de comunicación influyen negativamente en este sentido. Hay una disociación entre la experiencia personal y la percepción colectiva".



Respecto a la falta de liderazgos políticos en el mundo, la presidenta dijo que encuestas realizadas en muchos países muestran a los ciudadanos desconfiar de los políticos porque ven a estos preocupándose de cosas abstractas y no de los hechos reales.



"Los sientes discutiendo de abstracciones y peleándose el poder por el poder, más que el poder para hacer lo necesario. Y en ese sentido, que es lo que Chile necesitaba", sostuvo.



La lealtad mal entendida



Bachelet aseguró que algo que le molesta es la lealtad mal entendida, ya que ella proviene de una familia muy crítica "nada autocomplaciente. Me relaciono con mis asesores y no les pido que me cuenten que las cosas están estupendas".



"Lo que más desprecio es la lealtad entendida como incondicionalidad. Al revés. Para mí, la palabra lealtad significa decir lo que está mal y lo que está bien. Así que es difícil no tener una mirada realista", mencionó.



Consultada por las críticas que le hace la prensa y los mismos rasgos que le permitieron ganar las elecciones, actualmente son mal percibidos, la mandataria agregó que "por un lado, la gente me dice: no cambie. Por favor, no cambie. Usted es cercana. Nos ve. Existimos. Yo saludo, converso, abrazo, beso. Me río. Y la gente lo aprecia profundamente. Tengo la sensación que mi estilo de liderazgo fue menos comprendido en el mundo de la política más convencional".



El pesimismo de Latinoamérica



En la entrevista, Bachelet también se refirió a la visión que se tiene de América Latina, afirmando que en los años 80 se dijo que su nivel de pobreza y subdesarrollo eran producto de no haber hecho las reformas económicas necesarias, "las hicieron y están registrando crecimientos económicos importantes y sostenidos, pero la pobreza se mantuvo igual o se incrementó".



Explicó que lo sucedido es que las políticas económicas no llevaron de la mano las políticas sociales para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.



"En Chile tenemos que luchar por tener un desarrollo sostenible. Hemos creado por primera vez un Ministerio de Medio Ambiente. Queremos seguir teniendo crecimiento económico, pero no a cualquier precio. Queremos equidad y justicia social. Con la reforma de la previsión que hemos hecho, a partir de este mes el 40% de los ciudadanos más pobres va a tener una pensión mínima solidaria o van a ver aumentada la que tienen", argumentó.



La pérdida de su padre



La pérdida que tuvo de su padre fue dolorosa, especialmente cuando recibió la carta desde su cautiverio antes de su muerte. "Era difícil vivir aquello sólo desde la óptica personal porque lo estábamos viviendo de forma colectiva. La gente desaparecía, aparecía muerta? La sensación era que en Chile estaba pasando un horror que en lo personal afectaba a mi familia. Muchos otros estaban viviendo dolores muy profundos", agregó



"Era más bien una sensación de desamparo global. Desamparo en lo familiar. Bueno, yo estaba con mi madre, que era una mujer muy fuerte. Yo también soy una persona fuerte. Nos preguntábamos cuánto iba a durar aquello. Y en lo personal fue muy triste, muy doloroso, porque yo era además muy regalona de mi padre, la única niñita en casa y esa cosa tradicional de ser la niñita del papá. Teníamos una relación muy estrecha y cariñosa. Mi padre era muy protector. Y, claro, tuve todo el dolor de la pérdida, que luego reviví en muchos momentos de mi historia", mencionó.



La jefa de Estado dijo que estos momentos fueron cuando "tuve hijos. Me hubiera gustado tanto. Mi padre era un padre entretenido. Así como era estricto, era un padre que jugaba con nosotros. Era deportista. Lamenté muchas veces no sólo no haber contado con él como hija; también que mis hijos perdieran esa oportunidad de tener ese abuelo que hubiera sido tan entretenido e interesante. Bueno, han tenido una abuela entretenida e interesante".



También recordó que le habría gustado que su padre estuviera al lado suyo cuando fue nombrada ministra de Defensa o cuando fue elegida presidenta del país, debido a que habría sentido un "tremendo orgullo".



Villa Grimaldi en su vida



Preguntada por su paso por Villa Grimaldi y el dolor que enfrentó en ese centro de detención y cómo logró superarlo, la mandataria precisó que "no sé si mi capacidad de resiliencia, como le llaman los expertos, tiene que ver con mi padre o con mi madre. Probablemente con los dos. Porque mi madre tiene hoy día la misma actitud que yo. Ella cree que tenemos que aprender de la historia. Es arqueóloga, así que esto de la historia le importa mucho".



"Yo diría que lamentando profundamente lo pasado, uno mira cómo puede ser un actor relevante en garantizar que este país sea un país mejor para todos en el futuro. Y esa actitud más constructiva, más propositiva (no quisiera calificarla), es lo que me nace naturalmente. Pero quiero serle muy clara. Hubo un momento en mi vida en que yo no estaba en esta actitud. Tenía dolor, rabia, ira. Pasé por todas las etapas, en lo personal y en lo colectivo. Pero primero hice mi duelo propio, primero enterré a mi padre, y después todo ese dolor se fue transformando en otra fuerza", afirmó.



Agregó que esa fuerza logró transformarla "tal vez, buscar la manera de que nuestro país recuperara la democracia".



Sobre el reencuentro con la democracia y con los responsables de torturas, la presidenta explicó que "mi madre y yo nos encontramos a la vuelta del exilio con personas que tuvieron cargos relevantes, que tomaron decisiones complejas que significaron la muerte y las torturas de mucha gente. Y luego en democracia nos encontramos con mucha gente, incluso en el Parlamento, que tuvieron responsabilidades políticas importantes en lo sucedido. Y, bueno, se desarrollaron conductas democráticas de relacionamiento. Yo diría que nuestro país hizo una transición que algunos criticaron mucho, pero que ha sido bastante efectiva por su ritmo y su gradualidad".


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