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El apoyo de Escalona a Chevesich y su estrategia para recuperar el poder Senador se afirma en su posición de hombre de Estado y puente de acuerdos

El apoyo de Escalona a Chevesich y su estrategia para recuperar el poder

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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El ex factótum de Bachelet quiere jugar un rol estos cinco meses de campaña, poner sus ideas en el debate y en la elaboración del programa. “No va a bajar los brazos”, confiesan sus cercanos. Otros, sin embargo, creen que es errático, que no está entendiendo el momento político y que es evidente su “frustración”, donde está primando el considerarse irreemplazable.


No hubo travesía por el desierto ni el ejercicio de lamerse las heridas en silencio. Es más, hace semanas que el senador PS, Camilo Escalona, despliega una intensa estrategia para recuperar el poder que perdió cuando tuvo que dar un paso al lado en mayo y decidir no ir a la reelección de su escaño en la Cámara Alta. En esa agenda para reinventarse, su apoyo al ascenso a la Corte Suprema de la ministra Gloria Ana Chevesich refleja claramente los objetivos a los que apunta: recalcar su papel de “estadista”, su rol de figura transversal juntando los votos para un nombre del gobierno, su capacidad para lograr acuerdos e instalarse como el puente indispensable con el centro.

El nombre de Chevesich generó reparos en la oposición desde el primer día, pero se agudizaron esta semana con sus fallos a favor de la prescripción en materia civil en casos de violación a los derechos humanos y su criterio de reconocerle como atenuante “irreprochable conducta anterior” al ex jefe de la DINA, Manuel “mamo” Contreras.

La oposición está dividida y el PS también. Escalona apoya el ascenso de Chevesich porque —aseguran en su entorno— no hay espacio político ni jurídico para rechazar una vez más otra nominación: está el episodio previo del rechazo al juez Juan Muñoz Pardo, por ende, están en juego las relaciones durante los próximos meses con la Corte Suprema y La Moneda. Asimismo pesa en su decisión el no dar argumentos a la derecha que acusa vendetta política porque la ministra llevó la causa del MOP-Gate en el gobierno de Ricardo Lagos y también el hecho de que, en el pasado, se aprobaron nombres al máximo tribunal, como Patricio Valdés, quien tiene el mismo flanco débil que se le critica hoy a la jueza en cuestión.

Pero más allá de estas razones, se comentan que para Escalona el ascenso de Chevesich “es el precio que habrá que pagar” para lograr que el ministro Carlos Cerda —vetado por la derecha por años por su rol en causas a favor de los DD.HH. y la condena de militares— llegue finalmente a la Corte Suprema. Una suerte de empate y moneda de cambio con la derecha, considerando que restan vacantes por llenar en el máximo tribunal. Si pasa Chevesich, no habría razón para que se siga vetando al juez Cerda.

El punto es que el factor de la irreprochable conducta anterior a favor de Contreras es una piedra en el zapato para muchos, que deja en evidencia la visión de la magistrada. La mitad de la bancada de senadores PS va a rechazar su ascenso.

Es más, en la reunión-almuerzo del miércoles, los diputados PS acordaron pedir a su par, Juan Luis Castro que hable con Escalona precisamente para hacerle ver que no miran con buenos ojos el apoyo a Chevesich y tratar que no haya división entre los senadores del partido, el 2 de julio, cuando se vote el tema en la sala.

[cita]Es generalizado el comentario que Escalona “está preparando su venganza”, todos han escuchado que existe ya una suerte de libreta negra, con los nombres de quienes no lo apoyaron como él esperaba. Es más, agregan que esa lectura se ha hecho en el comando de calle Tegualda y que es un antecedente que se baraja y que se tiene considerado como factor a futuro.[/cita]

No quieren que al final del día Escalona quede votando junto a la Alianza y algunos senadores DC, mientras que el resto de la oposición se alinea en la dirección contraria.

La heridas

Mucho se habla del papel clave que juega en la política como articulador de acuerdos y consensos, loas que en estos días provienen de su entorno, la derecha y la DC básicamente. Le alaban que representa un sello de gobernabilidad y estabilidad, el mismo que frena los cambios al sistema que hoy se demandan.

El despliegue que ha hecho Escalona durante junio no ha pasado desapercibido, pero hay lecturas diversas. En su círculo estrecho afirman que está haciendo “lo que corresponde” a su condición de líder natural del partido, el rol que siempre ha tenido de “ser el interlocutor válido”, aunque otras visiones en el PS no son tan favorables y creen que es errático, que no está entendiendo el momento político y que las cosas cambiaron, que es evidente su “frustración” y que está primando el considerarse irremplazable.

“Escalona quiere jugar un rol estos cinco meses de campaña, poner sus ideas en el debate y en la construcción del programa. No va a bajar los brazos”, confiesan sus cercanos.

Esa estrategia partió los primeros días de junio, cuando se difundió una declaración pública con el apoyo de 800 dirigentes políticos, sociales y juveniles de buena parte del espectro opositor. “Entre los que suscribimos esta declaración hay quienes aprecian a Camilo Escalona sin reservas. También hay otros que más de una vez han discrepado frontalmente de sus opiniones y actuaciones políticas respecto a diferentes coyunturas, tanto partidarias como nacionales. No obstante, todos reconocemos a un dirigente y referente indiscutido del socialismo y la izquierda chilena”, rezaba el texto.

Por más que se hizo ver como algo “espontáneo”, claramente fue algo diseñado por el entorno más estrecho de senador y el objetivo era claro: hacer notar al PS y al comando de Michelle Bachelet que Escalona es indispensable, que no lo pueden dejar de lado, que es una clave por su transversalidad.

Con ello partió una arremetida, paulatina pero sostenida, que a medida que se acerquen las presidenciales de noviembre y después de ello, agregan, se acrecentará.

Desde entonces han venido una serie de pronunciamientos de Escalona —la mayoría a través de columnas de opinión— donde ha hablado de “la irrupción de un canibalismo político”, del “exclusivo afán de destruir al adversario, aun cuando este se encuentre en las filas del mismo partido” y en la que advierte que “radicalizar artificialmente” el programa de gobierno opositor de Bachelet “redundará en el fortalecimiento de las fuerzas más conservadoras y en el debilitamiento, altamente inconveniente, del acuerdo estratégico en el ámbito cultural, político y social entre el centro y la izquierda”.

Mención aparte ha sido la insistencia en el valor estratégico del entendimiento del eje DC-PS como pilar e hilo conductor del mundo opositor. En una columna reciente criticó en duros términos a los dirigentes que le han restado importancia a la histórica trenza Mapu-Martínez (Gutemberg Martínez, operador por excelencia de la DC los últimos veinte años): «Comprendo que existen personas que subvaloran la importancia de ese acuerdo estratégico, (porque) han llegado hace poco a la lucha política o sufren de amnesia. Piensan que alcanzar una sociedad democrática con justicia social es cuestión de simple voluntad».

El tema es que en el PS se comenta y consideran que lisa y llanamente Escalona “se sigue equivocando”. “No está en el comando, no está en la parlamentaria, está apostando al espacio de estadista, al discurso de la gobernabilidad, de defensa del eje con la DC, pero hay otros que también pueden hacer ese puente”, aseguran.

Otros agregan que Escalona representa “la vieja política” y eso, se quiera o no, le juega en contra y que en ese contexto, fue lapidaria la imagen de él flanqueado por Mariano Ruiz-Esquide y Eduardo Frei en el Senado cuando se difundió esa declaración de los 800.

En el PS no son nuevas las críticas internas a privilegiar con tanta efusividad el entendimiento con la DC, porque consideran que el partido queda “desdibujado”, “pierde su identidad” y en el concierto de fuerzas opositoras, queda instalado al lado de las miradas más conservadoras.

Esa lectura crítica se ha reflotado hoy con el despliegue de Escalona con la DC, ya que el PS —aseguran— “no queda en buen pie”, porque se pierde el sello de izquierda de la tienda. “Parece de la otra bancada”, aseguran.

La libretica negra

En el Congreso y en el PS dicen que Escalona aún sangra por la herida, que es conocido su rasgo rencoroso y que todo el episodio del cupo senatorial en la región de Los Lagos, que lo llevó a dar un paso al lado de su reelección, al sufrir una derrota de su poder interno en el partido y ante los ojos de Bachelet. “Ese fue un momento muy doloroso para él, sintió la traición, no contar con el apoyo de varias personas que lo dejaron caer”, reconoce uno de los cercanos al senador PS.

Por lo mismo, es generalizado el comentario que Escalona “está preparando su venganza”, todos han escuchado que existe ya una suerte de libreta negra, con los nombres de quienes no lo apoyaron como él esperaba. Es más, agregan que esa lectura se ha hecho en el comando de calle Tegualda y que es un antecedente que se baraja y que se tiene considerado como factor a futuro.

Que la lista la encabeza el timonel PS, Osvaldo Andrade, el nuevo hombre fuerte del comando de Bachelet, Alberto Arenas —otrora hombre de Camilo— y el brazo derecho de la candidata, Rodrigo Peñailillo. Hay quienes agregan al ex secretario general del PS y hoy vocero de Bachelet, Álvaro Elizalde.

Desde el círculo de hierro de Escalona aseguran que ello no es así, que para pasar facturas “hay que tener un inmenso poder y hay que estar 100 % de pie” y que este no es el momento de cobrar boletas. “Los aciertos en política se premian y los errores se castigan”, agregó otro cercano al senador.

Obviamente que nadie espera que las facturas sean cobradas ahora ni menos antes de las presidenciales, sino que apuntan al próximo año, cuando Escalona apuesta a recuperar la presidencia del PS.

En estos días está en boga una serie en internet que se llama “House of Cards”, que cuenta la trastienda de la política en Washington. Su protagonista es Frank Underwood, un político demócrata, de menos de 60 años, leal, inteligente, clave para su partido, que es dejado de lado por los suyos, porque los tiempos requieren otros actores.

Underwood reflexiona en silencio y piensa detenidamente su venganza, cómo pasar la factura a todos aquellos que lo traicionaron. Como dicen en televisión, cualquier semejanza con la realidad es solo coincidencia.

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