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Las señales políticas tras la creación de Ezzati como cardenal Nuevo título del arzobispo de Santiago se da en medio de fuertes críticas de víctimas de Karadima

Las señales políticas tras la creación de Ezzati como cardenal

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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Si la curia y el colegio de cardenales tenían un marcado acento europeo, con la decisión del Papa Francisco queda claro que la hoja de ruta –que ha marcado en sus intervenciones y en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, dada a conocer el mes pasado– es llevar a la Iglesia Católica por un camino distinto al que ha seguido en los últimos años. Con esto respalda a la iglesia de las comunidades más que a la pompa de los “sacerdotes carreristas” o “los obispos de aeropuerto”; críticas que han surgido del nuevo Papa.


«Residir (en la diócesis) no es sólo necesario para una correcta organización, sino que es una raíz teológica. Debe estar casado con su comunidad, profundamente conectado a ella. Les pido, por favor, que estén al lado de su gente. ¡Deben permanecer, quedarse! Evitar el escándalo de ser obispos de aeropuerto», dijo en septiembre del año pasado el Papa Francisco ante los obispos de Oriente Próximo, reunidos en una conferencia para la Congregación de las Iglesias Orientales.

Esas palabras son parte de las señales que cada cierto tiempo envía Jorge Bergoglio desde que asumió como nuevo Papa. Señales que buscan dar luces de una Iglesia distinta, sobre todo en medio de los escándalos que han golpeado en los últimos años a la Iglesia Católica.

El nombramiento de nuevos cardenales –anunciada ayer después del rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro– es también parte de ese camino. En éste puso especial atención en los representantes de la iglesia provenientes de países de África, Asia y América Latina, como los arzobispos de Managua (Nicaragua), Leopoldo José Brenes Solórzano; de Río de Janeiro (Brasil), Orani João Tempesta, y el sustituto del Papa como arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli.

Si el magisterio, la curia y el colegio de cardenales tenían un marcado acento europeo, con esto queda demostrado que lo que busca el nuevo líder de la Iglesia es que haya sintonía con una iglesia más regionalista y centrada en las comunidades locales, un camino para el que se necesita ir abriendo el paso. Una importante fuente de la Iglesia lo resume así: “Es un proceso de conversión. Se necesita dar pasos audaces y reconocer realidades con una mínima humildad. Eso cuadra con el listado en general”.

También cuadra con lo publicado el mes pasado por el Papa: la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), una especie de programa de gobierno para la labor pastoral de los católicos y donde invita a los fieles a “estudiar los signos de los tiempos”.

En ese sentido, la labor de Ezzati ha estado en consonancia con ese objetivo. En septiembre del año 2012, el arzobispo de Santiago dio a conocer una nueva a Carta Pastoral elaborada por el Comité Permanente del Episcopado de la Iglesia Católica  y en ella demostraba un “giro hacia la izquierda” y hacía una dura crítica institucional al modelo económico y la lógica neoliberal. “Chile ha sido uno de los países donde se ha aplicado con mayor rigidez y ortodoxia un modelo de desarrollo excesivamente centrado en los aspectos económicos y en el lucro”, decía uno de los párrafos, que –según fuentes de la Iglesia– “no gustó del todo al empresariado”.

[cita]Pese a que el cardenalato no reviste mando, sí es un título que le permite a Ezzati formar parte del colegio cardenalicio, que es una instancia que acompaña al Papa en sus decisiones. Y estas también podrían incluir el tema de la pederastia en la Iglesia, para lo que Francisco creó hace unas semanas una comisión permanente que tendrá como objetivo prevenir el abuso de menores y apoyar a las víctimas. Esta materia es una de las que más le pesan a Ezzati en su hoja de vida.[/cita]

Su nombramiento como cardenal llega en un momento clave para Ezzati, pues este título empalma con su nombramiento como miembro de la Congregación para la Educación Católica, cargo que ocupará por cinco años, un guiño también importante para la Iglesia. “Hace ver que el Santo Padre quiere que en la estructura de la Curia Romana haya más representación de América Latina”, dijo Ezzati, en noviembre del año pasado, al enterarse de la decisión del líder de los católicos.

El 22 de febrero, cuando Ezzatti esté en Roma por los temas relacionados con su nueva labor en Educación, también se realizará el Consistorio, donde Francisco entregará el capelo y el anillo a los 19 nuevos purpurados. En la ceremonia, Ezzati se transformará en el séptimo cardenal chileno después de José María Caro, Raúl Silva Henríquez, Juan Francisco Fresno, Carlos Oviedo, Jorge Medina y Francisco Javier Errázuriz.

PUERTAS ADENTRO

Pese a que el cardenalato no reviste mando, sí es un título que le permite a Ezzati formar parte del colegio cardenalicio, que es una instancia que acompaña al Papa en sus decisiones. Y estas también podrían incluir el tema de la pederastia en la Iglesia, para lo que Francisco creó hace unas semanas una comisión permanente que tendrá como objetivo prevenir el abuso de menores y apoyar a las víctimas.

Esta materia es una de las que más le pesan a Ezzati en su hoja de vida.

“Ezzati representa todo lo que es la iglesia que no queremos. Un hombre que ha encubierto abusos desde antes de ser obispo, de una soberbia enorme y que tiene dividido a un clero que no se atreve a criticarlo por las represalias que toma”, dice Juan Carlos Cruz, uno de las víctimas de Fernando Karadima.

“Un hecho que debería ser una alegría para Chile es un hecho de tremenda tristeza y una bofetada a muchas víctimas de abuso de los sacerdotes que encubrió Ezzati”, afirma Cruz.

De hecho, uno de los hechos que más ha molestado al interior de la Iglesia tiene que ver con el ex párroco de El Bosque. El 24 de diciembre del año 2011, Ricardo Ezzati visitó por cerca de 15 minutos a Karadima en el convento de las Siervas de Jesús de la Caridad en Providencia. La fotografía paseó por los medios de comunicación y entonces varios sacerdotes expresaron en círculos cerrados su incomodidad por el hecho; una incomodidad que volvió a emerger debido a la ausencia del sacerdote en la Posta Central, durante la agonía de Daniel Zamudio.

Con respecto a las críticas, el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro dice que «no somos un regimiento donde a la orden de aplaudir todos aplaudimos (…) La libertad es un regalo para los hijos de Dios y es importante que todos podamos siempre expresar nuestros puntos de vista con respeto y en forma directa y fraterna. Y al mismo tiempo contar con los espacios para que las opiniones sean expresadas”.

Sin embargo, y pese a la alegría que sienten los católicos por la creación del nuevo cardenal, la satisfacción no es la misma para otros, como James Hamilton, también víctima de Karadima, quien manifestó estar abrumado con que Ezzati sea cardenal; y, en una entrevista con Radio Bío Bío, expresó: “Realmente, los hechos concretos que pudiera mostrar la iglesia, sólidos, de transformaciones, de estar cerca de la gente, el pueblo de Dios, cero, todo eso es marketing”.

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