A comienzos de mes, una fotografía de un equino desplomado en el suelo en calle 8 Norte de la ciudad jardín desató la ira de los cibernautas que compartieron el material. Hoy, varias organizaciones animalistas han convocado manifestaciones para frenar esta práctica que, aseguran, esta regulada por una legislación obsoleta.
Luego de que a comienzos de febrero se divulgara en los medios y redes sociales la imagen de un caballo de una tradicional victoria para pasear a turistas, desplomado en plena vía de la calle 8 Norte de Viña del Mar, la alcaldesa Virginia Reginato salió a asegurar que aquella había sido una situación puntual y que los animales utilizados con este fin tienen nuevas coberturas en materia de salud, cuidados y alimentación.
Sin embargo, lo cierto es que este no es un caso aislado. En 2012, un video de un caballo que arrastraba un coche y que recibía latigazos de parte de su dueño en el sector de Sausalito, enfureció a la opinión pública a través de las redes sociales y a los grupos animalistas. Según un reportaje publicado por el medio online La Otra Voz, en Viña del Mar hay 45 caballos empadronados por el municipio para esta función, todos sometidos a una ordenanza municipal que establece que deben contar con alimento y, por lo menos, cincuenta litros de agua diarios para su disposición. Sin embargo, las recientes denuncias de maltrato pusieron en la mira la efectividad de la fiscalización del estado de salud de estos equinos.
Como resultado, grupos de animalistas han decidido convocar a una funa a realizarse el primer día del Festival de la Canción de Viña del Mar con el fin de recolectar firmas para que el municipio erradique esta práctica. María Cristina Huerta, vocera de la organización “Nuevo amanecer”, afirma que los animales “Apenas suben el cerro, se les doblan las patas de cansancio” y asegura que sus dueños los estimulan a gritos y golpes para que los equinos logren llegar hasta su establo. “Esto es realmente un abuso. Nosotros pedimos que se termine con la tracción con sangre y sea absolutamente mecánica”, añade.
En tanto, Florencia Trujillo, directora de la organización Ecópolis, explica que actualmente existe un marco regulatorio que da protección a los animales, que es el artículo 291 bis del código penal, y la Ley de Protección Animal 20.380 del año 2009. Sin embargo, “la ordenanza municipal es anterior a la ley y no se ha actualizado. Estamos en presencia de una normativa anacrónica, porque es anterior al 2009 que es la fecha donde se dicta esta ley marco”, explica Trujillo.
Para la activista de Ecópolis, el municipio es corresponsable del cumplimiento de la ley junto con los dueños de los caballos. A su juicio la entidad no ha demostrado tener una capacidad de fiscalización acorde a la cantidad de coches empadronados, que derivaría en “una responsabilidad que es por lo menos administrativa, si es que no penal, del municipio, que haremos valer ante la Contraloría”.
Entre las infracciones más comunes que se cometen en estos casos, se encuentran el «no respetar los terminales oficiales, sobre carga de pasajeros (hasta doce pasajeros en un coche), sobre explotación de los límites horarios, carreras de caballos en los coches, desplome de caballos por situaciones que podemos elucubrar, como agotamiento y enfermedades de diverso tipo pero que dan cuenta de una situación anómala, y eso pasa todos los días”, denunció Trujillo. La organización está elaborando un informe que entregará al concejo municipal en las próximas semanas.
