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Insulza pide mediación de actores externos para buscar una solución en Venezuela Admite que hay una división ideológica que impide el diálogo

Insulza pide mediación de actores externos para buscar una solución en Venezuela

“La radicalidad de la confrontación es visible en las posturas de todos los actores. Y eso impide que Venezuela enfrente adecuadamente su situación, que sería superable, con los recursos de que dispone, si el país estuviera unido”, explica el secretario general de la OEA.


El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, asegura que el nivel de división ideológica que vive Venezuela es único en América y se corre el riesgo de quedar dividido entre vencedores y vencidos, por lo que demanda la intervención de actores externos para superar la crisis que atraviesa ese país.

A través de una carta publicada en La Tercera, Insulza expone que quienes deben lograr un acuerdo para superar la crisis son los propios venezolanos, pero advierte que “si ya no hay confianza en nadie, ninguna institución o personas que garanticen una postura ecuánime y no comprometida, tal vez el recurso a actores externos, provenientes de nuestra propia América y designados en común, sea una alternativa posible”.

En la misiva, el secretario general de la OEA expone que las manifestaciones como las que ocurren en Venezuela no debieran ser novedad en la región, ya que en los últimos años se han visto en Chile, México, Brasil, en donde “estudiantes y jóvenes salen a la calle a protestar y exigir soluciones, otros sectores de la sociedad que los acompañan, confrontaciones con la policía, arrestos de dirigentes, y grupos aislados que promueven actos vandálicos al final de marchas pacíficas, desvirtuando el sentido de la protesta”.

A renglón seguido explica que existen causas reales que explicarían estas protestas, “entre ellas, la difícil situación económica, con inflación, desabastecimiento y dólar disparado o racionado; y el crecimiento de la delincuencia, que unos y otros reconocen”.

Sin embargo, admite que hay una “diferencia fundamental” entre éste y otros estallidos, mencionando que “la protesta en Venezuela pone de manifiesto una confrontación política e ideológica de envergadura mayor, que es su verdadero detonante. Las marchas de protesta han sido respondidas con marchas de apoyo. El duelo de manifestaciones surge de la realidad de una división interna entre sectores de la sociedad, que no existe con esa envergadura en ningún otro país de América”.

“La radicalidad de la confrontación es visible en las posturas de todos los actores. Y eso impide que Venezuela enfrente adecuadamente su situación, que sería superable, con los recursos de que dispone, si el país estuviera unido”, explica.

Insulza también advierte que ambos bandos coinciden en proclamar su adhesión a la paz, “pero exacerban la confrontación, unos llamados a derrocar un gobierno que recién fue elegido y otros desconociendo la representación de una oposición que obtuvo una gran cantidad de votos”.

“Todos quieren ganar, derrotar al adversario. Pero la verdad es que si alguno gana, la sociedad quedaría irremediablemente dividida, por muchos años, entre vencedores y vencidos. Esta no es una lucha de muchos contra unos pocos; es de muchos contra muchos, todos con el mismo derecho a vivir y prosperar en su país, más allá de su ideología o posición social. Victoria y derrota no son una opción para Venezuela”, sostiene.

En ese sentido, Insulza precisa que la división en ese país es la que explica la supuesta ambigüedad de gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil y otros actores, pero no encuentran cómo hacerlo. “Si no condenan de plano al gobierno, con ‘cobardes’ o ‘cómplices’. Si se atreven a deslizar alguna crítica, sin ‘injerencistas’ o ‘aliados del imperialismo’. La actitud de ambas partes no es conducente a una acción benéfica de la comunidad internacional para buscar el acercamiento y la conciliación. Las iniciativas que se proponen intentan, más bien, sumarnos a la división”, sostiene.

A pesar del lúgubre escenario, el secretario general de la OEA está optimista en lograr un diálogo para “avanzar en la democracia si se genera un verdadero espacio de confianza, en el cual se acepte la diversidad de opiniones, se respeten plenamente los derechos ciudadanos, se canalice la búsqueda de soluciones por vías institucionales que den garantías a todos, y se genere así un clima de libertad y entendimiento en que todos puedan aportar”.

Respecto a la posición del organismo internacional, Insulza explica que “nadie espere de la OEA que emita condenas, que ahonde la división o que rechace la protesta legítima. Se puede esperar de nosotros una defensa incondicional de los derechos humanos, la libertad de expresión, la defensa de la institucionalidad y el Estado de derecho. Pero no que califiquemos al gobierno de ‘dictadura’ ni a la oposición de ‘fascista’, porque ese es un lenguaje de odio inútil”.

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