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Dueño de restaurante Baco defiende código de vestimenta en el recinto y justifica el fin de las propinas para cuidar la «dignidad» del personal Frédéric La Beaux dice que «formamos gente orgullosa de su oficio que no vive en una categoría aparte»

Dueño de restaurante Baco defiende código de vestimenta en el recinto y justifica el fin de las propinas para cuidar la «dignidad» del personal

«No estoy dispuesto a renunciar a este mínimo vestuario que debemos tener. Hay que respetar a las personas que vienen arregladas para pasar un grato momento», afirmó, sobre la disposición que ha generado controversia en redes sociales «Hay gente que se ofende de manera inmediata. Pero llegaron a un lugar que no les corresponde», enfatizó.


En los últimos días la disposición del restaurante Baco, ubicado en avenida Nueva de Lyon, que exige un determinado código de vestimenta, ha provocado controversia, expresada a través de redes sociales, especialmente de rechazo. Todo comenzó con un posteo en Twitter de Luis Larraín, gestor de la Fundación Iguales, que relató lo ocurrido en una ocasión donde asistió al local con sandalias junto a una amiga. Un garzón le prestó zapatos a él, pero no a su acompañante.

El rechazo y los comentarios, provocaron una reacción oficial de su dueño, el francés Frédéric Le Baux, quien explicó y justificó la exigencia. «Con hawaianas no se puede entrar. Es triste que tengamos que indicar a la gente que tiene que respetar a los otros. La gente es incapaz de entender que si estoy caminando por Santiago y me voy a sentar a un restorán igual que Baco, no puedo estar sentado en traje de baño, sudadera y hawaianas. A mí me parece evidente, pero para algunos es así (…). No estoy dispuesto a renunciar a este mínimo vestuario que debemos tener. Hay que respetar a las personas que vienen arregladas para pasar un grato momento. Ahora, cuando alguien viene con hawaianas, le prestamos zapatos o cuando viene con sudadera, le prestamos una blusa. Muy pocos aceptan, hay gente que se ofende de manera inmediata. Pero llegaron a un lugar que no les corresponde», dijo en entrevista con revista Capital.

Ayer, en conversación con La Segunda, Le Baux, sobre el mismo tema dijo: “Algunas personas no entienden espontáneamente que si van a un restaurante no pueden vestirse de cualquier forma», enfatizó. “Soy muy sensible a la belleza de las personas que nos visitan y estoy orgulloso de ellas, no quiero que las contaminen”, agregó.

Otra cosa particular del restaurante que el francés instaló en 1996, es que los garzones no reciben propinas. Y en este punto el argumento es más complejo. «Hace años que en Baco estaba instalado el tema de no seguir con el concepto de propina. Por un tema de dignidad con las personas que atienden», dijo. Precisando que los sueldos fijos  de los garzones van desde 600 mil hasta un millón 500 mil pesos.

«Esto cambió completamente su posición, primero, social: hoy ellos son bancarizables. Tienen liquidación de sueldo que les permite arrendar un departamento e irse de vacaciones. Porque cuando tomaban sus vacaciones, recibían el sueldo mínimo, sin propina. Cuando un garzón tiene una licencia, recibe el mínimo, cuando cotiza su jubilación es sobre el mínimo. Entonces, toda su vida, por culpa de la propina, va a vivir en una categoría de gente aparte, porque recibe ingresos no imponibles», explicó.

Le Baux aseguró que esta disposición ha subido la calidad del servicio. «Aquí formamos gente digna, orgullosa de su oficio, que no son sirvientes, son serviciales. No tienen la obligación de agacharse para pedir el 10%», enfatizó.

Para el chef, «la propina también es una coima. Hay gente que entrega la propina antes del almuerzo. Pero después viene el favor ‘ya anda y tráeme más whisky’. La propina es mucho más que un agradecimiento, es un sueldo. Es una coima. Es una manera de marcar la diferencia entre la persona que la entrega y la que la recibe. Además que si empiezo a fijar el monto del agradecimiento (10%) es casi un cobro», explicó.

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