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En un tono más prudente, uno de los víctimas de Karadima, quien se reunió con el líder del Vaticano en su residencia en Santa Marta la semana pasada, aseguró que «por ahora quiero estar expectante y observando en silencio, viendo como se viene la mano y qué ocurre» frente a las expectativas sobre cuántos obispos podrían ser removidos tras esta reunión clave.
Este lunes el obispo de Aysén, Luis Infanti, se convirtió en el primero en viajar a Roma para sostener un encuentro con el Papa Francisco. Esto en el marco de la cita que mantendrá Jorge Bergoglio para comunicarles las conclusiones del informe realizado por al obispo de Malta, Charles Scicluna, acerca del caso de Juan Barros y las denuncias sobre eventuales encubrimientos de los delitos cometidos por Fernando Karadima.
La semana pasada las víctimas del ex párroco del Bosque se reunieron con el Papa en su residencia en Santa Marta. Tras la cita, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo por medio de una rueda de prensa, contaron que «el Papa Francisco nos pidió perdón» y que durante esos días pudieron conocer «un rostro amigable de la Iglesia, totalmente distinto al que conocimos antes”.
Precisamente Hamilton, tras la reunión con el Papa, sinceró estar «muy contento y satisfecho» a través de su red social. Sin embargo, hoy a seis días del encuentro de los obispos con el líder del Vaticano, Hamilton ha mostrado un tono más prudente frente a las medidas que pudiese tomar Bergoglio para hacer un cambio en la Iglesia chilena.
En entrevista con T13 Radio, Hamilton al ser consultado por sus expectativas sobre cuántos obispos podrían ser removidos tras esta reunión, respondió que «por ahora quiero estar expectante y observando en silencio, viendo como se viene la mano y qué ocurre».
«Cuando esas cosas ocurran, ya que algo va a ocurrir indudablemente, porque ya ocurrió algo muy importante que fue que el Papa reconoció un error (…) es un avance enorme que contribuye a la sociedad».
No obstante, Hamilton aseguró no querer opinar «hasta que se vayan dando los cambios necesarios», y agregó que «uno tiene que por respeto dejarle el espacio de la pelota que quedó en su cancha».
