En este relato, nuestro viajero David González nos sorprende con dos historias simples, de gente común, en el Maule y la Araucanía. Dos niñas que separadas por una región en el sur de Chile, viven una soledad que se instaló en sus vidas de improviso. El sistema educacional las trató como un número, como un daño colateral de su propia suerte.