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Frente a la alza de precios: vecinos y vecinas de La Chimba producen sus frutas y verduras con novedoso sistema productivo Innovación

Frente a la alza de precios: vecinos y vecinas de La Chimba producen sus frutas y verduras con novedoso sistema productivo

Pobladores de la zona de la Región de Antofagasta son los protagonistas de  la iniciativa, quienes participan en el aprendizaje, producción, venta y consumo de lo producido. “Es esencial el aprendizaje de las verduras, así como saber cómo cultivarlas”, opinó una de las participantes del proyecto. 


Debido a las deterioradas condiciones de la tierra y el agua, la mayor parte de las frutas y verduras que se consumen en la Región de Antofagasta se traen de otras zonas, o bien se producen con técnicas especiales. Por este motivo, una alianza entre una fundación y una empresa puso en funcionamiento, desde 2021, un novedoso sistema de producción de huertas verticales mediante hidroponía.

“Gran parte de los problemas de salud que hay en la comunidad tienen su origen en la alimentación”, sostuvo Alejandra Stevenson, directora ejecutiva de Fundación Recrea que ideó la iniciativa con el financiamiento de Cramsa, proyecto dedicado a necesidades de provisionamiento del agua en la región de Antofagasta.

Cuando se dieron cuenta del impacto que tendría la crisis económica en el territorio, pensaron en proyectos que permitan beneficios en múltiples dimensiones.

El objetivo de la creación de los huertos verticales de La Chimba fue “generar un espacio de producción de frutas y verduras. Desde la fundación, lo valoraron como “una buena opción” por varios factores, entre ellos que “son un emprendimiento”, usan “tecnología de punta”, es un modelo que permite y facilita aprendizajes y termina en alimentos que benefician a la comunidad, tanto en su consumo como su venta, explicó Stevenson. 

“Este proyecto se lleva a cabo con la técnica de la hidroponía y destaca su estructura por la manera en que se aprovecha el espacio pese a que el suelo de Antofagasta no sea el más propicio para la siembra, por lo que el proyecto es completamente innovador para la zona, apela a un uso sustentable de los espacios con la participación activa de la comunidad y en la economía circular”, agregó. 

Se trata de una “hidroponía moderna” ya que las huertas se encuentran en altura y se preparó una estructura que trabaja con energía solar mediante paneles, es baja en consumo de aguas, energía y alta en toración.  

Proyecto participativo

Desde 2021 hasta ahora, la producción se encuentra en “marcha blanca” mientras se adquieren los conocimientos necesarios para la producción. La idea es que vecinos y vecinas del Barrio Transitorio de La Chimba puedan participar de “manera rotativa” en el proyecto, para que así todas las personas interesadas sean parte en diferentes tiempos y a futuro cosechar verduras de hojas verdes y flores. 

Lupe Loayza (49) es dueña de casa y pobladora del barrio de La Chimba. Desde pequeña le llamó la atención “todo lo vinculado a la agricultura y la plantación” y por este motivo se sumó al proyecto. 

“Quise obtener el conocimiento necesario para cultivar verduras hidropónicas de manera más sencilla, adaptándonos a un entorno más tecnológico en una región cuya obtención de verduras y frutas es cara, siendo Antofagasta una de las regiones más caras en relación a otras”, contó la vecina.

“He aprendido tanto el funcionamiento de las plantas como su cuidado y lo que le afecta a su crecimiento, así como también que la raíz de una planta puede decir muchas cosas de ella”, reflexionó y valoró la importancia de este aprendizaje para apreciar el proceso y el consumo de estos alimentos. En la escuela, según contó, no tuvo la oportunidad de estudiar maneras de cultivar, aunque lo consideró “esencial”.  

Fuente: Cramsa

Distinto es el caso de Remigio Carrillo (47), quien estudió en Bolivia y contó que durante su formación pudo aprender sobre floricultura y fruticultura. Carrillo es otro de los participantes de la producción de huertos verticales. 

Antes de vivir en Chile, fue campeón en competencias de ciclismo y realizó cursos de nutrición y dieta de alto rendimiento en España, de allí su motivación de sumarse al proyecto. 

“Aquí no hay verduras al alcance del consumo diario, ya sea por lo escasez o bien por el precio elevado”, dijo y agregó que también lo entusiasmaron los huertos debido al “valor nutritivo de las frutas y verduras para una alimentación sana equilibrada”, destacó el trabajador de un laboratorio sanitario. 

La fundación tiene diferentes líneas de acción en el barrio, las cuales tienen relación con la identificación de los núcleos familiares que habitan los campamentos, el análisis de sus factores de riesgo y vulnerabilidad, el acompañamiento en procesos de integración cultural y ciudadana, y el acompañamiento en el camino hacia la obtención de la vivienda propia.

Es en esta línea que, a partir de la identificación de las barreras de la alimentación y la dificultad de producir en “los complejos terrenos” del sector, surgió esta apuesta que está en sintonía con otros proyectos similares, uno vinculado a la producción de cerámica y otro a la amasandería, que están en fase de preparación y también consisten en proyectos de tipo comunitario que facilitan aprendizajes conjuntos, socialización de conocimientos y beneficios económicos a quienes participen. 

“La idea de este año es terminar con tres emprendimientos comunitarios”, finalizó la directora ejecutiva de Fundación Recrea. 

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