Opinión
Cada año, alrededor de 60,000 personas reciben el diagnóstico de cáncer en nuestro país, y lamentablemente, apenas la mitad logra sobrevivir. Más allá de la lucha contra la enfermedad, muchos chilenos que han superado el cáncer enfrentan nuevas batallas, como la discriminación derivada de haber padecido esta dolencia.
Es crucial reconocer la posibilidad de construir un Chile más compasivo, y para lograrlo, es imperativo coordinar esfuerzos entre el gobierno, la sociedad civil, universidades, agrupaciones de pacientes, fundaciones y sociedades científicas.
En nuestro país, hemos sido testigos de cambios importantes que alimentan la esperanza de abordar este problema de manera integral. La existencia de la Ley Nacional del Cáncer y las contribuciones desde nuestro Centro para la Prevención y el Control del Cáncer (Cecan) indican que estamos encaminados a cambiar la narrativa del cáncer en Chile, priorizando a las personas.
En ese sentido, también es esencial destacar el reciente logro que representa un paso significativo hacia un país más justo: la aprobación de la norma de Derecho al Olvido Oncológico. Esta medida celebra la necesidad de proteger la privacidad y dignidad de quienes han superado el cáncer, evitando así la injusta discriminación financiera que podrían enfrentar.
La garantía de igualdad ante la ley y la prevención de la discriminación arbitraria reducen la estigmatización y evitan la revictimización de quienes han enfrentado el cáncer. Por esta razón, la oficialización de esta iniciativa es un hito crucial que merece ser resaltado con orgullo.
Considerando que la mitad de la población va a desarrollar un cáncer a lo largo de su vida, en Cecan, pensamos que es injusto que aquellas personas que han superado esta enfermedad tengan que cargar con este estigma en el sistema financiero, sobre todo cuando ya ha pasado el tiempo suficiente como para que el equipo médico estime adecuado darle el alta a la persona.
Estamos seguros de que la norma de Derecho al Olvido Oncológico es un paso muy relevante, en el espíritu de nuestra Ley Nacional del Cáncer, para eliminar una discriminación muy injusta para los sobrevivientes de cáncer. En ese sentido, es importante agregar que es necesario educar e informar a los pacientes al respecto, además de vigilar que esta normativa se cumpla como corresponde. Nos alegramos de estar en la misma sintonía de otros países que ya han adoptado esta norma.
El cáncer impacta a todos de alguna manera, y la desigualdad existente va más allá de problemas de recursos; radica en nuestra tolerancia hacia oportunidades desiguales. Si pudiéramos cambiar nuestros corazones para no aceptar esta realidad, podríamos verdaderamente construir un Chile más amable para aquellos que viven, han vivido y vivirán esta enfermedad.
Ya hemos recorrido un importante camino, y sabemos que aún queda mucho por conseguir, pero si seguimos trabajando en conjunto no hay dudas en que lograremos cambiar la historia del cáncer en nuestro país.
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