Violencia de género en relaciones adolescentes: manipulación, normalización de celos y ausencia de herramientas afectivas

‘‘Prefieres estar con tus amigas antes que conmigo’’, ‘‘elimina esa foto sales demasiado linda y no quiero que nadie más la vea’’, ‘‘por qué hablas con otras personas si ya me tienes a mí’’. 

Las frases anteriores tienen una cosa en común: corresponden a manifestaciones de violencia y manipulación. Aunque estas escenas -compuestas principalmente de celos y control sobre otra persona- se puede manifestar en relaciones afectivas de personas de distintas edades, suelen darse de manera más fácil en adolescentes. 

Según destacan las integrantes de la Corporación Minka Psicólogas Feministas, Daniela Silva Daza y Fabiana Rojas Duarte en conversación con El Mostrador Braga, estas situaciones se ocasionan debido a que las y los jóvenes no cuentan con las herramientas o redes de apoyo para reconocer y prevenir estas expresiones de violencia. 

‘‘Es posible que observemos que nuestros y nuestras adolescentes consideren inaceptable la violencia de género en sus diferentes expresiones, sin embargo, no todas las formas de violencia generan el mismo rechazo ni todos los comportamientos que se podrían considerar violentos o de maltrato son identificados como tales’’, señalan las psicólogas. 

A opinión de las expertas, el cómo se enseña sobre relaciones afectivas en la actualidad es una de las principales razones de que los micromachismos, la violencia psicológica y la violencia simbólica se naturalicen entre adolescentes. 

‘‘No debemos olvidar que, el crecer en una sociedad donde te enseñan las relaciones sexo afectivas desde el amor romántico, desde la posesión e idealización de un otro/a, genera que se naturalicen muchas cosas, lo que lleva a pensar que existen conductas “inevitables” o aceptables en algunas circunstancias, tales como por ejemplo; controlar los horarios de la pareja, revisar el celular, entregar las claves de tus redes como muestra de lealtad y fidelidad, distanciarse de personas y alejarse de lugares para no incomodar a la pareja’’, subrayan las profesionales de Minka. 

El aumento de violencia de mano de la tecnología 

Una de las principales características que envuelven a las nuevas generaciones es su estrecha vinculación con el mundo digital. De hecho, es casi imposible ver actualmente a algún/a joven que no posea un dispositivo electrónico o tenga una red social. 

Sin embargo, si es que esta adolescentes es víctima de violencia en una relación afectiva, es muy probable que estas agresiones perpetuadas por su vínculo se trasladen también a la esfera digital. Por ejemplo, manipulación por chat; celos al seguir a otras personas en una red social; entre otros. 

‘‘Si bien, hoy contamos con mayor cantidad de adolescentes capaces de criticar y repensar las formas de relacionarse, no es posible omitir que la violencia se ha masificado/diversificado a otras formas que hace un par de años, no existía, por ejemplo, la violencia digital, que se alimenta principalmente de las redes sociales y el mundo del internet’’, dicen Silva y Rojas.

Las expertas ejemplifican que algunas de las conductas que son más usuales en el mundo digital se refieren a sextorsión, ciberacoso, exposición de material sexual o violento, anonimato, control de las redes sociales, ghosting, entre otros. ‘‘Lo que nos hace pensar que así como es tan amplio el mundo online, lo son las diferentes maneras de manifestar violencia en relaciones de pareja, principalmente de adolescentes y jóvenes’’, comentan.

Lamentablemente, este tipo de expresiones no son las únicas. Ya que en el último tiempo también estudios han comprobado que la violencia sexual va en aumento entre las relaciones adolescente, esto principalmente debido al consumo de pornografía.  

De acuerdo a un estudio publicado en Sage Journals que analizó el contenido de material pornográfico, determinó que el 90% de las escenas estudiadas contenían violencia hacia las mujeres. Estos porcentajes resultan preocupantes, considerando que la pornografía muchas veces es la herramienta que los y las jóvenes utilizan para educarse en temas de sexualidad. 

El informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de la ONG Save the Children lanzado el año 2020, revela que alrededor del 40% de adolescentes reconoce la pornografía como fuente de aprendizaje y el 30% afirma que esta es su principal fuente de “educación sexual”.

De tal forma, lo que aprenden a través del contenido para adultos es replicado en las relaciones sexo-afectivas. Perpetuando y normalizando la violencia sexual entre jóvenes. 

¿Por qué se produce en adolescentes? 

Según señalan las expertas de Minka, los factores que influyen para que la violencia se produzca mayoritariamente entre jóvenes son diversos: ya que pueden ir desde la escasa gestión emocional hasta un bajo autoestima de los y las adolescentes.  

Sin embargo, las profesionales indican que prevenir así como erradicar la violencia de género, es un trabajo que debe ser transversal.

‘‘Resulta relevante modificar las políticas públicas, entregar una educación sexual integral, donde se deje de hablar de sexo como con el único fin del acto sexual. Es por ello, que la principal herramienta es la educación, favorecer el reconocimiento positivo de la autopercepción, gestión emocional y sobre todo, fortalecer relaciones saludables basadas en el respeto hacia la otra persona’’, recomiendan las psicólogas.

Por otra parte, consideran importante también entregar herramientas para prevenir la violencia de género a los varones, ya que la sociedad machista y heteronormada también afectan su desarrollo, lo que lleva a la normalización de la violencia. 

‘‘Es importante poder generar espacios de gestión emocional desde temprana edad, con la finalidad de formar a personas empáticas y capaces de expresar y mediar sus emociones, pensamientos y conductas sin ir en desmedro de otros/as, así mismo, ser capaces de cuestionar aquellas conductas que se relacionan con el ejercicio de la violencia, poder y control sobre otras personas, con el fin de poder resignificar y desaprender los patrones que influyen en la violencia’’, finalizan.