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Agresiones sexuales en colegios: la crisis que viven los establecimientos educacionales y que exige soluciones efectivas BRAGA Créditos: Agencia Uno

Agresiones sexuales en colegios: la crisis que viven los establecimientos educacionales y que exige soluciones efectivas

Según indica la académica de la Facultad de Psicología UDP, María Isabel Toledo, la educación sexual integral es un punto fundamental de incluir para prevenir de forma efectiva agresiones sexuales en colegios, esto siempre y cuando, sea acorde a las etapas de cada alumno y alumna. ‘‘Hay que empezar a educar desde el primer día que los niños entran a los establecimientos, obviamente con los desarrollos progresivos de los temas. Pero la educación sexual tiene que instalarse’’.


De acuerdo a cifras de la Superintendencia de Educación, dadas a conocer durante marzo del 2022, las denuncias por acoso sexual realizadas por escolares aumentaron en más de un 50% en comparación con años anteriores.

Tales cifras muestran una aguda crisis que se vive al interior de los establecimientos educacionales en el último tiempo y que se pudo ver retratada con el bullado caso ocurrido en el Colegio San Ignacio el Bosque, donde estudiantes de primero y segundo medio agredieron sexualmente a compañeras de séptimo y octavo básico.

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Ante tal situación, surge la interrogante sobre cómo deben preparar los establecimientos educacionales protocolos para abordar de forma efectiva agresiones sexuales ocurridas en sus espacios. Además, pone en discusión -nuevamente- la necesidad de integrar la educación sexual integral (ESI).

Según indica la directora de la Clínica Psicológica de la Universidad Diego Portales (UDP), Albana Paganini, lo primero es identificar que son varios los y las actores que deben involucrarse para prevenir y abordar agresiones de connotación sexual.

‘‘En términos generales, diría que los adultos que habitan las escuelas tienen un papel fundamental, entonces la pregunta es más amplia aún: ¿qué posibilidades tiene hoy la escuela como comunidad educativa de construir una trama de significaciones que resguarde y proteja? ¿qué posibilidades tienen los adultos que habitan las escuelas, cuando también están deslegitimados como mediadores válidos y temen a los propios estudiantes y sus familias?’’, opina Paganini.

En esa línea, la directora explica que la distancia y asimetría con el adulto es imprescindible para la protección, el amparo y regulación de los lazos en espacios institucionales. Es decir, deben construirse herramientas que permitan generar la confianza entre alumnos/as y los adultos que se desenvuelven en los colegios.

‘‘Hay un desdibujamiento de las fronteras que regulan el lazo entre niños, niñas, adolescentes y adultos y es esa borradura de fronteras, entre otras cosas, la que genera vulneración y violencias, duplicando el desamparo social actual. Más que prevención, parecería que habría que repensar los espacios escolares’’, añade Paganini.

Asimismo concuerda la académica Facultad de Psicología UDP, María Isabel Toledo, quien piensa que es fundamental educar ‘‘no solo a los estudiantes, sino a toda la comunidad educativa. La comunidad está compuesta por los alumnos, por los directivos, por los trabajadores y por las familias’’.

Por otra parte, la académica de la UDP también puntualiza en que estos temas tiene un trasfondo social mucho más profundo. ‘‘El cambio tiene que ver con el reconocimiento de lo que es la sexualidad y el género, la escuela es un lugar privilegiado donde se deben fortalecer estas transformaciones’’, dice Toledo.

Por ejemplo, María Luisa Toledo, reflexiona sobre lo crucial que es integrar la ESI en la formación temprana de alumnos y alumnas, pero, que además estas herramientas pueden acompañarlos hasta finalizar sus etapas educativas. ‘‘Hay que empezar a educar desde el primer día que los niños entran a los establecimientos, obviamente con los desarrollos progresivos de los temas. pero la educación sexual tiene que instalarse’’.

En otra línea, ambas académicas concuerdan en que los protocolos son una medida que no viene a resolver los problemas al 100%. De hecho, si es que no se implementan transformaciones significativas en las comunidades educativas, estos documentos pueden ser simplemente un parche.

‘‘Una escuela puede tener muchos protocolos, pero si no hay adultos que los transmitan como forma de convivencia activa, de cuidado y protección, se transforman en letra muerta. Hay que apostar a armar una asimetría que reorganice los lazos sociales y legales que se hallan debilitados. Si la escuela logra esa tarea que es compleja, es la mejor forma de prevenir todo tipo de abuso. Se trata de evitar las soluciones “voucher”: para un problema, este protocolo; para el otro, hacemos otra normativa; y así sucesivamente, del tal manera que se pueda recuperar el espacio escolar como un colectivo social sujeto a legalidades que permiten la convivencia’’, apunta Paganini.

Por último, la directora agrega que los espacios escolares debieran analizar y pensar qué tipo de rol y vínculo se construye en la actualidad entre los profesores y los alumnos, qué mundo se le presenta a los adolescentes. ‘‘La transgresión de normas elementales en la sociedad y las manifestaciones de abuso y corrupción, dan cuenta de que el problema es que el contrato social que regula los lazos está conmocionado y eso produce todo tipo de violencias que vulneran derechos. El espacio escolar no es ajeno a estas problemáticas’’.

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