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Por una medicina que no replique el odio BRAGA

Por una medicina que no replique el odio

Carolina Soto Salazar
Por : Carolina Soto Salazar Médica PUJ Est. Mg. Salud Mental Comunitaria UB Salud mental con enfoque de género
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Una persona escribió en una publicación sobre la Conmemoración del Día de Orgullo LGBTQIA+, por parte del Departamento de Género y Salud del Colegio Médico, que por qué no se celebraba simplemente el orgullo de ser médico y vale la pena hablar de esto: Es un privilegio ser profesionales de la salud, y una gran responsabilidad. El día en que en salud se respeten los derechos de todas las personas, podremos hablar del orgullo de ser parte del gremio médico.Mientras tanto, quienes decidimos ser parte de la disidencia, marcharemos con orgullo el 24 de junio.


Una persona, al parecer colega, escribió en una publicación sobre la Conmemoración del Día de Orgullo LGBTQIA+, por parte del Departamento de Género y Salud del Colegio Médico, que por qué no se celebraba simplemente el orgullo de ser médico y creo que vale la pena hablar de esto.

Junio es el Mes del Orgullo, por los disturbios de Stonewall, que se desataron en protesta por los abusos policiales hacia las personas LGBTQIA+ en Nueva York. Las calles se llenan de colores que representan la diversidad sexogenérica y no pocos colegas se preguntan, esto qué tiene que ver con medicina. Tiene todo que ver.

Laura Martin, psiquiatra española y referente en salud mental comunitaria, habla de que los sistemas de salud, y por tanto quienes trabajamos en ellos, representan las sociedades en las que están inmersas, con lo bueno y lo malo. Describiría el nuestro como uno que todavía no cuestiona e incluso replica constantemente los discursos de odio, uno que sigue basándose en paradigmas arcaicos, en el que las jerarquías, la idea de una supremacía moral e intelectual, y la heteronormatividad imperan.

También tiene cosas buenas. Es en este mismo que existen voces que cuestionan el cómo hacemos las cosas y esa disidencia está reparando poco a poco años de violencia. Eso siempre será motivo de celebración.

El ambiente médico sigue siendo hostil y resistente ante todo lo que desafíe su cultura tradicional. Las mujeres médicas seguimos siendo invisibilizadas y violentadas en los espacios académicos y clínicos. Les estudiantes y profesionales de las diversidades sexogenéricas siguen habitando con temor esos espacios: desde tener que modificar su expresión de género hasta evitar postular a una especialidad por el miedo a la discriminación.

El género es un determinante social de la salud. Existe suficiente evidencia científica del impacto en salud, mental y física, que tiene la violencia en personas de las diversidades sexogenéricas. Existe un marco internacional y en Chile, organizaciones de la sociedad civil han levantado información sobre las barreras en el acceso a la salud de este grupo poblacional. Aún así, el gremio médico no quiere darse por enterado y mucho menos, sentirse interpelado. Cuando se anteponen los prejuicios y creencias, se estigmatiza y discrimina, se pone en riesgo el ejercicio de una medicina equitativa y respetuosa.

¿En qué momento nos vamos a cuestionar la gravedad de que desde el ámbito médico se repliquen los discursos de odio?

Los discursos de odio están definidos por la UNESCO como “cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”.

Cuando profesionales de la salud niegan la diversidad sexogenérica, se rehúsan a llamar a las personas por su nombre social, se burlan de sus pacientes en cirugía basados en estereotipos, se atreven a dejar comentarios agresivos en redes sociales o que consideran que esto va en detrimento de prestaciones “más importantes” están contribuyendo a los discursos de odio. ¿Es ético replicar el odio y la desinformación yendo en contra de los derechos de las personas?

Creo que se puede ejercer una medicina sin odio, que todas las personas deben poder gozar del más alto nivel de salud. Deseo que las personas puedan sentirse libres y seguras en los espacios de salud, y no vean en desmedro su posibilidad de sobrevivir según quién les atienda. Creo en una medicina que puede reparar y dejar de ser una plataforma que replique el estigma, lo encierre o lo patologice.

Es un privilegio ser profesionales de la salud, y una gran responsabilidad. El día en que en salud se respeten los derechos de todas las personas, podremos hablar del orgullo de ser parte del gremio médico. Mientras tanto, quienes decidimos ser parte de la disidencia, marcharemos con orgullo el 24 de junio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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