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Silvina Luna y la violencia estética: el poderoso monstruo industrial detrás del odio al cuerpo BRAGA

Silvina Luna y la violencia estética: el poderoso monstruo industrial detrás del odio al cuerpo

La muerte de la actriz argentina Silvina Luna remece la opinión nacional trasandina y cruzó las fronteras tras ser el resultado de una cirugía mal ejecutada. El caso evidencia los estragos de la violencia estética, que busca disciplinar los cuerpos de las mujeres y forzarlas a una búsqueda imparable por encajar en determinados estándares de belleza: la industria médica y farmacéutica, el poderoso monstruo industrial detrás del odio al cuerpo. “No se trata de juzgar a las que eligen algún tratamiento o intervención, sino que se garantice su salud y seguridad. Y que esas decisiones sean por deseo, pero no para no sentirse violentadas”, subrayó la periodista Luciana Peker.


Actriz, modelo y presentadora de la televisión argentina: Silvina Luna inició su carrera artística en las primeras ediciones del reality Gran Hermano (2001), donde desde la pantalla se delineaba el estándar de belleza deseado para la época, muy similar al de hoy: tronco delgado, pechos y gluteos abultados y piernas levemente fortalecidas.

De allí en adelante, su aparición en revistas, teatros y otras actividades la condujo hacia un disciplinamiento de su corporalidad que, con crueldad, la llevó a la muerte.

En 2011, se sometió a un aumento de glúteos con el cirujano Aníbal Lotocki y tres años más tarde fue hospitalizada por cálculos renales. Estudios médicos constataron que su problema fue producto de la mala praxis médica y el bautizado “cirujano de los famosos” fue condenado en 2022 a cuatro años de prisión y cinco años de inhabilitación profesional.

Luna fue diagnosticada con hipercalcemia e insuficiencia renal, debía realizarse diálisis tres veces por semana y se encontraba a la espera de un trasplante de riñón. En junio de 2023 fue internada en terapia intensiva en el Hospital Italiano de Buenos Aires y fue sedada e intubada, para finalmente fallecer el 31 de agosto a sus 43 años, a causa de una insuficiencia renal.

El fiscal argentino que lleva la causa contra el cirujano, Sandro Abraldes, solicitó preservar el cadáver y custodiar el cuerpo para estudiar el impacto de la cirugía y de qué manera esto puede proyectarse en la salud de otras tres modelos damnificadas; Gabriela Nilda Trenchi; Pamela Sosa y Stefanía Belén Xipolitaxis.

Mientras tanto, el abogado de Silvina Luna consideró que la muerte de Silvina Luna constituye un “hecho nuevo” que requiere una investigación profunda. “Lotocki debe ser indagado por homicidio por la muerte de Luna. El delito no prescribió”

Una industria que interviene el deseo

La muerte de la actriz, criticada con crudeza en las redes sociales y los paneles televisivos por su apariencia física sobre todo en sus últimos años, encendió las alarmas en torno a un concepto del que poco se habla pero bien se conoce: la violencia estética.

Ella hace relación al disciplinamiento de los cuerpos de las mujeres, principalmente, para que este se someta a encajar en determinados estándares estéticos de belleza mediante “una serie de prácticas invasivas sin ningún tipo de problematización social”, sostuvo a la Agencia Télam la fundadora del proyecto “Mujeres que no fueron tapa”, Lala Pasquinelli.

“El caso de Silvina Luna es icónico porque hace visible algo que es muchísimo más común de lo que se piensa, que es cómo en esta búsqueda infinita, porque no tiene límite, de encajar en el estándar de belleza que nos rige en este momento, pone en riesgo la salud y la vida”, agregó Pasquinelli al medio argentino.

La especialista destacó que esta búsqueda del canon de belleza es una “presión social insistente para intervenir los cuerpos, transformarlos y someterlos a una serie de prácticas tremendamente invasivas sin ningún tipo de problematización social”, lo cual expone también la impunidad de quienes erigen una millonaria industria detrás del odio, en este caso el cirujano Aníbal Lotocki, que representa a un amplio sector social, perteneciente a la industria médica y farmaceútica, principales edificadoras de un sistema odiante.

“(el caso de Silvina Luna) Permite dar visibilidad a una problemática que es histórica, mucho más amplia, más compleja y que es casi estructural de nuestra sociedad, que tiene que ver con el disciplinamiento de los cuerpos de las mujeres a través de los estándares estéticos de belleza”, señaló la socióloga y periodista al mismo medio, quien además añadió que el caso se “vuelve paradigmático” al visibilizar el “nivel de crueldad” al que fue expuesta Luna.

A la par, la reconocida periodista feminista argentina, Luciana Peker, destacó que “desde que entró en Gran Hermano hasta su último video en Instagram, la juzgaron por su panza, su cara, su cola y su imagen”.

“Silvina Luna murió antes de tiempo, en una muerte evitable y en un sufrimiento convertido en tortura. Fue víctima de mala praxis, de presiones estéticas y de la crueldad sobre la imagen de las mujeres en donde nunca alcanza y siempre sobra”, escribió en Infobae.

La comunicadora subrayó que las personas son dueñas y tienen la libertad de elegir operarse o realizarse tratamientos estéticos sobre sus cuerpos, pero que “no tienen por qué morirse si no hay irresponsabilidad, crueldad y mala praxis.

“No se trata de juzgar a las que eligen algún tratamiento o intervención, sino que se garantice su salud y seguridad. Y que esas decisiones sean por deseo, pero no para no sentirse violentadas por comentarios despectivos o porque para sobrevivir, triunfar o conseguir trabajo se requiere tener lolas o el culo parado”, puntualizó.

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