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Una constitución ni social ni democrática para las mujeres BRAGA

Una constitución ni social ni democrática para las mujeres

El proceso Constitucional actual ha dejado de lado a las mujeres de Chile. Hoy, de garantías de participación democrática para las mujeres en igualdad de condiciones, hemos pasado a la “promoción”, que está sujeta al gobierno y mayoría política de turno. Un Estado Social y Democrático de Derecho exige contener medidas afirmativas o mecanismos para asegurar la participación de grupos históricamente discriminados en espacios de toma de decisiones públicas, como hemos sido las mujeres. Hoy todas nuestras luchas ganadas podrían estar en riesgo ante mayorías totalitarias en el Congreso si se aprueba el texto como está.


El Proceso Constitucional actual ha dejado de lado a las mujeres de Chile, eliminando o minimizando cualquier principio o derecho fundamental que directamente aseguraba una vida más digna para las trabajadoras y cuidadoras de nuestro país. El texto constitucional entregado por los comisionados, a pesar que a juicio de muchas no era perfecto, fue destrozado y minimizado por la Derecha el sábado pasado, eliminando estándares mínimos de un Estado Social y Democrático y de Derecho.

Originalmente el anteproyecto consagraba la Paridad como mandato a la Ley y de forma transitoria establecía la paridad en el Parlamento. Hoy, de garantías de participación democrática para las mujeres en igualdad de condiciones, hemos pasado a la “promoción”, que está sujeta al gobierno y mayoría política de turno.

Un Estado Social y Democrático de Derecho exige contener medidas afirmativas o mecanismos para asegurar la participación de grupos históricamente discriminados en espacios de toma de decisiones públicas, como hemos sido las mujeres. La democracia con las mujeres es una oportunidad para que las necesidades e intereses de la mitad de la población sean atendidas a través de decisiones y políticas más inclusivas en todos los niveles de públicos y sociales, sólo así pueden avanzar las sociedades.

En el mismo sentido se ha cercenado el desarrollo progresivo de los derechos sociales, quitando incluso la posibilidad de hacerlos exigibles ante tribunales de justicia como se puede actualmente. Esta interpretación subsidiaria, asistencialista y mínima del Estado para apoyar a las personas, solo reafirma la falta de conexión de la derecha con las personas más vulnerables de nuestra sociedad, como son las mujeres jefas de hogar, las personas mayores, las personas dependientes, los niños, niñas y adolescentes vulnerados, las personas cuidadas y cuidadoras, que no quieren bonos ni subsidios, sino derechos y apoyo permanente para ser cuidados y cuidar a los suyos.

A pesar que los cuidados, que comprende el derecho a cuidar y a ser cuidado en condiciones adecuadas para vivir dignamente, no había sido consagrado originalmente en el texto, las organizaciones de la sociedad civil (Comunidad Mujer, Yo cuido y otras) levantaron este derecho fundamental que afecta principalmente a las mujeres, también fue recogido nuevamente como base constitucional de un Estado Social y Democrático de Derecho por el oficialismo. Sin embargo, la derecha buscó la fórmula de debilitar en su mínimo este reconocimiento. Lo estableció como una promoción para conciliar lo familiar y lo laboral, que no es suficiente para asegurar un Estado Social y Democrático de Derecho.

Al contrario, establece el deber de las familias a cuidar pero para proteger este derecho no basta la seguridad social ni el respeto a las familias: ¿Qué sucede cuándo las familias, principalmente con jefas de hogar, no cuentan con los medios para realizar esta labor en condiciones dignas? ¿Cómo apoyamos a las mujeres que dejan su trabajo para hacerse cargo de una persona enferma, mayor o con dependencia física o intelectual? La Derecha limitó el apoyo estatal, solamente a la maternidad, política que existe hace años con el Programa “Chile Crece Contigo” gracias a la Presidenta Bachelet.

Esta protección exclusiva a temas de maternidad, claramente tiene sesgos conservadores y se estableció como condición para restablecer la protección de la vida del que está por nacer, con un claro ánimo de retroceder en materias de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Hay muchas otras enmiendas de la Derecha que se aprobaron coartando nuestros derechos, solo cabe mencionar el peligro de que los Tratados Internacionales que nos protegen (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, entre otros) no sean respetados, o sea inconstitucional exigir el pago de una pensión alimenticia.

Aunque todavía no existe el texto definitivo, vemos que hemos retrocedido y restringido el estándar de protección de los derechos de las mujeres, garantías que mucho le ha costado avanzar a Chile a nivel legislativo, judicial y administrativo. Hoy todas nuestras luchas ganadas podrían estar en riesgo ante mayorías totalitarias en el Congreso si se aprueba el texto como está.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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