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Cero: La visión chilena de los atentados a las Torres Gemelas

Dirigido por Carlos Fuentes y Sebastián Campos, Cero es el producto de doce horas de grabación -entre el 11 y el 14 de septiembre del 2001- tras la destrucción del World Trade Center de Nueva York. Con testimonios e imágenes, los realizadores construyen un relato agudo, duro y angustiante sobre uno de los hechos más estremecedores en la historia de los Estados Unidos.


Resulta impactante vivir otra vez los atentados del 11 de septiembre, sobre todo si nos llegan a través de los ojos de un chileno. Es muy potente ver caer nuevamente uno de los edificios, captar el sufrimiento en las calles y presenciar -sentir- las lágrimas de cada uno de los habitantes de Nueva York. En Cero cada escalofriante aspecto de aquellos sucesos cobra vida propia, despliega una mirada particular.



Este documental tiene la capacidad de hacernos vivir en carne propia el sufrimiento de una sociedad abatida, de su gente aterrorizada. Y lo hace desde un modo distanciado, sin intervenir; dejando que las imágenes hablen por sí mismas, pero acercándonos a la intimidad de las vivencias de los dolidos norteamericanos.



Cero nace gracias a Carlos Fuentes, un chileno estudiante de cine en Nueva York que había comprado el día anterior a los hechos su primera cámara de video. Esa mañana -el 11-S- escucho un gran estruendo, miró por la ventana y creyó que el día estaba sorprendentemente soleado. Le pareció extraño. Cuando salió de su casa vio que una de las torres gemelas ardía. Rápidamente comenzó a grabar lo que él pensaba era un incendio.



Al comprender la dimensión de lo acontecido, decidió dejar de lado todo lo que estaba haciendo para quedarse durante cuatro días en las calles de Nueva York. Registró la historia inédita de lo que ocurrió con los vivos y de cómo éstos sobrellevaron el golpe brutal al corazón de Estados Unidos. La caída de las Torres Gemelas es el punto de partida de Cero, un documental que muestra el recorrido emocional de los neoyorquinos, que se reunieron noche tras noche para compartir su duelo y dar rienda a su necesidad de expresarse.



Entre velas, canciones, rituales y debates multirraciales, Fuentes recogió 12 horas de testimonios, anónimos, que grafican la impotencia y la angustia post-atentado. Su actitud fue la de no intervenir. Encendió la cámara y no hizo preguntas. La gente espontáneamente lo detuvo para expresarle su opinión. Después de guardar este material durante dos años, se une con Sebastián Campos para co-editar este documental, construido a partir del material que él grabó.



El relato constituye el estremecedor el recorrido sentimental que un chileno, cámara en mano, registró por más de doce horas. En él los neoyorquinos lloran su impotencia y miedo generalizado ante tamaño siniestro. Con diálogos honestos y sufridos, cargados de sentimientos, contradicciones, Cero se convierte en la suma de todas las emociones, de todas las ideas políticas, de todas las expresiones del rostro del norteamericano medio, que llora, ama y sufre por su país.

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