Publicidad
Presentan libro con diario de vida de testigo de bombardeos israelíes del 2008 en Gaza “Gaza – Seguimos siendo humanos” será lanzado este viernes en Providencia

Presentan libro con diario de vida de testigo de bombardeos israelíes del 2008 en Gaza

Su autor, el fallecido activista y periodista italiano Vittorio Arrigoni, vivió los ataques de 2008, muy similares a los actuales. “La calidad de su crónica es notable e imprescindible para tomarle el pulso al infierno cotidiano que se vive en Gaza, así como a la impresionante capacidad de resistencia y de vitalidad que mantiene en pie a los palestinos de esa zona sitiada”, señala Dauno Tótoro, director de la editorial Ceibo.


Un libro que narra cómo se viven los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza se presentará este viernes en el Anfiteatro Manuel Montt (Manuel Montt 101, esquina Nueva Providencia), a las 18:30 horas.

Portada_GAZASe trata de “Gaza” (Editorial Ceibo), una recopilación de crónicas del activista y periodista italiano Vittorio Arrigoni, que vivió en carne propia la operación militar israelí “Plomo Fundido” de 2008, similar a la actual “Margen Protector”, aún en curso.

En aquella ocasión, Israel atacó la Franja de Gaza, una zona de 1,8 millones de habitantes en 350 kilómetros cuadrados (una superficie similar a la de San Bernardo, Calera de Tango, Buin y Paine) entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009, por mar, tierra y aire, también en un enfrentamiento con el gobernante grupo islamista palestino Hamas. Murieron 1.400 palestinos y 14 israelíes.

Arrigoni publicó las crónicas originalmente en el diario italiano Il Manifesto, y el libro apareció en 2009 en su idioma natal. Dos años después, en 2011, fue secuestrado y asesinado en Gaza por un grupo terrorista salafista. Tenía 36 años. La obra será presentada por el alcalde de Recoleta, Daniel Jadué, el analista internacional Pablo Jofré y Carla Amtmann, del Comité Chileno de Solidaridad con Palestina. También se exhibirá el documental “Crónica palestina, los caminos de la ira” (2001, 58 minutos).

vittorio_arrigoni

Vittorio Arrigoni

Espectáculo macabro

Arrigoni no sólo describía lo que sucedía a su alrededor, sino también intentaba ayudar en lo que le era posible. Acompañaba a las ambulancias a recoger heridos, vehículos que eran blancos de bombas y francotiradores. Muchas de las escenas del libro también transcurren en un hospital local.

“Son decenas los desaparecidos, en los hospitales mujeres desesperadas buscan a sus maridos e hijos hace dos días, muy a menudo inútilmente”, escribe Arrigoni, miembro de la ONG International Solidarity Movement (ISM), al comienzo del libro.

daunototorotaulis1

Dauno Tótoro

“El tanatorio es un espectáculo macabro. Un enfermero me ha contado cómo una mujer palestina, tras horas de búsqueda entre los trozos de cadáveres conservados en las cámaras frigoríficas, ha reconocido a su marido por una mano amputada. Todo lo que ha quedado de su marido es la alianza del amor eterno que se habían prometido, todavía en el dedo. De una casa habitada por dos familias, arrasada, ha quedado muy poco: unos cuerpos humanos enterrados bajo ella. A los parientes les han enseñado la mitad de un tórax y tres piernas”.

Más adelante también se lee:

“’Coge unos gatitos y mételos en una caja’, me dice Jamal, cirujano en el hospital Al Shifa. ‘Cierra la caja y entonces, con toda tu fuerza y tu peso, salta encima de ellas hasta que oigas el crujir de los pequeños huesos, y el último maullido quede sofocado. Intenta ahora imaginar lo que sucedería inmediatamente después de divulgar semejante escena, la reacción indignada de la opinión pública mundial, las denuncias de las organizaciones defensoras de los animales… Israel ha encerrado a cientos de civiles en una escuela, como esa caja, decenas de niños, y después la ha bombardeado. ¿Y cuáles han sido las reacciones en el mundo? Casi ninguna. Más nos valdría haber nacido animales, antes que palestinos, habríamos estado mejor protegidos’”.

O:  “Durante la noche Miriam ha parido un precioso bebé, inconsciente del hecho de que mientras ella se encontraba en el paritorio, una planta más abajo, al depósito de cadáveres, llegaba también el joven marido”.

O: “Detrás de la cama de Iyad, un anciano con los brazos escayolados está tumbado con la mirada fija en el techo, sin proferir palabra; me dicen que lo ha perdido todo, familia y casa. Mira fijamente las grietas del enlucido de la pared que se cae a trozos, como si buscara una respuesta al desmoronamiento de su propia existencia. Khaled ha trabajado 25 años en Israel, antes de la última Intifada. Como gratificación, Tel Aviv no le ha concedido una pensión, sino varios misiles tierra-aire sobre su casa; tiene el cuerpo cubierto de heridas de metralla. Le pregunto dónde irá a vivir una vez le den de alta en el hospital. Me responde que en el lugar en el que están ahora todos sus parientes: en la calle”.

O: “Un médico me lleva aparte y me confía que la hija de siete años de Ahmed llegó en pedazos, metida en una minúscula caja de cartón. No tuvieron la valentía de decírselo, para no deteriorar sus ya precarias condiciones de salud. Por la tarde también le quitaron el teléfono a Iyad, para que no recibiera malas noticias. Un tanque hizo diana en la casa de su hermana, decapitándola”.

En la calle, en medio de un paisaje de edificios en ruinas, en tanto se suceden escenas como ésta:

“Un anciano con la cabeza envuelta en una kefia se ha acercado para preguntar el país de procedencia de Natalie, nuestra compañera libanesa del ISM. Agitando un bastón, dibujando un largo arco frente a aquel panorama de devastación, le ha dicho: ‘Beirut y Gaza, mismo cuadro, mismo artista’”.

Legitimidad del superviviente

Al final del libro, el periodista español Alberto Arce recuerda a Arrigoni, con quien filmó el documental “To shoot an elephant” en medio de los bombardeos de 2008.

“Mientras yo giraba por foros y conferencias explicando lo vivido, mientras yo editaba el documental filmado junto a Vittorio, él seguía en Gaza. Acompañando a los granjeros en la frontera, recuperando cadáveres que se descomponían en el campo, recogiendo lentejas en Khan Younis al tiempo que francotiradores israelíes hacían silbar balas a centímetros de sus pies”, escribe. “Vittorio es de los que se quedan cuando se apagan las cámaras y las luces”.

“El testimonio de Vittorio tiene la legitimidad del superviviente”, continúa. “Al superviviente hay que escucharle, sea cómo o incómodo. Sea útil o inútil. Vittorio es memoria viva de una masacre (…) Por eso es importante que se publique todo esto. Contra el crimen del silencio, contra la complicidad, contra la impunidad”.

“Imprescindible”

Dauno Tótoro, director de la Editorial Ceibo, viajó él mismo a Palestina en 2001 para la filmación del documental “Crónica palestina, los caminos de la ira”. “Fue así que, entre otros, conocimos los reportes que realizaban en terreno los corresponsales independientes que publicaban sus notas en periódicos europeos como el italiano Il Manifesto, del que el autor de este libro, Vittorio Arrigoni, era un colaborador habitual”, señala.

“La calidad de la crónica de Vittorio Arrigoni es notable e imprescindible para tomarle el pulso al infierno cotidiano que se vive en Gaza, así como a la impresionante capacidad de resistencia y de vitalidad que mantiene en pie a los palestinos de esa zona sitiada”, asegura Tótoro.

“Pero nuestro plan original era publicarlo en castellano, para Chile y América Latina, a finales del mes de noviembre de este año, coincidiendo con el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Sin embargo, la brutalidad y la impunidad con que se desató la operación ‘Margen Protector’, la magnitud de los hechos recientes, nos llevaron a apurar su edición y publicación, como una manera de aportar argumentos e imágenes reales a la indignación generalizada por la muerte de cientos de niños en ese territorio que pudimos conocer, lamentar y admirar en persona”, agrega.

Para Tótoro, “es probable que muchos crean lo que dice la prensa más masiva: que ahí se desarrolla una guerra. Pero si acaso lo es, esta es una guerra extraña en la que aquellos del bando con mayor poder de fuego difaman a sus víctimas acusándolas de provocar la crueldad connatural al uso de las armas; una guerra en la que la víctima es culpada, en un intento por hacer digerible el horror de lo que de cualquier modo es un crimen; una guerra viciada en la que en el bando de los más débiles, gran parte de los protagonistas de cada enfrentamiento son niños, y en la que cada nueva víctima, transmutada en mártir, llama a nuevas potenciales bajas a exponerse ante las balas”.

“¿Todo esto es nuevo, acaso está sucediendo recién ahora que lo vemos en vivo y en directo por la televisión desde hace un par de meses?”, se pregunta. “No. Lo que relata el libro sucedió en Gaza hace diez, hace cinco años. Y sucede hoy, nuevamente. Lo más probable es que suceda de nuevo una y cien veces, mañana, en un año, en cinco, en diez. ‘No hay solución’, dicen muchos, incluso los expertos. Y tienen razón: no habrá solución mientras no conozcamos más testimonios directos de esta barbarie; no habrá solución mientras la indignación emocional no se transforme en acción concreta”.

 

Publicidad

Tendencias