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Obra “Por Sospecha”, treinta y seis años después Se presentó dentro de la programación de Santiago a mil

Obra “Por Sospecha”, treinta y seis años después

La cotidianidad con la que estos personajes conviven se instala en atmósferas que además, se convierten en texturas dramáticas que potencian aquella situación. Las interpretaciones de Mario Bustos, Gabriel Urzúa y Rodrigo Jiménez son particulares y se diferencian entre sí. Mientras el Yayo se desenvuelve en un desenfrenado histrionismo, el Rucio marca el contrapunto al ser un sujeto tímido y lleno de vergüenza. La apuesta de cada actor –y claro, la de Huaico en la dirección– es la de caracterizar el punto de vista que Rivano dejó impreso en su dramaturgia.


Escribir sobre una obra de teatro implica un acto doble: uno de memoria y otro de representación. Hacerlo es recordar, mirar hacia atrás, re-construir una experiencia (en este caso la de quien asistió como espectador). Entonces reflexionar desde la escritura sobre una propuesta escénica que además se inscribe como ejercicio de memoria, pide abrir los ojos tanto como se pueda hasta ver lo que sale del cuadro: Chile, treinta y seis años atrás. Porque “Por sospecha” de Luis Rivano fue escrita en 1979 y estrenada en el Teatro Alejandro Flores ese mismo año. Ahora, más de tres décadas después, su trabajo se ubica en un contexto de “representaciones” múltiples: las de sus propias teatralidades, y las de su presentación en el marco de la versión número 22 del Festival Internacional de Teatro Santiago a Mil.

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Además de la memoria como eje principal, hubo temas recurrentes para las obras chilenas presentadas en esta nueva versión. Su amplia oferta de teatro chileno convocó obras que apuntaron hacia la identidad, la etnicidad, la dictadura, siendo estos escenarios abiertos a reflexiones desde la práctica misma del teatro. Títulos como “Acceso” de Pablo Larraín, “Los Millonarios” de Alexis Moreno, “Leftraru” de Bosco Cayo, y “Por Sospecha” de Luis Rivano, generaron a nivel temático, un campo de fuerza alrededor del desarraigo ubicando a las voces de estos personajes en la condición de sujetos marginados a través de las biografías y subjetividades que los distinguen. Así, es que “Por sospecha”, dirigida por Carlos Huaico (“Maldito Amor”) se presentó en la Sala Antonio Varas luego de haber sido, además, antologada dentro de las cuarenta mejores obras de los últimos cien años en la edición de “Antología: Un siglo de dramaturgia chilena 1810-2010” editada por la comisión Bicentenario.

Leer las murallas de una celda es una de las tantas acciones que los detenidos en “Por sospecha” hacen para sobrellevar la espera. Contarse la vida, el pasado en otras cárceles, cómo subirse a un andamio, o el tipo de castigo recibido si no hablas en un interrogatorio. Esta es la historia de tres personajes encerrados por sospecha hasta esclarecer sus respectivas culpas. A Jiménez, maestro de la construcción, lo detuvieron por estar en cuclillas esperando la micro. Dicen que así es cómo descansan los reos en la cárceles; entonces había que detenerlo, y es que esa acción, la suya, era suficientemente sospechosa. Pero Jiménez reclama libertad, dice no haber hecho nada. Al Yayo, en cambio, ladrón autodefinido como experto en el rubro del robo, lo detienen por sus antecedentes, pasado cuestionable como para no ficharlo y pensar que “esta vez” sí podría ser inocente. Pero al Rucio, ladrón apenas iniciado, lo llevan al mismo cuartel por robar una radio a pilas. “¿Y cómo tengo que defenderme cuando me pasen al juzgado?” les pregunta el Rucio a sus compañeros. Entonces es mejor negarlo todo, dice el Yayo, negar para salvarse, negar siempre y no reconocer nada.

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La cotidianidad con la que estos personajes conviven se instala en atmósferas que además, se convierten en texturas dramáticas que potencian aquella situación. Las interpretaciones de Mario Bustos, Gabriel Urzúa y Rodrigo Jiménez son particulares y se diferencian entre sí. Mientras el Yayo se desenvuelve en un desenfrenado histrionismo, el Rucio marca el contrapunto al ser un sujeto tímido y lleno de vergüenza. La apuesta de cada actor –y claro, la de Huaico en la dirección– es la de caracterizar el punto de vista que Rivano dejó impreso en su dramaturgia. Las hablas se exponen como heridas ante sus propias historias. Sin embargo, el rol del universo sonoro, a ratos, adhiere un tono mas bien melodramático convirtiendo la profundidad de ciertas escenas en una espesa materia emotiva. En su dirección, Huaico decidió levantar aun mas los climas emocionales al subrayar los estados alterados de los personajes en línea directa con las atmósferas sonoras y lumínicas. El diseño de escenografía a cargo de Guillermo Ganga subraya las diferentes materialidades de la obra, tanto del espacio como del texto. De esta forma, los discursos de cada personaje empalidecen el espacio y se despliegan como abrasivo sobre las murallas de una celda que, si bien los priva de libertad, al mismo tiempo los enfrenta a tomar conciencia de quiénes son y cómo se enfrentarán después a sí mismos una vez liberados. Si es que esta posibilidad realmente existe para ellos.

El espacio escénico, la caracterización de los personajes, y la presencia irrevocable del tiempo –o acaso su deteriorado transcurrir– remiten al blanco y negro de los escenarios visuales en la obra de la fotógrafa chilena Paz Errázuriz, o también a los resquicios y fisuras desoladas que emanan de la poesía de Enrique Lihn. “Por sospecha” alienta así a mirar la crudeza de su historia desde lo que puede ser compartir entre varios el dolor profundo y su condena. Pero también nos obliga a preguntarnos qué significa ser fichados por sospecha. Dicha condición es en realidad estar bajo la mirada atenta de un otro que vigila, selecciona, ausculta sin si quiera enterarnos. No hay que estar detenidos en un cuartel de policías para estar bajo estas condiciones. La vigilancia que imprimen sobre los individuos los poderes del Estado, los usos o “desusos” errados de los medios de comunicación, redes sociales e incluso la práctica diaria de relacionarnos con otros, nos llevan muchas veces y sin darnos cuenta hacia la desconfianza, el miedo y la sensación de estar bajo sospecha, siempreen el rabillo del ojo de otros.

“Por sospecha” de Luis Rivano

Dirección: Carlos Huaico

Elenco: Mario Bustos, Rodrigo Jiménez, Gabriel Urzúa.

Diseño de escenografía e iluminación: Guillermo Ganga.

Diseño de vestuario: Kathy Ramos.

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