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Chile después del 2011: las placas tectónicas de la sociedad comienzan a desplazarse Estudio revela que matriz cultural que le daba sentido a las elites, se debilita

Chile después del 2011: las placas tectónicas de la sociedad comienzan a desplazarse

Un grupo de académicos, dirigido por Alberto Mayol, comparó una investigación cualitativa de 2009, con entrevistas a un variopinto tipo de ciudadanos, con otra hecha en 2015. Notaron el impacto del Movimiento Estudiantil y los casos de corrupción como Karadima, Penta y Caval. Los ricos y poderosos se asocian con ideas negativas, como “pueden dar pero niegan (las oportunidades)”; “prometen y no cumplen”. “Es el momento en que la elite no es capaz de proyectar su relato sobre un resto de ciudadanía”, dice Mayol.


Un estudio de 2015 sobre la matriz cultural del modelo “hacendal-neoliberal” que se compara con  otro realizado en 2009 concluyó que los valores simbólicos del mismo se han debilitado al cabo de factores como el Movimiento Estudiantil y los casos de corrupción como Karadima, Penta y Caval.

Los resultados del trabajo serán presentados hoy en la Universidad de Santiago en el marco del coloquio “Todo sobre el Movimiento”, organizado por el equipo de investigadores OIKOS, dirigido por el sociólogo Alberto Mayol.

El trabajo está enfocado en la “cultura de la desigualdad” en Chile y busca esclarecer las posibles transformaciones de los fundamentos culturales que durante décadas han producido y reproducido discursos legitimadores de la desigualdad, teniendo como referencia los giros discursivos y simbólicos con que los movimientos sociales han reconfigurado el espacio público en Chile en los últimos años.

“Lo que detectamos es fundamentalmente una devaluación de los contenidos que tenía esta cultura de la desigualdad”, afirma Mayol. “No vemos la emergencia de una nueva cultura igualitaria, sino una devaluación de los contenidos que permitían sostener a la elite como grupo relevante, interesante, divinizada en algún sentido”, dice.

El sociólogo además advierte que una matriz cultural débil en un modelo de sociedad deriva en “muchas fricciones, roces y conflictos, porque significa que hay una inadecuación entre las matrices culturales, que son las que dan legitimidad y sentido a las acciones, y las operaciones cotidianas. Las personas van a vivir en el sinsentido, y las personas no viven bien en el sinsentido. Va a haber malestar y tendencia a la crisis”.

El evento se realizará a las 17:00 horas en el Salón de Honor de la casa de estudios (Metro Estación Central). Además de Mayol estarán Patricio López, editor de radio Universidad de Chile; Claudio Fuentes, director la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales (UDP); y Juan Carlos Castillo, académico del Instituto de Sociología de la Universidad Católica.

Discurso legitimador

El objetivo del nuevo estudio fue evaluar la vigencia de dos matrices culturales fundamentales, pertenecientes al “Chile Profundo” (cultura hacendal) y el “Chile del emprendimiento” (cultura neoliberal), ambos como entendidos como sostenedores culturales de la desigualdad . “Ambos sostienen la tesis de que la desigualdad es inevitable y en algún sentido puede ser positiva”, explica Mayol.

Para ambos se entrevistó a trabajadores, emprendedores, dueñas de casa y también miembros de la “elite”, entre otros.

Antecedentes previos ya apuntaban a cambios en las percepciones de los chilenos. Por ejemplo, entre 2009 y 2012, según una encuesta de la UC, la idea de que un joven inteligente y sin recursos pueda ingresar a la universidad cayó de 52% a 36%, y la de que una persona de clase media pueda tener una muy buena posición social, de 49% a 29%.

Otros sondeos señalaban que también perdía fuerza la idea de que la élite gobierna para el bien de todos, así que la idea del propio progreso.

La matriz cultural se entiende “como la construcción simbólica, la representación en  términos de imágenes de mundo de esa sociedad, cómo nos vemos a nosotros mismos, cómo vemos el país, qué nos significamos”, afirma Mayol.

Cambio cultural

“Entendemos que gran parte de las transformaciones derivan de los cambios culturales producidos después del Movimiento Estudiantil, fundamentalmente, como fecha y fenómenos de referencia”, explica Mayol.

A partir del estudio, los investigadores hallaron que “se debilitan los elementos que hacían sentir que los chilenos tenían una deuda respecto a la historia de Chile, a un país tan rico que sin embargo no había logrado crecer suficiente. La sensación de deuda de las personas con el sistema, con el país, con la economía, está invertida, y la sensación es que los chilenos son más bien acreedores de una deuda por todo lo que se ha hecho en una elite que no ha sido justa”.

Otra de las cosas que llamaron la atención fue que muchas frases e ideas usuales de los entrevistados, presentes en el primer estudio, simplemente desaparecieron. Por ejemplo, la idea del “pecador económico”, entendido como “el chileno que le ha faltado el respeto a los dioses de la riqueza y no ha sido capaz de trabajar adecuadamente”, fue una de ellas.

También detectaron un problema en la idea de la proporcionalidad en la distribución de los bienes y los males, especialmente en la justicia. Por ejemplo, está la idea de que a algunos no se les sanciones por las cosas que se les debiera castigar, y a otros se les sanciona en exceso. Aparentemente existe “la sensación de que efectivamente de que la sociedad tiene dañado el sistema de asignación de beneficios y perjuicios a partir de las acciones que uno emprende”.

“Por ejemplo, antes había una homogeneidad muy sustantiva  entre los emprendedores y los empresarios”, relata. “Un emprendedor chico, que ganaba doscientas lucas, nos decía, ‘sabe qué, yo soy lo mismo que Piñera, tenemos el mismo estilo, sólo que él tiene más plata’. Hoy día no, hoy hay una fractura fuerte a tal punto que hemos detectado que los emprendedores más chicos ven a los grandes como sus enemigos, no su referente”.

Asimismo, “los profesionales que están en la elite, que pertenecen a la elite, sienten que realmente ya no están en la elite. Antes se sentían adentro, incorporados, y ahora sienten que en realidad que hay otra elite de los verdaderamente poderosos, y esos poderosos tienen dinero y poder, y en realidad estaban abusando”.

“Es el momento en que la elite no es capaz de proyectar su relato sobre un resto de ciudadanía”, dice Mayol.

De hecho, a los ricos y poderosos se asocian ideas negativas, como “pueden dar pero niegan (las oportunidades)”; “prometen y no cumplen”; “mienten”; entrañan “falta de transparencia y sinceridad”; “pueden violar las leyes, las hacen para ellos”; y “son indiferentes al bien común, velan por sus intereses”.

Otra arista interesante a la consolidación de una paradoja ya vista en 2009: más Estado y menos política. “Hay un requerimiento macro al Estado, la necesidad de un diseño, pero a nivel micro, se desea que el Estado funcione de cuidador ante la probabilidad de caer”, señala el estudio. “Es una ‘sociedad de consumo con aval del Estado’”.

La educación como concepto también ha adquirido un peso enorme y “sigue siendo la llave de las oportunidades, la fórmula de la movilidad social”, según el estudio. “La educación ya no se entiende como lo que ocurre en la casa, la adquisición de valores y herramientas para moverse en el mundo y en la calle; se remite a la formación del colegio y, sobre todo, la educación superior”.

Mayol concluye que hay una matriz cultural “que se está cayendo”. Podría decirse que “lo viejo no termina de morir, pero no hay nada nuevo que esté empezando a nacer (…) No estamos viendo todavía hacia donde está el camino de salida”.

“Se vació de sentido la lógica que sostenía la desigualdad más oligárquica, pero los impugnadores, como el movimiento estudiantil, los partidos de izquierda, la misma Nueva Mayoría, no han sido capaces de poner nada en reemplazo”.

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