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Lanzan libro sobre la historia arquitectónica del Centro Cultural Gabriela Mistral CULTURA

Lanzan libro sobre la historia arquitectónica del Centro Cultural Gabriela Mistral

“Capas de memoria. El Centro Cultural Gabriela Mistral como palimpsesto arquitectónico” fue escrito por Sofía Montealegre Barba. Uno de los motivos que la impulsó a realizar esta investigación fue el incendio del año 2006.


Sofía Montealegre, quien obtuvo su título de arquitecta el año 2021 en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, es la autora de un libro basado en su investigación del seminario de licenciatura, “Torre Villavicencio: reescritura de un edificio estancado en el tiempo”. En este contexto fue que estudió la historia del hoy denominado Centro Cultural Gabriela Mistral, inaugurado como tal en el año 2010.

El inmueble, sin embargo, tiene su origen en 1972 como edificio de la UNCTAD III, para servir de sede a la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo. En ese entonces, la obra arquitectónica fue emblema de la Unidad Popular. Sin embargo, tras el bombardeo al Palacio de La Moneda en 1973 pasó a llamarse Edificio Diego Portales y se transformó en la sede de gobierno de la dictadura. Tras el retorno a la democracia, el recinto fue reabierto bajo el nombre de Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).

“Como un palimpsesto, en sus muros se han escrito, borrado y vuelto a escribir múltiples discursos que se contraponen, ocultan y acumulan. Este libro es una invitación a reconocer la arquitectura como un objeto vivo, capaz de contener las huellas de nuestra memoria y, a través de la lectura de sus múltiples capas, lograr identificarnos en nuestra propia historia”, señala la reseña de la editorial que le dio vida, Local Ediciones.

Presentación

El libro “Capas de memoria: El Centro Cultural Gabriela Mistral como palimpsesto arquitectónico” fue presentado este 25 de enero en la Librería del GAM por Luis Darmendrail, reconocido arquitecto de la Universidad de Concepción y por Victoria Guzmán, investigadora especializada en memoria cultural, identidad y representación.

En su intervención, Luis Darmendrail comentó que “este valioso trabajo es un aporte a la memoria en tiempos en que algunos quieren que sea olvidada. En este libro hay un factor humano detrás del edificio, de la arquitectura, de la obra original y a lo largo de su historia. Este libro entrelaza múltiples lecturas, múltiples dimensiones y múltiples capas de memoria”.

Por su parte, Victoria Guzmán afirmó que esta obra la emocionó mucho.

“Conocer la historia, porque faltan esas historias, porque están relegadas a ciertos mundos, como el mundo académico; entonces es interesante ver una historia crítica, ver este devenir, y eso permite a otros investigadores que puedan pararse arriba de esta investigación como base y poder tirar de otros hilos. Me parece súper necesario que existan este tipo de historias, de relatos, desde una visión crítica, desde una visión externa a la institución. Hace mucha falta en nuestro país el ejercicio de memoria e historia para poder dialogar”, señaló.

Motivación

La autora, Sofía Montealegre, relató que uno de los motivos que la impulsó a realizar esta investigación fue el incendio del año 2006.

“Fue un hito para mí, para abrirme a la arquitectura y a la historia. Yo me acuerdo perfectamente el día del incendio, ese día junto con mis papás, ambos arquitectos, vimos la columna del incendio y nos trasladamos a verlo, y ahí ellos me contaron la historia del edificio. Tenía 9 años y me quedó esa imagen de un tremendo edificio que estaba en medio de la ciudad y que nunca lo había visto. De hecho, de mi generación nadie sabe la historia de este edificio antes de que fuera el GAM. Soy ayudante de arquitectura y las y los estudiantes tienes vagas nociones de su historia”.

Asimismo, la egresada de la Universidad de Chile destacó que “este edificio nos habla cuánto ha cambiado la cultura en Chile. La concepción de cultura en el año 1972 era muy distinta a la actual. El centro cultural era para las grandes reuniones, para sindicatos, para centros de estudiantes, organizaciones sociales; grandes reuniones donde la gente pudiera hablar, pudiera llegar a acuerdos. Más allá de que este edificio se hizo para una conferencia concreta, sus salones estaban reservados hasta el año 1974, así de exitoso era”.

Finalmente, Sofía Montealegre destacó que el estallido social de 2019 volvió a convertir al GAM en una arquitectura viva, porque la gente se sintió más propietaria del espacio, proceso que empezó en 2018, pero en 2019 ya se hizo evidente. “El GAM reconoció ese fenómeno como virtud, convirtiéndose en una arquitectura abierta a la ciudadanía. Fue un gran muro en el que se pudo intervenir, reapropiándose de una obra con muchas de capas de memoria”, planteó.

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