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Miguel Lawner y muestra sobre el golpe en MAC: “Una notable contribución a memoria histórica” CULTURA|OPINIÓN

Miguel Lawner y muestra sobre el golpe en MAC: “Una notable contribución a memoria histórica”

Miguel Lawner
Por : Miguel Lawner Premio Nacional de Arquitectura 2019.
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Con el sugerente título “y el metal tranquilo de mi voz”, evocando las últimas palabras de un Presidente acosado en La Moneda, una de las salas congrega las obras que presentan Eugenio Dittborn, Jorge Tacla, Natalia Babárovic, Pablo Langlois, Eugenio Téllez y Gonzalo Díaz, quién fue, además, curador de la muestra en esta Sala. Cada uno de ellos, nos trasmite con su propio lenguaje, la tragedia generada por el golpe militar.


El Museo de Arte Contemporáneo situado en el Parque Forestal, acaba de abrir una notable exposición de obras colectivas e individuales, donde varios de los más destacados artistas plásticos chilenos, nos conmueven con su interpretación del genocidio practicado, hace 50 años, por las fuerzas armadas chilenas contra su propio pueblo.

El acto inaugural de la muestra fue imponente. Jamás había visto semejante muchedumbre congregada en el imponente hall central del Museo. El acto se abrió con un recital de piano y orquesta de cámara, dirigida por Camilo Salinas, tras el cual habló Rosa Devés, primera mujer elegida Rectora de la Universidad de Chile.

En seguida intervino Daniel Cruz, actual directo del MAC quién manifestó que “conmemoramos los 50 años del golpe de Estado, hito ineludible que nos marca hasta la actualidad, y que es analizado desde las diversas miradas que nos ofrece el arte contemporáneo, develando nuevos significados y perspectivas”.

Con las palabras de Jaime de Aguirre, actual Ministro de las Culturas y de las Artes, concluyó la ceremonia inaugural, dando paso a la muestra que tiene lugar en las salas del segundo piso de dicho Museo.

Con el sugerente título “y el metal tranquilo de mi voz”, evocando las últimas palabras de un Presidente acosado en La Moneda, una de las salas congrega las obras que presentan Eugenio Dittborn, Jorge Tacla, Natalia Babárovic, Pablo Langlois, Eugenio Téllez y Gonzalo Díaz, quién fue, además, curador de la muestra en esta Sala. Cada uno de ellos, nos trasmite con su propio lenguaje, la tragedia generada por el golpe militar.

Eugenio Téllez cubre todo un muro con una suerte de ruta del tiempo del golpe militar, donde aparecen los nombre de todos los protagonistas de la tragedia, tanto los heroicos integrantes del GAP, como los militares democráticos, así como los traidores. Es un tejido donde se van sucediendo ministros, grupo de asesores, la guardia de detectives leales, el intendente de Palacio, en fin, todo el universo de quienes protagonizaron el que haya sido quizás, el día más trascendental en la historia de nuestra República, con sus luces y sus sombras.

Gonzalo Díaz nos muestra un pequeño retrato de Allende, nuestro héroe mártir, sumergido en un inmenso océano celeste, que cubre el muro opuesto al de Téllez.

Lawyer (izquierda) con Gonzalo Díaz y Eugenio Dittborn.

Más adelante pasamos a la sala que nos ilustra el recorrido de la creativa artista Janet Toro, quién nos dice, según su propia voz, que “usé el cuerpo cuando sentí que las palabras y la pintura no me servían”. ( )

Un mapa de Santiago, situado al centro de la sala, indica todos los lugares donde tuvieron lugar las 90 perfomances-instalaciones (), que Janet realizó durante 54 días en marzo del año 1999, durante la II Bienal del Arte Joven, efectuada en el ala sur del Museo Nacional de Bellas Artes.

Janet tituló estas acciones como “el cuerpo de la memoria”, realizadas algunas de ellas, al interior del Museo y otras por vía de caminatas ida y vuelta, desde el mismo Museo hasta algunos de los centros clandestinos de tortura y desaparición de personas, instalados por la DINA en Santiago.

Así es como llegó hasta la Escuela de Periodismo, ubicada en calle Belgrado N° 10, que fue cuartel general de la DINA. Otro día, hasta la casa de Pedro Donoso, donde fueron asesinados 8 militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, en la acción que pasó a la historia como la matanza de Corpus Christi.

Janet Toro.

También llegó hasta el Estadio Chile donde fueron recluidos miles de compatriotas inmediatamente después del golpe militar, lugar donde fue asesinado, entre otros, el cantante Víctor Jara.

Sus caminatas la llevaron hasta otros centros de tortura y desaparición, como la casa de Londres 38, la de José Domingo Cañas y la Firma, situada en calle 18, último lugar donde se mantuvo recluidos a José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, antes de ser conducidos a potreros próximos al aeropuerto de Pudahuel, donde fueron degollados.

Janet realizó estas caminatas descalza, “autoimponiéndose en cada caminata, algún elemento o condición que la limitaba físicamente: cambiar de lado, caminar con los bazos en alto, por detrás de la cabeza; caminar con el cuerpo encorvado hasta el suelo caminar con los brazos atados a la espalda, y, a los pocos días de iniciado el trabajo, caminar con los pies vendados y supurantes”.

Todas estas acciones quedaron debidamente grabadas en fotografías y vídeos que acompañaron a Janet, registrando las sorprendentes reacciones de los ciudadanos comunes que presenciaban estupefactos, atónitos, a veces molestos y también con simpatía, estas caminatas.

Sin duda, la más impactante de estas perfomances-instalaciones, es la que efectuó Janet en 1990, a orillas del río Mapocho, que recordemos arrastró numerosos cadáveres de personas asesinadas en los días posteriores al golpe militar. Janet bajó hasta las alturas del puente Pío Nono, cubierta con un lienzo embebido con sangre de un animal sacrificado en el Matadero y se tendió desnuda, en medio del asombro de una multitud agolpada en dicho puente. Para Janet resultaba necesario expresar la violencia irracional desatada por los militares tras asumir el poder.

En el Hall central del Museo, una vitrina exhibe páginas originales de las Memorias del General Carlos Prats, libro escrito poco antes que fuera asesinado junto con su esposa, por esbirros enviados por Pinochet, quienes hicieron explotar una bomba colocada en su automóvil, que los hizo volar por los aires.

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe militar de 1973, esta exposición es una notable contribución a la memoria histórica que no pocos intentan desconocer hoy día en nuestro país. Es una notable contribución que debemos a la Universidad de Chile, la noble casa de estudios que fundara Andrés Bello en 1842.

Para los días 28, 29 y 30 de julio, se anuncia una intervención de arte, patrocinada por diferentes organizaciones sociales, artísticas y políticas, que tendrá lugar en la Plaza de la Constitución, donde convergerán diferentes columnas, portando las imágenes de los 119 compañeras y compañeros involucrados en la siniestra Operación Colombo, concebida por la dictadura como fórmula para encubrir la desaparición de dichas personas. Yo estaré presente en dicha actividad.

De esta forma va tomando fuerza la conmemoración de los 50 años del golpe militar sin que, hasta ahora, tengamos claro las actividades oficiales patrocinadas por nuestro gobierno. Confiamos que estarán a la altura de lo que corresponde a un quiebre tan dramático de nuestra convivencia democrática que aún mantiene a tantas familias ignorando la suerte corrida por alguno de sus hijos.

Concluimos esta columna recordándoles que en el MAC, hay otras salas, que complementan las ya descritas, las cuales no alcancé a visitar. La exposición estará abierta hasta el 30 de septiembre de 2023. No dejen de verla. La entrada es liberada.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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