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Bachelet y el FUT: la sentencia de muerte al que ha sido el pilar del sistema por 30 años El rechazo del empresariado fue casi unánime

Bachelet y el FUT: la sentencia de muerte al que ha sido el pilar del sistema por 30 años

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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El argumento más usado por los empresarios es que tendrá un impacto negativo en la inversión. Pero algunos de su sector también critican que no es lo suficientemente radical.


Si Michelle Bachelet vuelve a La Moneda y el Congreso la acompaña, para el final de su mandato las empresas deberán tributar por la totalidad de las utilidades y no sólo sobre las utilidades retiradas.

Es la sentencia de muerte del FUT, el que ha sido el pilar del sistema tributario —y muchos dicen del desarrollo económico chileno— de los últimos 30 años, durante los cuales el país ha reducido la pobreza de 45 % a 13 %, el PIB se ha disparado y la economía se encuentra a las puertas del desarrollo (al menos mirando las cifras).

Críticos afirman que el país ya no lo necesita y que es un factor en la desigualdad del sistema.

Bachelet hizo el anuncio cuatro días después de revelar que, como parte de su reforma tributaria, elevaría los impuestos a las empresas de 20 % a 25 %. El anuncio del fin del FUT es lo más radical de su propuesta.

«El FUT fue un instrumento instaurado por el ministro (Hernán) Büchi con una situación en el país muy distinta a la que vivimos hoy», dijo la candidata. Su plan es reemplazarlo por un mecanismo de depreciación inmediata. Significa que los dueños de las empresas deberán tributar por la totalidad de las utilidades y no sólo sobre las utilidades retiradas. «El FUT es un mecanismo que no existe en ninguna parte del mundo y su creación obedeció principalmente a un momento histórico preciso donde había restricciones financieras que las empresas enfrentaban en los años ’80», agregando que «hoy, 30 años más tarde las condiciones institucionales y financieras nos permiten eliminar ese mecanismo por otros más modernos que incentiven la inversión y no la elusión».

Eso sí, clarificó que no afectará a las Pymes. Aunque anoche la campaña pareció retroceder en una de sus promesas y adelantó que las Pymes también pagarán 25 %, tal como las grandes empresas. Habrá medidas compensatorias.

Según cifras del SII, a la fecha hay unos US$ 247.000 millones acumulados en el FUT. Este monto implica impuestos pendientes de pago (crédito a dueños de empresas) por unos US$ 50.000 millones.

La reacción del empresariado fue casi unánime de rechazo, no sólo a la eliminación del FUT, sino que a la reforma tributaria en su totalidad. El argumento más usado es que tendrá un impacto negativo en la inversión.

El economista Sebastián Edwards afirmó en el Seminario organizado por Moneda Asset que «es una ingenuidad pensar que si se suben los impuestos no va a cambiar la inversión. Obvio que va a caer porque está gobernada por la tasa de retorno al capital neto de impuestos y si éstos suben, va a haber menos inversión (…) Ahora lo que no sabemos es de cuánto va a ser esa caída. Yo creo que no sería demasiado importante, pero obviamente que va a caer».

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, señaló que el alza de impuestos tendrá un impacto negativo en la inversión y defendió el FUT. «El FUT es un mecanismo que ha estimulado de forma importante la inversión en Chile. El término de éste sin duda que afectaría la inversión».

Natalia González, Directora del Programa Legislativo y Constitucional de Libertad y Desarrollo criticó los argumentos para eliminarlo que dio la ex Presidenta.

«Se dice que el país ha cambiado y que ya no son necesarios los estímulos al ahorro. La meta de inversión, sin embargo, cercana al 28 % del PIB, está aún lejos de ser alcanzada y, en consecuencia, no se advierte la necesidad ni la urgencia de efectuar reformas que nos alejen aún más de esa meta», agregando en una columna que se publicó en este medio que » un incremento de la tasa del impuesto a las utilidades de las empresas genera, en el margen, un incentivo al retiro de utilidades y al consumo, perjudicando, asimismo, el ahorro, la inversión y el crecimiento económico».

Expertos tributarios sostienen que es importante que se clarifique si los cambios al FUT serán sólo hacia el futuro, de lo contrario van a a tener dos sistemas tributarios funcionando en forma paralela.

El economista José Luis Daza, que maneja un exitoso fondo de inversión en New York, declaró que es «ingenuo pensar que no va a tener impacto en la inversión», agregando que las elecciones generan incertidumbre.

Un economista cercano al gobierno no es tan dramático. Dice que eliminar el FUT es entrar en territorio desconocido para el país, pero cree que no hay que sobrerreaccionar. «El hecho que Chile sea el único país que lo aplica hace pensar que existen alternativas y se puede eliminar sin que se gatille una crisis».

Bachelet explicó que su reforma «tendrá 5 componentes, que unidos permitirán recaudar 8 mil 200 millones de dólares» y la eliminación del FUT es parte de esos componentes, los que incluyen la reducción de la elusión; el aumento al impuesto de primera categoría; incentivo a la inversión de las empresas e incentivo a la inversión a las Pymes.

También anunció medidas para el cuidado del medio ambiente.

«Como una forma de desincentivar la compra de vehículos particulares que utilizan petróleo diésel y aquellos de alta cilindrada, se propone establecer un impuesto proporcional a la misma, que se pagaría anualmente junto con el permiso de circulación, diferenciado según combustible utilizado», explicó.

La meta de recaudación propuesta por la ex mandataria será de 3 % del PIB, o US$ 8,200 millones. 2,5 % del PIB provenientes de cambios a la estructura tributaria y 0,5 % del PIB de medidas que reducen la evasión y la elusión. El principal destino de los fondos será la reforma educacional.

Mientras el empresariado y la mayoría de los economistas ligados a la centroderecha critican la propuesta por ser muy radical, por el flanco izquierdo se le critica por no ser sustancial.

El economista Gonzalo Martner, ex Presidente del Partido Socialista y asesor del Gobierno de Ricardo Lagos, opina que la propuesta es una versión más del modelo neoliberal que ha imperado en el país y que resulta curioso proponer un cronograma que se empiece a aplicar, en lo esencial, en el subsiguiente período de gobierno.

En una columna en este medio concluye que «lo que sigue estando detrás de todos estos enfoques de economistas liberales es la idea del ‘flat tax’ de Milton Friedman, es decir de equiparar el impuesto a la renta y a las utilidades de las empresas, terminando con la progresividad de los impuestos, aquella vieja y noble idea de los movimientos sociales  y de los economistas progresistas, idea detrás de la cual hay valores  más actuales que nunca, como el de la igualdad, por ejemplo. Parece ser que se reincide en aquella práctica de señalizar hacia un lado (discurso contra las desigualdades y a favor de reformas estructurales) y de doblar hacia el otro (reforma tributaria que disminuye la progresividad del impuesto a la renta a niveles nunca vistos en Chile). Con el riesgo de provocar algunos problemas de tránsito por desorientación de los participantes».

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