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‘Multimillonario anónimo’ ahora dispuesto a salir en primera plana tras alza de 1.000% de su fondo Grandes apuestas en acciones «olvidadas»

‘Multimillonario anónimo’ ahora dispuesto a salir en primera plana tras alza de 1.000% de su fondo

Luiz Alves Paes de Barros es una especie de enigma en los círculos financieros de São Paulo. A los 69 años, se le conoce en la ciudad como el “multimillonario anónimo” por haber acumulado una fortuna apostando discretamente a acciones que casi nadie parecía desear. Puede que con Magazine Luiza SA Barros haya hecho una de las mejores apuestas hasta ahora.


Luiz Alves Paes de Barros es una especie de enigma en los círculos financieros de São Paulo. A los 69 años, se le conoce en la ciudad como el “multimillonario anónimo” por haber acumulado una fortuna apostando discretamente a acciones que casi nadie parecía desear.

Puede que con Magazine Luiza SA Barros haya hecho una de las mejores apuestas hasta ahora.

Desde fines de 2015, Alaska Investimentos Ltda., la empresa de Barros, convirtió al maltrecho minorista en una de sus tenencias más grandes, una medida audaz en un país que atraviesa su peor recesión en un siglo. La apuesta rindió frutos. Las acciones de Magazine Luiza se dispararon más de 1.000 por ciento desde que rompieron un récord negativo hace más o menos un año, con lo cual se transformaron en las mejores de uno de los mercados de mejor desempeño del mundo. Esto convirtió al Black Master de Alaska, administrado por Barros, Henrique Bredda y Ney Miyamoto, en el segundo mejor fondo de 569 centrados en acciones brasileñas, según datos compilados por Bloomberg.

El nuevo éxito de Barros no hace más que sumarse a la intriga que despierta uno de los inversores más célebres —pero reacio a aparecer en los medios— de Brasil. En el comienzo de su carrera, vendía materias primas y era socio de Luis Stuhlberger, el gerente estrella de fondos, en lo que hoy es Credit Suisse Hedging-Griffo. Barros pasó los siguientes 50 años invirtiendo sólo dinero de su bolsillo, casi exclusivamente en acciones brasileñas.

En lo que atañe a administrar el dinero de otras personas, Barros es un novato: cofundó Alaska en julio de 2015. Pero su método de inversión sigue siendo el mismo. Sólo posee un puñado de acciones, prefiere empresas con las valoraciones más bajas y suele entrar cuando todos están huyendo.

“Todo lo que hice estos últimos 50 años fue perfeccionar la paciencia”, dice Barros. “Me encanta cuando las cosas se ponen feas. Cuando van mal, compro”.

Acciones ‘olvidadas’

En dos entrevistas —la primera, en la oficina de Alaska, un pequeño despacho en el corazón del distrito financiero de São Paulo; la segunda, en su oficina personal, en la vía comercial más antigua de la ciudad—, el canoso administrador de activos explicó qué lo llevó a Magazine Luiza y repasó las acciones que le gustan ahora: Fibria Celulose SA, Braskem SA, Marcopolo SA y Vale SA.

“El mercado se ha olvidado de esas acciones”, dice.

Alaska comenzó a acumular una participación en Braskem, fabricante de productos petroquímicos, hace unos cuatro meses (las acciones se dispararon 48 por ciento desde mediados de agosto tras desplomarse 20 por ciento este año antes de esa fecha) y de Fibria, fabricante de celulosa, unos meses más tarde. A Barros le gustan ambas empresas porque son fundamentalmente sólidas… y sus valuaciones son bajas. La relación precio/ganancias de Braskem es de 8,3, menos de la mitad que hace tres años. La tasación de Fibria es de menos de la mitad del promedio de los últimos 24 meses.

Marcopolo, fabricante de camiones y ómnibus, es una jugada para aprovechar el rebote de Brasil de la recesión, mientras que la minera Vale se beneficiará cuando los inversores globales comiencen a preferir nuevamente el valor a la seguridad. No hay expansión económica en Brasil sin inversiones en infraestructura, dice él.

“Vale no será un desastre para nadie. Cuando vuelvan a subir los precios del mineral de hierro, Vale saldrá volando”, dijo.

Grandes retornos

De rendir sólo una fracción del retorno que le dio Magazine Luiza, esas acciones contarían como inversiones excelentes. En total, Alaska adquirió casi el 40 por ciento de las acciones de flotación libre de Magazine Luiza, muestran las presentaciones ante el ente regulador. En el tercer trimestre de 2016, Alaska vendió la mitad de su participación. Ahora, las tenencias que le quedan en Magazine Luiza valen cerca de 111 millones de reales (US$33 millones).

Ante la consulta de cómo supo que a Magazine Luiza le iría tan bien, él dice que no lo sabía. “Sólo sabía que estaban baratas”. Dejó eso en claro el hecho de que el vendedor minorista de electrodomésticos y productos electrónicos tuviera un valor de 180 millones de reales pese a que un banco se había ofrecido a pagar 300 millones de reales por el derecho a ofrecer garantías extendidas de productos de Magazine Luiza.

“O el banco estaba loco o había valor ahí”, dice Barros.

Agente pequeño

El fondo Black Master de Alaska dio un retorno de 143 por ciento en 2016, comparado con un aumento del 33 por ciento en el índice accionario de referencia de Brasil, el Ibovespa. Las ganancias también recibieron impulso de una participación en Companhia de Saneamento do Paraná, la concesionaria de agua conocida como Sanepar, cuyas acciones casi triplicaron su valor este año.

Alaska sigue siendo un agente relativamente pequeño en el mercado accionario brasileño de 2,38 billones de reales. El administrador de activos emplea a once personas (“contando a la señora que sirve el café”, dice Barros). Aunque Alaska administra cerca de 1.600 millones de reales, las tres cuartas partes de esa suma provienen del bolsillo de Barros. Pero el fondo está buscando activamente nuevos clientes.

¿Por qué ahora, tras 50 años de soledad?

“Porque estoy convencido de que el mercado subirá”, dice.

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