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Opinión: Norma de autorregulación de directorios de la SVS revela conservadurismo del «establishment» empresarial


Gonzalo Jiménez Seminario, Director de Proteus Management Consulting y Director Centro de Familias Empresarias & Empresas Familiares, UDD

La autoevaluación de directorios es una tendencia en aumento en todo el mundo. Sin embargo, las empresas chilenas han demostrado inseguridad y reticencia a mirar y evaluar sus prácticas, por lo que la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) decidió pronunciarse y dar paso a una normativa que establece la “Autoevaluación de Cumplimiento de Estándares de Buen Gobierno Corporativo”.

Dicha legislación estipula que las sociedades anónimas abiertas deben informar a la SVS y publicar en sus sitios web sus prácticas, respondiendo a diversas categorías, desde el funcionamiento del directorio, la relación entre la sociedad, los accionistas, y público en general, entre otras.

Sin embargo, y pese a estar frente a una oportunidad que les permitirá reformarse, analizar sus prácticas internas, compararse con sus competidores y, en definitiva, incrementar su nivel de profesionalismo, el establishment nacional ha dejado en manifiesto una movilización de sus defensas, poniendo en evidencia, a través de diversas críticas a la norma, que no desean ser evaluados.

Cuesta explicarse esta reticencia al autoanálisis y evaluación, en un contexto en que el objetivo natural de cualquier empresa debiese ser la mejora continua, sumado a la delicadeza con que ha sido manejada esta iniciativa por la Superintendencia. En ese sentido, ¿será acaso que el establishment local se siente inseguro respecto a sus prácticas, reconociendo internamente que no son las mejores las que priman al interior de sus organizaciones? ¿Será que hay una escasa y débil preparación por parte de los directivos, que la información no fluye como debiera? ¿O será que falta que los directorios hagan sus retiros estratégicos para planificar su agenda anual, que se reúnan sin el gerente general y ejerzan el adecuado contrapeso?

Es justamente este tipo de prácticas las que la SVS intenta promover usando la más poderosa de las herramientas que debe manejar un directorio: Hacer las preguntas correctas, desarrollar una actividad inquisitiva y evitar sobre todo la autocomplacencia, cultivando un sano espíritu de autocrítica.

Pese a la sistemática reticencia a ser evaluados, y simplemente al disgusto a ser objeto de análisis y dar explicaciones, debemos considerar los beneficios que otorga este tipo de ejercicios. Una autorregulación del directorio permite mejorar la imagen de la organización, entregar mayor transparencia, generar mayor confianza, además contribuye hacia las buenas prácticas, hace consciente los problemas, y retiene y entusiasma a los directores competentes.

El cambio concreto que genera la puesta en marcha de esta normativa es que las empresas chilenas comenzarán a estar constantemente “en vitrina”. Es decir, al ser de conocimiento público sus autoevaluaciones, se va a generar una voluntad de demostrar que la organización está a la vanguardia de la transparencia, las buenas prácticas, y la confianza. Tal como lo muestra la experiencia internacional, los directorios que dejen atrás la postura defensiva, y vean en esta regulación una oportunidad para desarrollarse y mostrar sus esfuerzos o logros alcanzados, saldrán beneficiados y se convertirán en líderes del buen Gobierno Corporativo.

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