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Transparencia y Carozzi parecen no ser ingredientes para una buena receta


Parece que el mensaje en favor de más transparencia post La Polar aún no llega a Carozzi. La empresa semeja estar nadando contra la corriente en cuanto a ser más abierta, y la transparencia no es de aquellas características  que pueda «encantarle».

Ayer decidió cerrar su junta de accionistas a la prensa. No dio explicaciones ni ofreció disculpas. Y se lo tomó en serio: una periodista del diario Pulso que se dio la molestia de ir hasta San Bernardo, al llegar se encontró con el guardia, quien de mala manera según ella, le impidió el ingreso. Luego, el encargado de comunicaciones de Carozzi —a quien la periodista llamó in situ— quedó en ver la situación y llamar de vuelta con una respuesta. Llamado que nunca se hizo.

Pero la historia no terminó ahí. La periodista decidió compartir su mala experiencia vía twitter … y parece que a Carozzi no le gustó nada. El comentario que más molestó: «Al menos alguien de Carozzi debió dar la cara y explicar por qué tanto secretismo. En serio, es feo mandar al guardia a echar a la gente». Los comentarios gatillaron una reacción de la agencia de comunicaciones de Carozzi, la cual se quejó, pidió a la periodista que parara de mandar los mensajes y demandó explicaciones.

Parece que ni la empresa ni su agencia de comunicaciones han internalizado el nuevo clima de transparencia post La Polar. Más de alguno considera irónico que la empresa que tiene como slogan “Tu familia, nuestra familia”, no abra sus puertas a la familia del periodismo.

Que diferencia con lo que hizo otra empresa de origen italiano esta semana: Falabella. Tampoco dejó entrar a la prensa, pero sí a la salida sus más altos ejecutivos, Reinaldo Solari, Juan Cúneo y Juan Benavides, se dieron el tiempo de contestar preguntas y conversar libremente.

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