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El litio en Chile: una mirada pragmática hacia la Estrategia Nacional Opinión

El litio en Chile: una mirada pragmática hacia la Estrategia Nacional

Es hora de abandonar las disputas ideológicas y centrarnos en el pragmatismo y la responsabilidad. Chile tiene una oportunidad única de situarse a la vanguardia de la revolución energética, aprovechando al máximo sus recursos naturales en beneficio de todos sus ciudadanos. La Política Nacional del Litio es un paso esencial en esta dirección y merece ser abordada con seriedad, reflexión y visión de largo plazo.


En el paisaje minero de Chile, el litio emerge como un recurso estratégico que podría transformar nuestra economía y situar al país en la vanguardia de la revolución energética. Frente a la reciente presentación de la Estrategia Nacional del Litio, es menester adoptar una perspectiva pragmática y analítica, sin caer en trincheras ideológicas.

La propuesta gubernamental ha sido objeto de críticas, en particular desde sectores empresariales que arguyen una menor atracción para inversionistas y una ineficiencia intrínseca del Estado como empresario. No obstante, es crucial examinar estos argumentos con un enfoque más desapasionado y racional.

En primer lugar, la participación estatal en condición mayoritaria no necesariamente aleja a los inversionistas. La experiencia internacional demuestra que numerosas empresas están dispuestas a colaborar con Estados en la explotación de recursos minerales. Es menester recordar que, en el actual esquema, el Estado aportará el recurso natural, mientras que el sector privado proveerá el capital y el know-how, estableciendo un equilibrio que podría potenciar la eficiencia y rentabilidad.

Por otro lado, la supuesta ineficiencia del Estado como empresario no es una verdad absoluta. Un estudio de la Universidad de Múnich indica que, en 160 casos analizados, la eficiencia fue similar entre empresas públicas y privadas. La clave radica en diseñar reglas, incentivos y regulaciones adecuadas, así como esquemas de gobernanza que permitan una gestión eficiente y transparente.

El caso de Codelco es ilustrativo. La empresa, aunque estatal, ha demostrado consistentes mejoras en eficiencia, innovación y rentabilidad. Su gobierno corporativo reformado y la dirección de CEOs de clase mundial son un ejemplo de cómo una empresa pública puede ser competitiva en el mercado global.

La creación de sociedades anónimas protegidas por regulaciones que evitan la “captura política” es un paso adicional en la dirección correcta. El desafío es actuar con pragmatismo y rapidez, asegurando que el Estado capture el mayor valor posible por la explotación de un patrimonio de todos los chilenos.

La Estrategia Nacional del Litio, que aún no es una política, pues aún faltan detalles e instrumentos específicos de los que dependerá en gran medida su éxito, representa una alternativa razonable y pragmática en las circunstancias actuales. La solución vía Codelco parece ser una decisión táctica y sensata, pues la evidencia histórica y empírica respalda una mayor captura de ingresos con participación estatal en vez de royalties. En cuanto a Enami, y de cara a enfrentar un desafío de esta envergadura, requerirá una reforma que asegure un gobierno corporativo de calidad y enfocado en el mejor resultado de la compañía de acuerdo al mandato del dueño (Estado).

En resumen, es hora de abandonar las disputas ideológicas y centrarnos en el pragmatismo y la responsabilidad. Chile tiene una oportunidad única de situarse a la vanguardia de la revolución energética, aprovechando al máximo sus recursos naturales en beneficio de todos sus ciudadanos. La Política Nacional del Litio es un paso esencial en esta dirección y merece ser abordada con seriedad, reflexión y visión de largo plazo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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