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Mariana Kersz, sexóloga: “Nuestros orgasmos son nuestra responsabilidad” BRAGA Lic. Mariana Kersz vía Instagram

Mariana Kersz, sexóloga: “Nuestros orgasmos son nuestra responsabilidad”

Antonia Sepúlveda
Por : Antonia Sepúlveda Periodista en El Mostrador Braga.
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Mariana Kersz es Licenciada en Psicología especialista en Terapias de Pareja con orientación Sistémica. Recientemente, publicó de la mano de Ediciones Urano “Un viaje al placer”, un libro que nos invita a redescubrir la sexualidad femenina a través de un recorrido por la historia de la misma, así como los mitos y realidades que existen sobre la anatomía femenina y el placer. “Muchas veces me pasa en el consultorio que llegan hombres casados con mujeres en menopausia que dicen ‘ay es que ella ya no tiene más deseo’, y ellas suelen venir recién a la tercera o cuarta consulta porque no se animan a la primera, y lo que sucede realmente es que nunca pudieron construir una sexualidad plena y placentera, porque ellos al ser tan machistas, tienen este modelo muy falocéntrico de la sexualidad, donde lo único que pasó a lo largo de 20 o 30 años fue el sexo penetrativo, entonces aprovechan ‘la excusa’ de la sequedad vaginal para poner fin a su vida sexual, pero en realidad si esas mujeres hubiesen estado conectadas positiva y placenteramente a lo largo de toda su vida sexual, no sentirían la necesidad de terminar su vida sexual”, comentó la Licenciada en conversación con El Mostrador Braga.


En Un viaje al placer se nos habla sobre todos aquellos tabúes que todavía rodean la sexualidad, más específicamente, la sexualidad femenina, porque se nos ha criado en un mundo en donde aparentemente solo los hombres tienen derecho al placer y al goce, sin embargo, más de la mitad de la población se ha desarrollado sin conocer ni conectar con su sexualidad. Este libro es una invitación a conocerse, conocer sus placeres y dudas.

-El libro toca muchas temáticas de sexualidad en general, pero también sobre la historia de la misma y, sobre todo, la historia de la sexualidad femenina, que fue un tópico investigado mayoritariamente por hombres, ¿crees que en realidad hubo mujeres tras estas investigaciones?  

-Es probable que haya habido mujeres, pero no tenemos la evidencia ni datos científicos al respecto. Era una época donde la mujer en el plano científico no tenía protagonismo, estábamos relegadas al ámbito hogareño, doméstico o a la prostitución. No puedo confirmarte con certezas que hubo mujeres científicas tras estas investigaciones, pero si las hubo probablemente fueron muy pocas y sin trascendencia en lo mediático de ese momento. Me parece que era más rimbombante esto de, por ejemplo, que las trompas de Falopio fueron nombradas tras un hombre, o que la primera vez que se teorizó sobre el clítoris fue un hombre, quien lo “descubre”, y considero que esto es un reflejo de aquella época también. 

-Hay un tema que también me parece muy interesante, que se relaciona con los orgasmos, el placer y los psicofármacos, ¿qué tan real es que los medicamentos psiquiátricos inhiben la sexualidad?

-Eso es real, pero de todas formas pensaba que, bueno, no todas las personas tenemos orgasmos siempre de la misma manera, y los antidepresivos y antipsicóticos, por ejemplo, reducen la capacidad orgásmica, no es que la quitan, pero la reducen. Siento que los médicos psiquiatras deberían comunicar sobre estos efectos adversos; yo he tenido charlas profundas con psiquiatras en relación con esto, porque la mayoría no lo advierte y me dicen: “bueno, es eso, o que se suicide una persona”, que está muy bien, ellos tienen como prioridad la vida siempre, pero la persona también debería ser libre de decidir qué hacer, porque también tiene derecho a saber qué es lo que está tomando y qué efectos tendrá sobre su cuerpo y su vida.

-¿Y no lo considerarías de todas formas una negligencia, considerando que el placer y el deseo son fundamentales también para una salud mental plena?

-Sí, totalmente, y esa mirada es como tener un triángulo y darlo vuelta, entenderlo al revés. Si la persona genera dopamina y serotonina, empieza a estar en contacto con la vida, con el placer, y no solo con el placer sexual, pero en general con sentirse deseada, sentir que deseas, que tiene motivos para salir a conquistar y sentirse conquistada es más probable que todo lo demás funcione de una forma distinta. 

-Y con respecto a estas mismas personas, que muchas veces los psicofármacos implica no poder llegar al orgasmo, cómo explicarles, así como cuentas en el libro, que el orgasmo no necesariamente es la meta en una relación sexual.

-Yo creo que lo primero es informarnos, entender que el orgasmo nunca es la meta, sino que es un proceso, un proceso que tiene que ver también con el título del libro, un viaje que tiene que ver con este devenir, de transitar, y si llegamos al orgasmo estará buenísimo, pero si no, no pasa nada. No tiene que ser una obligación, no tiene que ser un compromiso el orgasmo, es un proceso que vamos a construir con nosotras mismas y que a veces vamos a poder llegar y entonces estaremos muy felices, y otras veces no llegaremos, pero el proceso estuvo genial también. Tiene que ver con esa deconstrucción de lo cuantitativo de la sexualidad, lo que se enumera, lo que es cuantificable, y me parece que ahí es donde tenemos que movernos de estos lugares que terminan siendo muy destructivos, porque aquellas personas que se creen falladas por no tener un orgasmo terminan renunciando a su vida sexual y diciendo no, para qué me voy a gastar en hacer todo esto si al final no llego, o se lo explican a sus parejas sexuales que, a la vez, sienten que están frustrados ellos por no hacerlas a ellas llegar al orgasmo, cuando nuestros orgasmos son nuestra responsabilidad. Lo primero que tenemos que hacer es empezar a funcionar nosotros y nosotras como agentes multiplicadores de la información. 

-Asimismo se habla sobre la industria pornográfica y relevas la figura del porno de mujeres o “porno feminista”, el cual también suele ser bastante criticado, ¿cuál es tu postura respecto a esto?

-Yo pienso que todo lo que venga a sumar aporta, en el sentido de que hasta ahora el único porno que conocemos es el hegemónico, y que viene con un pene gigante y con una vagina súper hidratada, lubricada y divina, muy hegemónicas, y considero importante poder hacer alguna crítica y aportar desde un lugar constructivo con otra mirada. A lo mejor también podemos reflexionar sobre un porno lésbico, por ejemplo, qué pasa con eso, pero yo creo que todo todos los movimientos llevan su tiempo y también la industria del porno. Tampoco es tan sencillo salir de esos espacios hegemónicos, pero yo considero que la crítica por la crítica en sí nunca suma, me parece que está bueno que se empiecen a ver cambios que a veces son imperceptibles, pero que exista una alternativa al porno ya me parece un avance. 

-Uno de mis capítulos favoritos en el libro tiene que ver con el de la menopausia. Muchas mujeres cuando les llega la menopausia dejan su vida sexual de lado, además de que empiezan a tener otros cambios corporales que tiene que ver con la sequedad, etc. ¿Cómo incentivar a esas mujeres a que no abandonen su vida sexual?

-Todo depende mucho de cada persona, pero si estuviste durante toda tu vida sexual, desde los 18 años hasta tus 50, conectada con tu sexualidad y entendiste cómo funciona tu cuerpo, cómo llegar al orgasmo y no te frustraste si no, y si lograste conectar con literatura erótica o con situaciones placenteras para generar dopamina, hacer ejercicio para tener endorfinas, si tuviste una vida sexual plena, la menopausia te pasa por el costado, será una etapa más. Obviamente, los cambios físicos son inevitables, pero vas a poder evitar ese malestar de dejar tu vida sexual de lado. Muchas veces me pasa en el consultorio que llegan hombres casados con mujeres en menopausia que dicen “ay es que ella ya no tiene más deseo”, y ellas suelen venir recién a la tercera o cuarta consulta porque no se animan a la primera, y lo que sucede realmente es que nunca pudieron construir una sexualidad plena y placentera, porque ellos al ser tan machistas, tienen este modelo muy falocéntrico de la sexualidad, donde lo único que pasó a lo largo de 20 o 30 años fue el sexo penetrativo, entonces aprovechan “la excusa” de la sequedad vaginal para poner fin a su vida sexual, pero en realidad si esas mujeres hubiesen estado conectadas positiva y placenteramente a lo largo de toda su vida sexual, no sentirían la necesidad de terminar su vida sexual. 

-Creo que eso es súper importante, el conocer nuestra propia sexualidad, y a propósito de eso, en países como los nuestros la Educación Sexual Integral (ESI) es muy deficiente, ya comentabas que en Argentina existe una ley de ESI garantizada, pero de todas formas existe una ultraderecha que está surgiendo y que está en contra de estas iniciativas, ¿cómo ves el futuro de países Latinoamericanos en esta materia?

-Debemos seguir luchando cada una desde su lugar como un agente multiplicador de la información. No es fácil la tarea que tenemos por delante. Todos los gobiernos van a seguir una estrategia política según su ideología, pero estoy segura de que voy a salir a la calle a manifestarme por mis derechos y los de mis hijos también, no voy a bajar los brazos en esto. No soy una persona militante en general, pero no estoy de acuerdo con que los chicos y chicas no reciban educación sexual. Hoy la propuesta política es sacar la ESI y que los chicos y chicas se eduquen con el porno, literalmente esa es la propuesta que se escucha en los medios, estamos involucionando y yendo para atrás, obviamente no estoy de acuerdo y mi mirada va a ser siempre por defender los derechos y voy a salir a la calle a protestar por ello. 

-Ya adelantabas en la presentación la publicación de una segunda parte de este libro, ¿podrías contarnos qué temas tratarías en este nuevo tomo?

Un placer sin medidas es mi próximo libro y sale dentro de muy poquito y es un texto mucho más cercano, de casos de consultorio, de historias que pasaron y que son reales de gente que pregunta cosas concretas y que está buenísimo poder expresarlas en un libro. También está presente esto de deconstruir esa sexualidad que viene tan empaquetada, tan cuantificada y tan normalizada, para llevarlo hacia un lugar más llano, más pleno.

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