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Carranza, ni loco ni pretencioso: «Los arqueros no ganamos partidos»

Carranza, ni loco ni pretencioso: «Los arqueros no ganamos partidos»

El portero de O’Higgins analiza el puesto, la campaña de su equipo y el dramático diagnóstico del fútbol argentino actual, “donde el fútbol es más feo, porque no está permitido equivocarse”.


El Mercedes deportivo blanco elude la polvareda del último acceso al Monasterio Celeste y, como cada día, es uno de los primeros en estacionarse a pocos metros del pabellón de los vestuarios del centro deportivo de O’Higgins, en Requínoa.“No, para nada, no han sido un parto para mí estos nueves meses en Chile; al contrario, todo ha resultado muy fácil y natural”, grafica el portero Jorge Carlos Carranza su primera etapa en un club que ya lo distingue con la incondicionalidad sagrada de los hinchas y lo posiciona -sin dudas- entre los tres mejores arqueros del fútbol chileno.

El Loco heredó su apodo de tantos otros que -igual que el emblemático Hugo Orlando Gatti- se pusieron el 1 a la espalda para salir a derribar molinos y delanteros.

“La verdad, no sabía mucho a que venía porque desconocía el fútbol chileno. Salvo por amigos, como Juan Manuel Cobo, que jugó acá y me dijo que me viniera a ojos cerrados, que el club era bárbaro. Y me encontré con una realidad que me hizo todo más fácil”, precisa el cordobés, quien cimentó su prestigio en Godoy Cruz de Mendoza.

Evidentemente, es muy diferente el fútbol chileno, en todo sentido, fuera y dentro de la cancha, Jorge…

Es distinto acá, se permite a los jugadores jugar más, intentar hacer buen fútbol. No sé si haya más espacios porque los equipos también presionan, pero existe la libertad para intentar jugar. Las presiones del entorno no son tantas y el jugador tiene la posibilidad de equivocarse. Allá si te equivocas, los técnicos pierden rápido el puesto, es una vorágine donde no está permitido equivocarse. Y la mayoría juega a lo seguro, a dividir la pelota y tratar de que el error sea lejos de tu arco y hace que el futbol sea un poco más feo; eso hace una diferencia.

¿Ya tienes una visión más analítica de los porteros de nuestro medio?

Y bueno, en la Universidad Católica está Franco Constanzo que tiene una trayectoria impresionante y todos conocen su calidad. Y en el medio local hay chicos que me han llamado la atención como muy buenos arqueros: Viana es un buen valor, a Johnny Herrera de nombre lo conocía, pero sin la posibilidad de verlo seguido, y es un buen arquero. El nivel es parejo, no creo que ninguno tenga mucho sobre el resto. En Chile hay potencial y tiene un gran arquero jugando en el mejor equipo del mundo, como Bravo en Barcelona. En el medio local hay dos o tres parejos y están cubiertos por el lado de la Selección. Y si somos muchos los que venimos del exterior es porque es un tema pendiente en las inferiores, aunque acá en O’Higgins eso se trabaja muy bien.

Te tocó una crisis con cambio de técnico incluido, pero ya no hay dudas de tu rendimiento.

Y bueno, he ido de menor a mayor. Arranqué muy bien contra Colo Colo con ese 3-2 en el estadio Monumental, jugando un muy buen partido que me dio sustento para lo que vino después. En algunos partidos todos podemos cometer errores, pero he ido evolucionando muy bien y acá en Rancagua me siento muy cómodo jugando.

¿Qué tan acertada es la afirmación de que los arqueros ganan partidos?

Los arqueros colaboramos para brindarle seguridad al equipo, uno cumple una función que es tratar de evitar que hagan goles y, a veces, pensando en lo que haga el rival. Pero perdemos y ganamos todos, ni siquiera cuando te hacen un gol que no esperas lo pierdes solo, sino porque se aprovechó alguna oportunidad de juego. Esto es un equipo y el arquero está siempre al servicio de lo colectivo.

¿Tuviste opción de volver a un club argentino?

Por ahí se hablaron cosas que fueron ciertas y otras no. Hubo una propuesta muy importante en lo económico de Godoy Cruz, donde me conocen y me llamaron porque pretendían que yo volviera. Mi representante y la gente de Godoy Cruz se comunicaron con los directivos de O’Higgins y ellos no aceptaron de ninguna manera. Era una opción importante, pero también lo es cumplir mi contrato, porque uno es un trabajador de esto. Me dijeron que no se podía porque me necesitaban y está todo perfecto, uno se adapta y respeta lo firmado.

Saliste de la frontera después de los 30, cuando a otros le cuesta mudarse de su país…

He jugado mucho en Argentina, hice mi trayectoria en Primera y en Segunda, y esta es la primera vez que salgo del país. Y fue una decisión acertada: llegué a un club que me brinda todo y, además, es una tranquilidad la estabilidad que ofrece Chile para poder trabajar.

Jorge Carlos Carranza, de tonadita cordobesa y guante blanco en el discurso. Cambió Mendoza por Rancagua y disfruta intensamente la nueva vida en O’Higgins. Al fin, ni tan Loco…

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