La instrucción implícita de «ordenar la casa» con la que fue elegido, no solo le ha traído problemas con los funcionarios, sino que ya empieza también a molestar a algunos parlamentarios que detectaron su falta de manejo político en el trámite legislativo, y en el ejercicio propio de sus funciones. El exfiscal se ha concentrado en una agenda de seguridad y reducción presupuestaria que ya dejó sus primeros heridos en el camino y abrió conflictos con la Cámara de Diputados. Para muchos, el trasfondo de su decisión de postular y llegar a la secretaría general del Senado radica en que este cargo –en el que estará tres años– puede ser el trampolín perfecto para lo que realmente siempre ha querido Guzmán: ser Fiscal Nacional.
Lea la nota más comentada de la semana aquí.