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Obama descubre América

Obama visita ciudad de México, para entrevistarse con el presidente Calderón, y después asistirá a la cumbre de las Américas en Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago. No obstante, las relaciones interamericanas no son primordiales en las preocupaciones de Washington; como lo demuestra que hasta hoy no se designa al Subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos. La razón es muy obvia. Obama recibió un pesado legado de Bush, en el cual la participación de nuestra región es meramente tangencial.


En esa herencia destaca una crisis económica, que al igual que la depresión de la década de 1930, es gravísima, tiene como epicentro Wall Street y contagió al resto del mundo. Más una enorme falla geopolítica, desde la franja de Gaza a la cadena Hindú Kush, la tierra de los pashtunes, en la frontera afgana pakistaní, y que ahora se extiende, además, al cuerno de África, como consecuencia de la actividad de los piratas somalíes.

A ello se añadían las frías relaciones con sus aliados europeos, ahora en pleno proceso de descongelamiento, y, en palabras del Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, el creciente auge de las potencias emergentes, léase BRIC (Brasil, Rusia, India y China), y una transferencia relativa, pero histórica, del poder económico y de la riqueza de occidente a oriente. En resumen, el fin del «momento unipolar» de los EE.UU.,  y el nacimiento de un mundo multipolar o sin polos, en un ambiente de repudio generalizado del resto del mundo al unilateralismo y militarismo de Bush.

Sin embargo, además del interés genérico de todas las potencias globalizadas de mantener buenas relaciones con el resto del mundo, hay ciertos aspectos específicos de nuestra región que le interesan en especial a Washington. Uno de ellos es la frontera con México, en que ha aumentado exponencialmente la violencia porque, al contrabando humano, se ha sumado el de las drogas, de sur a norte, y el de las armas, de norte a sur.

Este problema es esencialmente bilateral. Y Washington, por primera vez, ha reconocido la responsabilidad de su país, tanto en la demanda de drogas como en la oferta de armas; lo que es un gran avance. A ello se suma la inmigración ilegal, en que la solución es competencia exclusiva de Washington. Obama ha tenido el coraje de plantear el tema en un momento en que la oposición a la inmigración es más intensa en razón de la crisis económica.

Otro problema es la relación con Cuba, en que Obama entreabrió la puerta como consecuencia de la convergencia de varias variables. Hace ya algún tiempo que los sectores ilustrados norteamericanos consideran que la política hacia la isla es un fracaso, incluso contraproducente, y se contradice incluso con la que se tiene respecto de Corea del Norte.

Además, las nuevas generaciones de cubano-americanos quieren una política de apertura. Y reparar esa relación es un simbólico «nuevo comienzo» en las relaciones interamericanas. Como lo ha hecho la actual administración con otros países que tienen una importancia estratégica incomparable, como Irán y Siria, manda una señal y reacciona según sea la respuesta. Y lo acaba de hacer respecto de Cuba, estamos en la primera etapa. ¿Será la Cumbre la segunda?

Tercero, y diría más importante, es la relación de Washington con Brasilia, dado el peso político y económico del gigante sudamericano, no solamente en nuestro hemisferio, sino en el mundo. Y las relaciones entre ambos gobiernos, como también las personales entre Obama y Lula, son excelentes.      

Obama llega a Puerto España, como antes a Europa, sin una «gran estrategia», pero esa es precisamente la diferencia con Bush. Es pragmático, conciliador y apegado a las soluciones de derecho y a su institucionalización en organizaciones internacionales. No habla de guerras anticipadas ni preventivas ni de la misión norteamericana de imponer la libertad aunque sea a punta de pistola. Habla de terroristas, pero no de tiranos.

Desmilitarizó la diplomacia, Bush entregaba múltiples funciones a las FF.AA. a pesar de la molestia de generales y almirantes. Llegó a haber más músicos en las bandas militares que diplomáticos y el presupuesto del Pentágono fue 24 veces el del Departamento de Estado. El Almirante Mullen, actual presidente de la Junta de Jefes de los Servicios Militares (el más alto cargo en uniforme), ofreció el 2007 parte de su presupuesto al Departamento de Estado porque los militares deben ser guiados por los diplomáticos.

Obama mantiene un bajo perfil fuera de su país, salvo cuando se programan cabildos abiertos. En la reunión del G 20, en Londres, le dejó el escenario a Gordon Brown, el premier británico. En Puerto España, seguramente hará lo mismo con Lula. En su gira por Europa, que también incluyó la Otan y la Unión Europea, más Turquía, el país musulmán más modernizado, se dedicó a construir en lo que había acuerdo. En el resto, se limitó a sembrar, para cultivarlo y esperar una buena cosechar.

Al revivir el desarme nuclear entre las grandes potencias, Rusia se adhirió con entusiasmo, pretende también fortalecer la no proliferación de las armas atómicas y reconocer, como lo establecen los tratados, que terceros países tienen derecho a producir combustible nuclear para fines pacíficos, situación a que dice aspirar Irán.

El enfoque del Presidente Obama en Trinidad y Tobago, dijo uno de sus asesores, será de escuchar e intercambiar información, considerando a la Cumbre como el principio de una forma de interactuar con este hemisferio y revigorizar la relación mutua. Todo ello, añadió, en un ambiente de dignidad, igualdad y respeto mutuo. En resumen, un nuevo comienzo.

Estamos en un continente democrático y pacífico y Estados Unidos debe observar la producción y desarrollo, no sólo el tráfico de drogas y el crimen organizado, dijo Lula durante una visita a Washington en febrero. El canciller brasileño Amorín sostuvo que Cuba debería volver a la OEA. Hizo presente que todos los países americanos tienen relaciones con La Habana, con las excepciones de El Salvador, que las tendrá dentro de poco, y EE.UU. No obstante, concluyó, que ni los cubanos ni nosotros queremos transformar esta cumbre en una confrontación entre Estados Unidos y América Latina.

Al parecer, temas tan conflictivos en el pasado, como la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la Doctrina Monroe, de los que nadie se acuerda, ya son parte de la historia. Y es de esperar, como dijo un diplomático brasileño, que quienes actúan en forma «sonora» no cierren el diálogo entre Washington y La Habana, que podría tener como broche de oro la devolución de la administración de Guantánamo a La Habana, ya que la soberanía de ese lugar sigue siendo cubana.

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