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BBC News Mundo

Un paraíso tropical armado

El Caribe es sinónimo de vacaciones idílicas con sol y arena blanca, aunque algunas de sus islas también sufren tasas “excepcionalmente altas” de homicidios, según un informe de la ONU. Entérese por qué.


Para muchos, las islas de El Caribe son mar cristalino, hoteles de lujo y paisajes de ensueño. Pero varias de ellas también tienen un lado oscuro: tráfico de drogas y altas tasas de homicidios.

El martes, por ejemplo, las autoridades de Jamaica incineraron más de 2.000 pistolas y revólveres ilegales, muchos de ellos decomisados en operativos policiales, como parte de un programa para reducir el narcotráfico y la violencia, dos temas que -además del turismo- aparecen vinculados a Jamaica en los titulares de prensa.

Simultáneamente, el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó en Puerto España, Trinidad y Tobago, un informe en el que alerta que los índices de homicidios en varios países de la región -con la excepción de Surinam o Barbados- son “extremadamente altos” para los estándares mundiales.

Sobresalen dos ejemplos, según las cifras que ofrece Naciones Unidas: la propia Jamaica, que si bien logró reducir el número de homicidios ha tenido en los últimos años el tercer índice más alto del mundo en este rubro; y Trinidad y Tobago, cuya tasa se multiplicó por cinco entre 1998 y 2008.

La tendencia de la tasa de homicidios en otros países de la región, como Antigua y Barbuda, Guyana y Santa Lucía, también es creciente.

La principal fuente de la violencia en esos países proviene de organizaciones y bandas criminales, cuyas actividades están ligadas con frecuencia al tráfico de armas o de drogas.

En la última década, según un informe de 2011 de la oficina de la ONU para las drogas y el crimen (UNODC), la importancia de El Caribe como un centro de distribución de drogas pudo haber caído. Esto se debe a la búsqueda de nuevas rutas por parte de los capos y a una mayor presión de las autoridades.

Sin embargo, el documento señala que las recientes cifras demuestran que la región puede estar adquiriendo importancia de nuevo.

Pobreza, drogas y violencia

Los países de El Caribe tienen dos condiciones que favorecen la presencia de narcotraficantes: por un lado están ubicados estratégicamente en rutas por donde se transporta droga desde países productores en Sudamérica a países de tránsito en Centroamérica y de ahí a mercados como Estados Unidos o Europa.

También están ubicados en medio de un flujo que va en la dirección opuesta, el de las armas que van mayoritariamente de Estados Unidos a Sudamérica.

Por el otro, sus instituciones son generalmente débiles y, según el informe del PNUD, los crímenes asociados a estas actividades rara vez generan arrestos o condenas.

Helen Clark, exprimera ministra de Nueva Zelanda y actual directora del PNUD a nivel mundial, considera que hay una tercera razón, un motivo subyacente: la pobreza.

“El empobrecimiento de sectores de la población lleva a que algunas personas no puedan encontrar una forma de ingresar a la economía formal, cayendo así en manos de narcotraficantes o gánsteres, así que hay un sustento económico para lo que luego es un problema extremadamente importante a nivel social y de orden público”, le dijo Clark a BBC Mundo desde Trinidad y Tobago.

El profesor Corin Bailey, de la Universidad de las Indias Occidentales, explica a su vez que estos factores se traducen en altos índices de violencia en la región.

“Esta asociación con el narcotráfico ha moldeado de muchas maneras el panorama criminal de El Caribe”, le explicó a BBC Mundo desde Barbados.

“Está vinculado al incremento de crímenes violentos y a crímenes como el lavado de dinero y la corrupción de funcionarios”.

América Latina

Ivelaw Lloyd Griffith, un profesor de Guyana que se especializa en la criminalidad y la seguridad en El Caribe, prefiere ser cuidadoso cuando se analizan las cifras.

Explica que el tema de los altos niveles criminales en la región no es nuevo, mas sí persistente o creciente en la mayoría de casos.

Añade que la violencia El Caribe debe diferenciarse de la de América Latina, donde habitualmente hay poblaciones más grandes e instituciones más capacitadas para afrontar los retos del narcotráfico y la violencia.

“Se debe entender de manera diferente a como se ve en países como Guatemala, El Salvador o incluso Colombia”, explica en diálogo con BBC Mundo.

“El crimen organizado no es tan organizado en El Caribe comparado con esos países”, y añade que en lugares como Santa Lucía o Guyana las redes criminales son “sueltas” o hay capos individuales.

Griffith resalta que una excepción notoria es Jamaica, un país de tránsito para las drogas pero también productor importante de marihuana a nivel regional, y con estructuras más claras.

Su capo más conocido, Christopher “Dudus” Coke, fue extraditado a Estados Unidos y manejaba una organización criminal que se extendía muy lejos de las fronteras de la pequeña isla caribeña para traficar marihuana, cocaína y armas.

Atracción para los jóvenes

Si bien la situación en América Latina es diferente a la de algunos países de El Caribe, parte de la solución consiste en trabajar en ambas partes, según Helen Clark.

“Para afrontar este problema se necesita una interacción cercana entre las instituciones (…) en varios países”, dice la exprimera ministra.

“Para que se dé esa interacción tiene que haber confianza en la integridad de esas instituciones. Parte de la respuesta, entonces, tiene que ser aumentar el nivel de integridad de la policía, el sistema judicial y los guardaespaladas, entre otros”.

“Por supuesto tiene que haber una respuesta de orden público, pero también es importante tener un enfoque más amplio que mire la marginación y el empobrecimiento, que pueden alimentar la atracción de los jóvenes para ingresar a estas bandas muy violentas”, concluye.

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