A lo largo de la historia, la gran mayoría de las mujeres morían poco después de la menopausia, y las que sobrevivían la experimentaban como una señal de deterioro físico inminente e inevitable. Con el correr del tiempo, vemos que la esperanza de vida de una mujer es 80 años y que podrá vivir treinta años más como una persona activa, inteligente e influyente.
Esta nueva etapa se produce cuando los estrógenos producidos por los ovarios de la mujer han descendido en un porcentaje importante, trayendo síntomas como: los bochornos y sudoraciones, el cambio constante de genio, irritabilidad y menos tolerancia, afectando así la vida cotidiana, personal de sus parejas y familias. Cabe destacar que también los huesos empiezan a ponerse más frágiles debido a una reducción en la masa ósea.
El impacto que tiene ignorar los síntomas de la menopausia puede causar efectos negativos no solamente en la calidad de vida sino también en la salud a largo plazo. Para ello es muy importante: visitar al médico anualmente, mantener una alimentación adecuada, evitar el consumo de alcohol en exceso, no fumar cigarrillos ni drogas, practicar regularmente ejercicios y dormir lo necesario.
Los cambios en el cuerpo debido a la falta de estrógeno causan en la mayoría de las mujeres una sensación de sentirse mal consigo misma y en consecuencia con su entorno. En las últimas décadas se han manifestado algunos aspectos para manejar esta época y poder vivirla plenamente.
La recomendación médica para controlar los cambios provocados por el climaterio de manera que alteren lo menos posible la vida cotidiana de las pacientes, es el uso de estrógenos, los cuales se combinan con un progestágeno en mujeres con útero.
Entre estos tratamientos de reemplazo hormonal destaca un nuevo fármaco con drospirenona, que además de disminuir significativamente los síntomas propios de la menopausia, evita la retención de líquidos, por lo que su peso se mantiene estable e incluso puede disminuir. Asimismo ayuda a prevenir la pérdida de masa ósea, eleva los niveles de colágeno, y reduce la grasitud de la piel gracias a su acción antiandrogénica y tiene además un efecto favorable en la tensión arterial. . En conclusión, mejora la calidad de vida de la mujer.
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Manuel Parra Armendáriz es Profesor Asistente de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Chile
