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Un poco más allá del todos ganaron

La elección municipal muestra tendencias de un cambio político que no se aprecia con la lectura global de los resultados de los grandes conglomerados. No sólo la carrera presidencial está abierta, sino también la parlamentaria, pues los «descolgados», expulsados, renunciados, etcétera tendrán un po


Por Carlos Huneeus*

El análisis de los resultados de los comicios municipales del domingo 26 de octubre se ha centrado en el desempeño de las coaliciones –Concertación, Alianza y Juntos Podemos- y de los partidos. Con la excepción de la caída del PDC, todos los demás se dan como ganadores. No es un hecho nuevo en Chile, pues la incapacidad de admitir las derrotas y errores también se da en el mundo de los negocios.  Una mirada más pormenorizada muestra más aspectos y da cuenta de un cambio en marcha que se puede explicitar en las elecciones del 2009.

En primer lugar,  los dirigentes de los partidos de la Concertación mostraron falencias en el reclutamiento de buenos candidatos, indispensable para que los ciudadanos los apoyen. El PS recurrió en Concepción a un candidato que había sido derrotado  el 2000 por la alcaldesa de la UDI y en La Florida, a un actor de telenovelas, que sí triunfó. El PPD recurrió al ex ministro de la secretaría de la Presidencia, Alvaro García, para suceder a Cristina Girardi en Cerro Navia, una comuna popular.  García, académico y vinculado a las empresas, era una persona ajena a un distrito en que el senador Guido Girardi (PPD) ha desarrollado una amplia red de relaciones políticas, que demostró ser intransferible. Además, cargaba la pesada mochila de Inverlink, que obviamente jugó en su contra.

La Alianza arrasó en alcaldes, pero lo logró con votos de concertacionistas,  que reconocen la labor realizada por los ediles que iban a la reelección o rechazaron a los candidatos del bloque oficialista.

Dos, el desorden  en la Concertación la perjudicó en alcaldes, por el apoyo entregado a “descolgados” que fueron elegidos en desmedro de candidatos del oficialismo. El senador Navarro (PS) apoyó a ex socialistas en Talcahuano, Lota y San Pedro. El presidente del PPD apoyó a un “descolgado”  de su partido en Arica, que ganó y que reincorporará a su colectividad en gloria y majestad.

Tres, los partidos, de gobierno y oposición, no pueden seguir  sin definiciones sustantivas sobre los grandes problemas que inquietan a los ciudadanos: ciudades sin jardines y con proliferación  de torres que dan una mala calidad de vida; deterioro del medio ambiente; educación pública de deficiente calidad, etc. Los candidatos deben defender los intereses de los ciudadanos y no mirar principalmente los intereses de los grandes empresarios.  En Vitacura, el alcalde Raúl Torrealba (RN), que está desde 1996, vio desplomada su votación a 56.5% (obtuvo 74.74% el 2004) por el independiente de derecha, Rodolfo Terrazas, que obtuvo 32.31%, frente al escaso 8.55% del abanderado de la Concertación, del PPD, un empresario del negocio de pubs y restaurantes.

Terrazas recibió un apoyo transversal por haber  organizado la agrupación ciudadana “Salvemos Vitacura” que logró detener un negocio inmobiliario de enormes dimensiones, apoyado por el edil, que contemplaba la construcción de decenas de torres en una importante avenida de la comuna. Si hubiera habido otro Terrazas en Providencia, se habría detenido la construcción de  Costanera Center, que creará un caos urbano de proporciones.

Cuatro, hay que hacer una cuidadosa comparación entre los resultados de 2004 y 2008, con cambios que dan cuenta de procesos más complejos, que se deben medir con la calculadora.  Se resalta el triunfo de la candidata del PC en Pedro Aguirre Cerda por el pacto por omisión con el oficialismo (52.6%), pero el 2004 ambas coaliciones sumaron 65%, es decir, hubo una caída de 13 puntos.

Cinco, hubo un mal desempeño de las “encuestas” de los candidatos. Las caras de sorpresa en la noche del domingo  mostró que ellas no advirtieron el clima nacional de mayor competitividad que existía un mes antes de los comicios, demostrado en la encuesta CERC. Tampoco informaron del mal (o excelente) ambiente que tenían los candidatos en las capitales de regiones y en Santiago. Estas fallas se explican no sólo por errores técnicos, sino también por el conflicto de intereses entre publicistas y encuestólogos, que cooperan en integración vertical en las campañas contratados por candidatos, con los cuales tienen una relación laboral.

En síntesis, la elección municipal muestra tendencias de un cambio político que no se aprecia con la lectura global de los resultados de los grandes conglomerados. No sólo la carrera presidencial está abierta, sino también la parlamentaria, pues los “descolgados”, expulsados, renunciados, etcétera  tendrán un poder electoral que difícilmente podrá frenar el sistema binominal.

*Carlos Huneeus es director del CERC.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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