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Agricultura 2.0

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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¿Cómo se explica entonces que Chile se encamine al sitial de Potencia Agroalimentaria y Forestal? La respuesta es «agricultura de precisión», e implica conocimiento fino de la actividad, planta por planta.


Por Rodrigo Álvarez Seguel*

Chile posee pocos suelos cultivables en comparación con los más connotados países exportadores agrícolas y forestales, como Australia, Canadá, EE.UU. o México. Sin embargo, en los recientes años nuestro país se convirtió en líder en exportación de frutas frescas en el Hemisferio Sur. A los envíos ya tradicionales -manzanas, uvas y otros- se ha sumado la palta Hass, que nos sitúa en el tercer lugar mundial, tras México y EE.UU. La tendencia es tan sorprendente (hay más de 40 mil hectáreas y se expanden al 10% anual), que en 2010 el país comenzará a exportar a México, un competidor directo al cual el mundo debe la génesis de esa especie de palta.

¿Cómo se explica entonces que Chile se encamine al sitial de Potencia Agroalimentaria y Forestal? La respuesta es «agricultura de precisión», e implica conocimiento fino de la actividad, planta por planta, para determinar cuánta agua, fertilizante, etc., requiere un cultivo, además de información precisa sobre la calidad y tipo de suelo, rendimiento de especies, disponibilidad de agua (riego tecnificado), características agroclimáticas, etc.

En definitiva, no dejar nada al azar.

El sector exportador chileno es reconocido en el mundo por su enorme potencial de innovación. Las grandes confederaciones -Asoex, Fedefruta, FDF, etc.- disponen, por ejemplo, de unas 80 estaciones meteorológicas propias, para tomar decisiones sobre la base de información oportuna y de alta precisión, y adelantarse así a los vaivenes atmosféricos. Esto disminuye la vulnerabilidad de nuestra agricultura, en el trasfondo de los cambios climáticos que ya se observan en el territorio y que implicarán, en el futuro, comportamientos meteorológicos extraños.

Por su parte, el Gobierno de la Presidenta Bachelet, a través del Ministerio de Agricultura, dotará desde 2010 al país de un Sistema de Información Territorial, para que las 100 comunas rurales más pobres de Chile cuenten con información ambiental pública a través de Internet. Esto se suma a un programa nacional para prevenir fenómenos climáticos y modelar posibles cambios a causa del calentamiento global; y un programa de aptitud frutícola, que dará libre acceso a la información sobre precisión agrícola para los productores campesinos. Además, en el transcurso de 2010 el país pondrá en órbita al satélite SSOT (Sistema Satelital de Observación Territorial), en especial beneficio de las metas agroexportadoras de Chile.

Al consolidarse esta infraestructura, sin embargo, el país debe abocarse rápidamente a garantizar la sustentabilidad ambiental y social de su paradigma. Esto debe traducirse en la incorporación de los nuevos estándares ambientales internacionales. A saber, la  huella de carbono (dada la importante cantidad de emisiones de CO2 que registra el país) y la huella del agua (toda vez que la demanda agrícola de este recurso aumentará 20% en 2015). El desafío incluye, finalmente, definir cómo distribuiremos la nueva información satelital, para asegurarnos de que los beneficios del paradigma también lleguen a los pequeños y medianos agricultores.

*Rodrigo Álvarez Seguel es Director ejecutivo del Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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