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¿De qué hablamos cuando hablamos de integración social?

Alejandra Ugarte
Por : Alejandra Ugarte Periodista. Encargada de Comunicaciones de la Fundación Gestión Vivienda.
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Ese es el marco teórico de nuestro trabajo, el denominado Urbanismo Social, concepto que entiende la urbanización como un marco integral que busca intervenir un territorio en toda su complejidad, entregando a los habitantes excluidos no solo acceso a servicios básicos, sino que también recreación, participación política y social, devolviéndoles su condición de ciudadano desde todos los ámbitos, construyendo ciudadanía y ciudad desde los barrios.


En teoría, todos estamos de acuerdo en integrar a aquellos que se encuentran marginados de los niveles de bienestar alcanzados por un país. En relación a las políticas habitacionales, en general, podemos decir que en Chile hemos avanzando en términos de cobertura (acceso a soluciones habitacionales y a servicios básicos como agua potable, alcantarillado y electricidad). Sin embargo existen aún muchos desafíos pendientes en términos de mejorar la calidad de las viviendas y su localización para la integración.

El barrio “Mujer de Esfuerzo”, ubicado en la comuna de Renca, es una iniciativa que ejemplifica que la integración es posible cuando invertimos no solo en la infraestructura de las viviendas y los entornos, sino que en algo que podríamos llamar la infraestructura social de los barrios. “Mujer de Esfuerzo” surgió oficialmente en diciembre del año 2009 cuando se entregaron soluciones habitacionales a 150 familias en un barrio que entregaba una plusvalía a las personas que construiría allí sus nuevos hogares, debido a su localización -pese a que se construyó sobre un basural de 3 metros de profundidad que fue removido y rellenado adecuadamente para la construcción-.

[cita]Ese es el marco teórico de nuestro trabajo, el denominado Urbanismo Social, concepto que entiende la urbanización como un marco integral que busca intervenir un territorio en toda su complejidad, entregando a los habitantes excluidos no solo acceso a servicios básicos, sino que también recreación, participación política y social, devolviéndoles su condición de ciudadano desde todos los ámbitos, construyendo ciudadanía y ciudad desde los barrios.[/cita]

El terreno, ubicado en calle Brasil, se emplaza en un contexto urbano bien localizado y equipado (cercano a colegios, paraderos de locomoción colectiva, consultorios o centros de salud, supermercados, comisaría de carabineros, entre otros). Por otra parte, el sector ha albergado un fuerte desarrollo inmobiliario durante los últimos años, característica que inserta a los nuevos vecinos en un barrio “acomodado” de la comuna, pese a la amenaza inicial de discriminación. De hecho, en un principio los habitantes de los barrios aledaños temieron que la inserción de viviendas sociales en su territorio dañara la imagen y calidad de vida de su entorno.

Tres años después, la realidad ha demostrado lo contrario. Los prejuicios preliminares de los vecinos respecto a las “costumbres” de los nuevos propietarios se derrumbaban con el primer diagnóstico que se aplicó a los postulantes. El estudio reveló que los temas que más les preocupaban eran la prevención del consumo de drogas, de la violencia y del alcoholismo; la necesidad de generar espacios seguros, iluminados, con puntos de recreación, áreas verdes, plazas; y la demanda de facilidades para mantener la limpieza (existencia de contenedores de basuras, por ejemplo).

A partir del trabajo que desarrolló la comunidad, con el apoyo de organizaciones que promovieron su desarrollo social, “Mujer de Esfuerzo” actualmente cuenta con una fuerte red local de vinculación con instituciones como Conace, la Fundación Kairos, y grupos de jóvenes voluntarios, por dar solo algunos ejemplos. Para coordinar todas las actividades en torno al barrio la comunidad se organiza en comisiones temáticas, como la agrupación de mujeres a cargo del fomento y construcción de áreas verdes, quienes han logrado donaciones del Parque Metropolitano, instalar juegos infantiles a través de fondos concursables y construir una multicancha a partir de la gestión de donaciones. Todas estas acciones han permitido construir un barrio que convive armoniosamente con los vecinos del sector, generando algunos hitos de encuentro, como la sede social del condominio, por ejemplo.

Sin embargo, los temores se repiten cuando comienza la implementación de proyectos de vivienda que intentan ser un aporte a la integración social.

A partir del año 2009 comenzamos a desarrollar una iniciativa habitacional similar a la de Renca, al elegir un emplazamiento que promoviera la integración: los proyectos Punta Del Sol 1 y 2 de Rancagua, los que además de contar con una excelente localización, fueron trazados por la oficina de arquitectura Elemental, con un diseño que permite ampliaciones, e instala un “ADN” de clase media a las construcciones, entregándoles la posibilidad de incrementar su plusvalía en el tiempo.

Los temores y las críticas a este proyecto no tardaron en aparecer. Se crearon páginas en facebook de vecinos que se oponían a la instalación de este nuevo barrio y se interpuso un recurso de protección en contra del proyecto habitacional. Pese a lo anterior, los obstáculos han sido superados y en marzo del próximo año 206 familias recibirán sus viviendas definitivas, insertas en un condominio que contará además con dos centros comunitarios.

Las dificultades que hemos tenido que sortear reflejan claramente el “estado del arte” en materia de disposición a la integración. Es cierto que todos esperamos aumentar la plusvalía de las propiedades en las que decidimos invertir el fruto de años de trabajo. También es real que buscamos entornos de calidad, seguros y limpios. Pero la experiencia ha demostrado que la integración es posible cuando construimos capacidades para que las nuevas comunidades autogestionen las mejoras de sus barrios.

Ese es el marco teórico de nuestro trabajo, el denominado Urbanismo Social, concepto que entiende la urbanización como un marco integral que busca intervenir un territorio en toda su complejidad, entregando a los habitantes excluidos no solo acceso a servicios básicos, sino que también recreación, participación política y social, devolviéndoles su condición de ciudadano desde todos los ámbitos, construyendo ciudadanía y ciudad desde los barrios.

¿Estamos dispuestos?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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