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El fanatismo político

Por: Germán Gómez Veas, Académico y Consultor en materias de liderazgo y gestión educacional


Señor Director:

Ya nadie tiene duda respecto de que, desde la actual interlocución que llevan entre sí los políticos, está emergiendo con fuerza un nocivo fanatismo. Basta observar las discusiones sordas e indiferentes, que buscan imponer un juicio excluyente a toda costa, negando la mínima posibilidad de predisponer un diálogo razonado, o de abrirse a matices, o de insinuar alternativas.
Chesterton, con su sabiduría tan singular, expresó que “el fanatismo es la incapacidad de una mente para imaginarse otra mente. El fanático está entre los más pobres de los hijos de los hombres. Tiene un solo universo”. Dicho de otro modo, la incapacidad de imaginar alternativas, retuerce, desnaturaliza, corrompe, y tergiversa intrínsecamente la preliminar capacidad crítica o propositiva del fanático.
Pues bien, los políticos que cultivan una idolatría ideológica están desnaturalizando por completo aquello por lo que muchos han dado su vida: componer un país libre, democrático, respetuoso, tolerante, y honorable.
Para contrarrestar esta epidemia, me parece imprescindible fomentar el pensamiento crítico, con el volumen suficiente para inspirar diálogos racionales que como marco de interlocución establezcan la dignidad de la persona y los valores inconfundibles de una sociedad libre.

Germán Gómez Veas
Académico y Consultor en materias de liderazgo y gestión educacional

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