Casi 8 años han pasado desde que ingresó por primera vez el proyecto de ley de tenencia responsable de mascotas al Congreso, inicialmente, como un proyecto sobre el control de razas peligrosas. De vez en cuando, el Senador Girardi y otros involucrados, declaran que ‘está por aprobarse’, sin embargo, hace casi 2 años que la Comisión Mixta encargada del próximo trámite de dicho proyecto de ley no ha sesionado y, según señalan, están en espera del presupuesto correspondiente. En su estado actual dicho proyecto de ley requiere perfeccionarse considerando la opinión de expertos de diversas áreas. Pero para este fin, el proyecto debe avanzar a una instancia que permita realizar dichas mejoras.
¿Es la tenencia irresponsable un tema país? Definitivamente. Este juicio es compartido por epidemiólogos, ecólogos, veterinarios, ganaderos y agrupaciones animalistas. En primer lugar, los perros en situación de abandono y mantenidos inapropiadamente son animales expuestos permanentemente a maltrato. Ejemplos en nuestro país sobran: los perros que han sido arrastrados desde autos, el caso del perro quemado con agua caliente en Santiago centro, o peor aún, los perros abusados sexualmente a solo cuadras del Congreso. Hace poco vimos cómo un perro fue apaleado en Recoleta. En este caso, tanto agresores directos y los pseudo dueños que lo mantenían en la calle son responsables de la tortura a que fue sometido. Debemos entender que si los únicos afectados por la tenencia irresponsable de mascotas fuesen solo los propios perros, la alteración de su bienestar ya es motivo suficiente para que un grupo humano que se declara íntegro reaccionase a la paupérrima situación en que están estos animales en las calles y campos. Pero el problema no se acota sólo a ellos.
En segundo lugar, los perros representan un grave problema de salud pública. Diariamente, toneladas de fecas se liberan en la vía pública en todo país. Dichas deposiciones pueden contener parásitos que en algunos casos pueden infectar personas y ocasionar enfermedades. Otro ítem son las mordeduras. Los perros muerden a 59 mil personas al año en Chile, dejando distintos niveles de secuelas, incluso la muerte. Recientemente, una nota periodística reportaba ataques de perros a personas bañándose en el mar en Antofagasta, en una situación digna de ciencia ficción.
Tercero, la depredación de ganado por parte de perros es una tremenda preocupación en comunidades rurales del país. El Programa de Desarrollo Local y el Programa de Desarrollo Territorial Indígena son programas financiados por el Ministerio de Agricultura, cuyo fin es entregar asesoría técnica y educativa a pequeños ganaderos de subsistencia. Es decir, familias en una situación económica compleja que poseen pocas cabezas de ganado, principalmente para autoconsumo. En una encuesta que realizamos este año a los encargados de las unidades territoriales de estos programas en todo el país, pudimos cuantificar que de acuerdo a su experiencia en terreno, los ataques de perros son la mayor causa de pérdida de ganado en este sector social vulnerable. De acuerdo a la información recabada, los perros son un problema mayor que la depredación de animales por carnívoros nativos (como pumas y zorros), enfermedades, y robos. Un solo ataque puede ocasionar la pérdida del 80% del rebaño.
[cita tipo=»destaque»]¿Es la tenencia irresponsable un tema país? Definitivamente. Este juicio es compartido por epidemiólogos, ecólogos, veterinarios, ganaderos y agrupaciones animalistas. En primer lugar, los perros en situación de abandono y mantenidos inapropiadamente son animales expuestos permanentemente a maltrato. Ejemplos en nuestro país sobran: los perros que han sido arrastrados desde autos, el caso del perro quemado con agua caliente en Santiago centro, o peor aún, los perros abusados sexualmente a solo cuadras del Congreso[/cita]
Como cuarto y último punto, los perros constituyen un serio problema medioambiental. Una encuesta del Ministerio de Salud en el año 2006 reveló que para las personas, los perros son considerados el mayor problema medioambiental de su entorno. Otra encuesta del Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el año 2012 obtuvo conclusiones similares. Pero otra gran arista de las alteraciones medioambientales ocasionadas por la tenencia irresponsable de perros son los efectos que tienen sobre nuestra fauna nativa. Es un consenso científico internacional que los perros, así como otros depredadores introducidos por el humano en nuevos ecosistemas, son una amenaza seria y real para la conservación de la biodiversidad planetaria. Chile no es la excepción. Hoy basta con utilizar un buscador en internet para encontrar ataques y depredación de perros sobre pudúes, huemules (en grave peligro de extinción), guanacos, pingüinos, güiñas, aves en humedales y sus huevos, entre otros. Según datos de la Corporación Nacional Forestal, 155 especies chilenas han sido afectadas. No obstante, los perros también producen otros efectos no letales sobre fauna nativa, por ejemplo, determinando la distribución local de las especies así como en la transmisión de enfermedades. Trabajos de los profesores Silva-Rodriguez y Acosta-Jamett, entre otros, entregan evidencia de estos efectos en Chile.
La evidencia apunta a que muchos de los perros que se mueven libres en ciudades y áreas rurales tienen dueño, o que fueron abandonados en sectores rurales desde ciudades. Por lo tanto, las consecuencias sociales, económicas, y medioambientales de los perros abandonados y mal mantenidos en Chile son producto de la irresponsabilidad de las personas y las políticas públicas que no han abordado la magnitud del problema. El resultado es una situación vergonzosa, reflejo del estado ético y político de esta sociedad. Políticas públicas en los últimos 20 años se han enfocado mayoritariamente en programas municipales de esterilización con un limitado impacto y presupuesto. Modelos matemáticos desarrollados en Brasil han determinado que las esterilizaciones desarrolladas por un corto tiempo y a un grupo reducido de perros en relación al total (como las ejecutadas en el marco del Programa Nacional de Tenencia Responsable del gobierno), es la peor opción en términos de costo efectividad. De hecho, sin efecto.
A nuestro entender, una ley de tenencia responsable es el primer y más importante paso para reducir la población flotante de perros y sus consecuencias. Es clave para lograr este objetivo disminuir fuertemente el abandono de perros, tanto en contextos urbanos como desde las ciudades hacia sectores rurales. Sin la interrupción de este flujo continuo de animales no hay estrategia de control poblacional que se proyecte como exitoso. Debemos entender que frente al escenario actual este será un proceso que ya tomará al menos un par de décadas, y más preocupante aún es la proyección de no hacer nada. Hoy se estima que el número de perros por persona en Chile continuará aumentando, por lo que ignorar esta situación solo nos llevará a una crisis mayor. Este no puede ser un tema presupuestario.
¿Cómo es que autoridades no han advertido que este es un problema mayor que requiere políticas de largo plazo? ¿Cómo es que la información ya disponible sobre los efectos en biodiversidad y el potencial de una crisis de salud pública compartidos por la comunidad científica en el país no han sido suficientes de alertar a las autoridades? La invisibilización del problema es también producto de la falta de canales formales entre una comunidad de expertos y quienes toman decisiones. La ausencia de la ley de tenencia responsable en la precampaña de las presidenciales no solo habla de serios vacíos en políticas económicas, ambientales, y de salud pública. Esta ausencia también habla de la falta de coordinación entre organismos de gobierno, y la carencia de canales formales para que la ciencia y el conocimiento experto en el país se conecte y transmita a las agencias encargadas de tomar decisiones. Como ya mencionamos, los perros son un problema para las personas, así como la tenencia irresponsable es un problema para los perros. Señores presidenciables, este es un tema urgente.