Señor Director:
Este mes de septiembre, con la celebración de las Glorias del Ejército finalizaron los aniversarios y conmemoraciones de las Fuerzas Armadas, oportunidades en que sus Comandantes en Jefe señalaron en sus discursos o entrevistas, entre otras cosas, la necesidad de acercarse a la sociedad y la importante labor que cumplen durante catástrofes.
Sin embargo, el rol de las FF.AA. para este siglo XXI debe ir más allá de la defensa de la soberanía y apoyo ante desastres naturales. El sector defensa tiene que asumir, al igual que en otros países desarrollados e incluso de la región, la función complementaria de ser un motor de desarrollo económico y potenciar una base industrial de defensa focalizada en productos duales (uso civil y militar) con capacidad de integrarse al tejido industrial nacional.
Un primer paso es hacer reconocible los temas de interés en común entre el mundo académico (universidades y centros de investigación), el sector industrial y las FF.AA., es decir, que entre ellos conozcan sus capacidades, necesidades y trabajen en soluciones.
El mundo actual es muy complejo para creerse autosuficiente, la tendencia es el trabajo multidisciplinario. Por lo anterior, se requiere por ejemplo, integrar la tecnología que incorporan al país las FF.AA. con sus sistemas de armas y equipos, con el conocimiento experto y laboratorios de las universidades y el aporte innovador y económico de la industria. Sin embargo, para lograr la sinergia de la unión de estos tres sectores, indudablemente es un requisito que el gobierno genere políticas públicas que incentive las prácticas de la industria 4.0 con proyección de futuro, y en lo particular impulse las instancias, plazos y directrices para la conjunción de esta triada conformada por la industria, el mundo académico y la defensa.
Benjamín Riquelme Oyarzún
